Hay quienes, entre la vida y la muerte van y vienen, transitando la memoria. Hablar de Juan Valdano es hablar en su memoria y de la memoria que el escritor cuencano (1938-2021) registró del país y de su historia.
Hurgando en la memoria histórica, Valdano adviene reconstructor de la identidad ecuatoriana a través de textos historiográficos novelados. Bien apunta Yanko Molina en revista Rocinante: “La reconstrucción de la historia en las novelas de Juan Valdano se hace desde la voz de sus personajes, pero no por eso se abandona la reflexión sobre la identidad ecuatoriana, tema que cubre la casi totalidad de la obra”. Una obra reconocida dentro y fuera del terruño natal, como lo evidencian más de 30 libros publicados por el autor azuayo en diversos géneros, ensayo, novela cuento y relato breve. No menos importante es su labor periodística plasmada en más de 500 artículos de opinión que publicó durante una década en la página editorial del diario El Comercio de Quito.
Su constante hurgar en los acontecimientos históricos lo llevó a ser miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y miembro Correspondiente de la Real Academia Española. Destacó como conferencista sobre cultura, políticas culturales, literatura ecuatoriana e hispanoamericana en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España, Argentina, Chile e Italia.
Una obra identitaria
La novela histórica de Valdano, género que cultivó con lucidez de investigador, encuentra resonancias en una constante indagación de la identidad ecuatoriana, labor tesonera que realiza desde la creación literaria en obras que obtuvieron el beneplácito de la crítica especializada.
Su novela más representativa acaso sea Mientras llega el día (1990) -llevada al cine en el 2004 por el realizador Camilo Luzuriaga- resultó finalista en la primera Bienal de la Novela Ecuatoriana. La obra se basa en la revolución de Quito que acaeció entre 1809 y 1810, hecho que marca el inicio del movimiento independentista en la América colonial. Constituye “una propuesta original de la historia del Ecuador -ha dicho Nicole Fourtané-, al situar al mestizo en los cimientos del orden nuevo, un mestizo libre de todos los resentimientos inherentes al contacto prolongado de las razas y de los conflictos ancestrales, la propuesta de Valdano trastorna los enfoques tradicionales y ofrece una lectura novedosa de la aventura de la independencia; al mismo tiempo, invita a cada hombre a abrirse a lo nuevo para buscar la justicia y la libertad”.
Acerca de los cuentos de Juegos de Proteo, Modesto Ponce ha destacado que “la fantasía, la imaginación, el desborde envuelven a los relatos de Valdano; más aún, los sostienen. No obstante, la coherencia, la verosimilitud, la organización de los contenidos y la precisión del lenguaje permiten que el lector, sin sobresaltos ni imprevistos, aunque sí con descubrimientos, avance sin detenerse en los diferentes niveles y claves”. Otras apreciaciones críticas se refieren a que Valdano “exhibe un profundo dominio en la caracterización de los personajes y en el entramado narrativo de las aventuras”
La fecunda trayectoria literaria de Valdano lo hicieron acreedor, en tres ocasiones distintas, al Premio Joaquín Gallegos Lara por sus obras Anillos de Serpiente (1998), La Celada (2002) y Juego de Proteo (2009). Sería en agosto de 2020, que Juan Valdano recibe el premio nacional Eugenio Espejo, en literatura, conferido por el Estado ecuatoriano, consagrando una trayectoria notable. La muerte sorprende a Juan Valdano el 2 de agosto de este año, en plena fecundidad de su oficio, e inicia el periplo por los dominios de la historia cultural del país.
Valdano regresa a Casa Égüez en la memoria reflexiva del Conversatorio con Bruno Sáenz, Fernando Tinajero y Francisco Proaño Arandi; meritorio homenaje en la semana de reapertura del centro cultural del barrio América, evento que tendrá lugar hoy a las 19h00.