En el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) del barrio San Juan, se dan cita las casas culturales de Quito con una muestra que busca visibilizar quiénes son, qué hacen qué sueñan, y que durará hasta el 24 de octubre. La iniciativa impulsada desde diversos colectivos culturales de Quito cuenta con el apoyo de la cooperativa de ahorro Jardín Azuayo que entre sus propósitos “busca crear una sociedad de personas, no de capitales, estimulando la economía popular y solidaria”.
Según David Samaniego, gestor cultural, es una exposición de Memoria sobre espacios y casas culturales de Quito, que observan comunes características: multiplicidad de actividades artísticas, vinculación con la comunidad y sus barrios y un permanente desarrollo de artistas, a través de varios emprendimientos. La idea nació a partir de una investigación inicial realizada en el mes de mayo para detectar a las casas culturales y entender al actor social aportando a sus procesos y actividades en el ámbito de la cultura. Se busca, según Samaniego, un entendimiento entre iguales, sin condicionamientos de ninguna naturaleza sino entender su lógica y convertirlos en sujetos de apoyo financiero.
Los diversos espacios culturales muestran sus propias cartas de presentación, en definiciones breves que acompañan las fotografías de la exposición que registran sus actividades.
La cita cultural convocó a Casa Uvilla, “ecosistema vivo latente, organismo que atraviesa el tiempo”. Centro Cultural Rompecandados, en Chillogalo, donde “siempre va gente rara, se disfrazan, tocan instrumentos y van a jugar con papeles con colores”. Espacio Cultural Corazón de Fuego, semilla de rebeldía y comunidad, “espíritus libres que ponen color a este mundo gris”. Casa Mitómana donde “el compartir de los conocimientos es horizontal e incluyente, donde todos se repiensan, y se redefinen las cosas para actuar de nuevo”. Centro Cultural Independiente Turubamba-La Changa, un sitio en el que “toda una zona es un solo color y no hay texturas”. Centro Sociocultural El Útero, que “nace en un mundo hostil para el arte y que lleva el nombre de uno de los discos de Nirvana”. Centro Cultural A Contraluz, “un espacio que alberga nuestros sueños bajo el lema de educarnos para educar”.
La muestra fotográfica en el Centro de Arte Contemporáneo, que incluye diversas actividades, se propuso visibilizar a los espacios culturales urbanos y darles un reconocimiento. Además, producir, próximamente, un libro que narre las experiencias de las casas culturales de la ciudad de Quito, como expresión que constituye un “conjunto de procesos donde se elabora la significación de las estructuras sociales, se la reproduce y transforma mediante operaciones simbólicas”. Una forma de entender la cultura, como algo que se comparte, que está relacionada con la vida colectiva, bajándola del olimpo elitista e impulsar, de esta manera, la gestión cultural traducida en actividades vistas desde la lógica de emprendimientos que forman parte de la economía popular solidaria. Enhorabuena.