Una nueva agresión contra Cuba se organiza desde el exterior, para el próximo 15 de noviembre, con el empleo de agentes internos. La agresión proviene del gobierno de Estados Unidos y sus intentos de alterar la tranquilidad ciudadana y dañar la paz social del país isleño, según denuncias del Canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla.
La denuncia fue realizada en una presentación ante el Cuerpo Diplomático acreditado en la Isla. “El eje central de esta operación organizada desde centros de poder en Estados Unidos, en ejercicio de la política oficial del gobierno de EE.UU., con intervención de altos funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y otras agencias, con la intervención permanente de senadores y congresistas anticubanos, conducen a consecuencias que en otros países han provocado conflictos y guerras militares”, afirmó Rodríguez. El intento norteamericano es “mostrar a Cuba como un Estado fallido, lo que catalogó de “infructuoso, desesperado y tonto”. Se trata, dijo el diplomático, “un pretexto para el recrudecimiento del bloqueo y la aplicación de las 243 sanciones de Trump, que se mantienen vigentes bajo la administración de Biden”. Rodríguez Parrilla sentenció que se trata de una operación que se organiza desde el punto de vista material y práctico, en lo fundamental, desde territorio de los Estados Unidos, que conecta con grupos violentos con pasado y presente de acciones terroristas contra el pueblo cubano. El funcionario cubano informó que, solo durante el mes de octubre, la embajada de Estados Unidos en La Habana, ha publicado en Twitter un total de 59 mensajes, 36 de los cuales están relacionados con un intento de alterar la estabilidad interna de Cuba, lo que se suma a un total de 29 declaraciones del gobierno de Estados Unidos y de figuras influyentes del Congreso de ese país, con el objetivo de instigar a acciones de desestabilización en la Isla.
Declaracion internacional de solidaridad
Una declaración solidaria con el pueblo y gobierno cubanos fue firmada por decenas de ex mandatarios, intelectuales, dirigentes políticos y sociales, deportistas, periodistas. Entre ellos, Dilma Roussef, Adolfo Pérez Esquivel, Raúl Zurita, César Luis Menotti, Leonardo Boff, Chico Buarque, Piedad Córdoba, Ignacio Ramonet, Atilio Boron y Frei Betto. Un llamado “una vez más al gobierno de Estados Unidos a que cese el inhumano bloqueo contra Cuba, y a que detenga sus tentativas de desestabilizar a una nación”. La denuncia de que EU “viene invirtiendo millones de dólares en la creación de ‘disidentes’, de ‘opositores’, irrelevantes al interior de Cuba”, asignando “millones de dólares para promocionar la subversión interna”.
A la comunidad internacional
Estados Unidos mantiene contra Cuba un bloqueo por más de sesenta años. Desde la década de los noventa del siglo pasado, Washington dictó una serie de leyes que lo endurecieron aún más, tratando de cerrarle posibilidades para la compra de alimentos, buscando doblegar a su pueblo por hambre.
Tan solo el gobierno de Donald Trump emitió 243 medidas que afectan mucho más a la economía de Cuba, buena parte de ellas durante la pandemia del Covid-19. Ellas siguen vigentes con el gobierno de Joe Biden.
El objetivo no ha cambiado: asfixiar a la economía cubana y provocar sufrimientos a su población para que se revuelva en contra del gobierno revolucionario.
Washington ha desoído con arrogancia la condena anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que exige poner fin a este inhumano procedimiento.
Paralelamente, desde hace décadas el gobierno estadounidense viene invirtiendo millones de dólares en la creación de “disidentes”, de “opositores”, de todo tipo, irrelevantes al interior de Cuba pero enaltecidos por la prensa internacional con el propósito de dañar la imagen de la revolución y así fundamentar la aplicación del criminal bloqueo.
Con ello también busca el aislamiento de Cuba, siendo uno de los objetivos primordiales el que la Unión Europea rompa sus relaciones.
Sin ocultarlo, asigna millones de dólares para promocionar la subversión interna, llamando a la desobediencia civil, la anarquía y el caos, con el único fin de acabar con el actual sistema político e instaurar uno que responda a sus únicos intereses.
Nada le importan a Washington los inmensos logros de la revolución en materia científica que, entre otros, logrará que dentro de pocas semanas Cuba sea el primer país del mundo con toda su población vacunada contra el Covid-19, y con vacunas propias. Aunque Washington hizo hasta lo imposible para que Cuba no pudiera adquirir ni jeringuillas con las cuales aplicarlas.
Washington, además de contar con la complicidad de la gran prensa corporativa, también se apoya en individuos que desde la Florida, principalmente, arman campañas que llaman a salir a la calle a protestar violentamente con el fin de derrocar al gobierno.
Al interior del país, sujetos que se sienten respaldados y protegidos por Washington, usando como bandera la difícil situación económica debido al bloqueo (situación aumentada por el Covid, como en todas las otras naciones), llaman a manifestaciones subversivas. Lo hacen sin importarles las leyes vigentes que prohíben todo atentado al sistema político vigente, como es lógico en todos los estados del mundo. Y mucho más cuando es incitado por una potencia extranjera.
Nosotros, que a continuación firmamos, llamamos una vez más al gobierno de Estados Unidos a que cese el inhumano bloqueo contra Cuba, y a que detenga sus tentativas de desestabilizar a una nación que en ningún momento ha realizado acciones contra su seguridad; que mucho menos se ha inmiscuido en sus asuntos internos, ni llamando a la ciudadanía estadounidense a que subvierta el orden establecido, a pesar de los múltiples y graves problemas sociales internos que tiene esta potencia mundial.
10 de noviembre del 2021.