Con un concierto realizado en el Dome de San Luis, que inicia la gira internacional “No filter”, los Rolling Stones rindieron tributo póstumo al Charlie Watts. El baterista de toda la vida estuvo ausente, pero su imagen en fotografías biográficas proyectadas al ritmo de batería en un gran mural sobre el escenario, lideró la presentación de la legendaria banda británica. Con derroche de energías, Keith Richard, Mick Jagger y Ronnie Wood agradecieron la fervorosa ovación de miles de fans: “nos ha tocado vuestra reacción”, dijeron. Watts fue reemplazado por el percusionista Steve Jordan, quien recibió la bienvenida “a la familia Stones” por parte de Jagger. La gira internacional de The Rolling Stones que había sido programada para el 2020, fue diferida por la pandemia y luego del tributo fúnebre a Watts “todo será como siempre”, con la omnipresencia de los integrantes, su nuevo compañero y música rock de altísimo nivel.
El show abrió con el tema Street fighting man, y continuó con el himno Its only rock and roll, alternado por palabras de Mick Jagger quien dedicaba el concierto en despedida a Watts, fallecido en agosto de este año: “Este es el primer concierto que hacemos sin él, echaremos mucho de menos a Charlie dentro y fuera del escenario”, afirmó el vocalista del grupo. También fue la oportunidad de estrenar el nuevo tema Living in a ghost town, compuesto en la pandemia e interpretado por Keith Richard. Aunque el instante apoteósico llegó cuando Jagger entre una mezcla de rock y blues interpreto Midnight Rambler mientras recordaba el primer concierto ofrecido en San Luis en 1966.
El público recibió con entusiasmo a Steve Jordan tras la batería, un músico que no es desconocido por su ya larga relación con los Rolling Stones. Una veintena de canciones clásicas de la banda dieron vida durante dos horas “al mejor concierto” del grupo, según los asistentes. The Rolling Stone irrumpió sobre el escenario con la mítica energía que caracteriza a la legendaria agrupación británica. Poderoso sonido, rutilantes luces crearon al ambiente propicio para despedir a Watts en un derroche de vitalidad. Después de tocar su himno Satisfaction para cerrar el concierto, los tres sobrevivientes al gran ausente se unieron en un abrazo. Desde las alturas, sobre el escenario la imagen de Charlie Watts observaba con una sonrisa de complacencia.