Los hechos que caracterizan a la realidad nacional vivida en los últimos tiempos muestran una involución histórica del país con una vuelta al pasado de inestabilidad política e imposibilidad en la consolidación de un esquema jurídico estable con pugnas entre la Función Ejecutiva y Legislativa. Dicha involución en el panorama político nacional muestra la fragilidad del sistema democrático del Ecuador, situación que reproduce hechos que han tenido lugar a través de los 40 años de democracia formal como el derrocamiento de presidentes y la fuga de políticos fuera del país. Los acontecimientos acecidos dan cuenta de una evidente crisis político institucional referida a los acontecimientos que tuvieron lugar en la Contraloría general del Estado, Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y Defensoría del Pueblo. En el ámbito legislativo, el país confirma un deterioro de la confianza ciudadana en la institucionalidad con una Asamblea Nacional que, a pocos meses de instalada, pierde legitimidad con solo un 20% de aceptación ciudadana.
Los síntomas de ingobernabilidad han vuelto a poner en el tapete de las opciones políticas a la muerte cruzada, alternativa constitucional que implica que el primer mandatario cierra la Asamblea Nacional, llama a elecciones que deben materializarse en los siguientes seis meses y, hasta entonces, gobierna vía decretos ejecutivos urgentes.
En esa perspectiva, el país constata en su historia que los enfrentamientos con irreconciliables pugnas de poderes que condujeron a la destitución de presidentes, se produjeron siempre en un contexto de movilizaciones de amplios sectores sociales y maniobras jurídicas en la interpretación de la ley en el seno del parlamento y la vigilancia de las FFAA, como supuestos garantes del orden democrático. Situación del pasado que tiende a repetirse en las actuales circunstancias.
Escenarios de la confrontación
Los escenarios que se proyectan confirman que la crisis política no muestra un claro viso de solución inmediata. Los porfiados hechos hablan por sí mismos. En el contexto de la investigación legislativa en el caso Pandora Papers, el presidente Guillermo Lasso se niega a concurrir a la Comisión de Garantias en la Asamblea Nacional, negándole competencias para realizar la indagación. Los legisladores subrayaron que corresponde al Pleno de la Asamblea, como máximo organismo de decisión del Parlamento, definir el procedimiento a seguir e insisten en volver a convocar a Lasso para este viernes. La Fiscalía General del Estado, por su parte, abrió una investigación previa en contra del presidente Guillermo Lasso por presunta defraudación tributaria.
La negativa presidencial de asistir a la comisión de la Asamblea ya es noticia internacional. El mandatario ocupa las portadas de diarios europeos, como Le Matin, de Suiza, que tituló: “Citado en los documentos de Pandora, el presidente Lasso se niega a testificar”. El medio alemán Deutsche Welle (DW) publicó información relacionada, bajo el titular: “Lasso se niega a comparecer ante el Congreso de Ecuador (…) Por ello, muchos observadores sospechan que las razones para la declaración del estado de excepción son muy distintas a la de la lucha contra la violencia en el país. Es aterrador que Lasso amplíe el concepto de delincuentes y terroristas para incluir a quienes protestan, como los indígenas, los cultivadores de arroz o las organizaciones de transporte”.
En tanto, sectores indígenas de la Conaie y sindicalistas del FUT han convocado para este martes a movilizaciones ciudadanas de alcance nacional con desplazamiento a la capital. Lasso ha respondido convocando a sus partidarios al Palacio de Gobierno, en demostración de estar dispuesto a una confrontación callejera. Apoyado en el Estado de Excepción que decretó, el presidente faculta a las fuerzas policiales y militares al uso progresivo de la fuerza represiva, acción concomitante con la advertencia presidencial de defender la democracia en las calles.
Frente al escenario de ingobernabilidad evidente, el mandatario no descarta la aplicación de la prerrogativa constitucional de aplicar la muerte cruzada, según la cual disuelve la Asamblea Nacional, renuncia a su cargo, llama a elecciones presidenciales y legislativas y, en tanto, en un plazo de seis meses, gobierna por decretos presidenciales. Sin embargo, la extinción de las dos principales funciones del Estado, lejos de facilitar la cogobernabilidad y permitir el fortalecimiento de las instituciones democráticas implica el recrudecimiento de los problemas entre las funciones del Estado, dilatación de los debates legislativos y la paralización en el desarrollo de proyectos políticos a largo plazo. No existe en la actualidad causales ni motivación suficiente para aplicar esta opción constitucional.
Tampoco hay garantías de que los cesados en sus funciones -presidente y legisladores- vuelvan a ser elegidos por el pueblo. En tal sentido, el presidente Lasso experimenta una pérdida de aceptación popular, provocada, presumiblemente, por la crisis carcelaria, eliminación de ciertos subsidios a los combustibles, impulso a las polémicas reformas laborales y tributarias, y el reciente escándalo vinculado con los denominados “Pandora Papers”. Situación que coloca al Ejecutivo en una posición en extremo difícil, cuando su capacidad de maniobrabilidad política se ha reducido significativamente. Observadores coinciden en que la disolución de la Asamblea Nacional por parte del Ejecutivo podría significar el resurgimiento del protagonismo de fuerzas políticas opositoras al actual gobierno como UNES y la consolidación de nuevos bastiones políticos del movimiento indígena organizado en la CONAIE. En una primera conclusión, la aplicación de la muerte cruzada resulta poco probable, por las repercusiones políticas que conlleva.
El devenir institucional del país, a corto plazo, dependerá del tratamiento que se dé a los problemas sociales existentes: crisis carcelaria, desempleo y la inseguridad y de la dinámica que adopte la confrontación Ejecutivo-Legislativo. El futuro político nacional sigue siendo incierto, hasta entonces el país emprende una vuelta al pasado.