En rigor, como dice Iván Égüez, las puertas nunca estuvieron cerradas, porque él y los fantasmas entraban y salían para trabajar encerrados, apoyados únicamente por la decisión de hacerlo y la fidelidad de suscriptores y lectores de la Campaña de Lectura Eugenio Espejo. Mes a mes Librería Rocinante galopó los campos yermos de la cultura desolada por el virus de la orfandad cultural del país, para llegar con Revista Rocinante y el libro del mes, a los hogares ecuatorianos. Librería Rocinante, sitio de encuentro con la buena lectura y ahora con servicio de cafetería para animar una buena tertulia, trae múltiples novedades para celebrar un encuentro con el libro y la lectura.
Amplia, Casa Égüez, en sus espacios ventilados se respira el aire fresco de nuevos eventos culturales, nuevos actores, nuevos gestores para un público renovado que viene a disfrutar de clubes y talleres, conciertos, lanzamiento de libros, exposiciones de arte y clases de música, pintura y dibujo. La casa dispone de sala de conciertos con su respectivo piano, biblioteca, salas multiusos, y patios para presentaciones de teatro. Estos son los escenarios del reencuentro cultural.
Si bien sus puertas permanecieron entrecerradas o entreabiertas para el público, por obligado confinamiento pandémico que nos alejó por más de un año, hoy se abren de par en par para recibir a los amigos y amantes de las manifestaciones culturales y el arte.
En la agenda de la semana de reapertura Centro Cultural Casa Égüez propone una oferta de lujo. El día martes 21, a las 19h00, tendrá lugar el concierto de la pianista ecuatoriana Andrea Almeida Hayek, con estudios en el exterior nos trae, de Rusia con amor, toda la experiencia adquirida en la cuna de grandes músicos universales. Con aquilatada trayectoria artística, poseedora de un talento cincelado por una solvente formación profesional, Andrea ofrecerá un concierto interpretando ese día a Chopin, Raschmaninov, Villa-Lobos, Schumann y a los compositores latinos E. Florencia y M. Noboa. Andrea ha expresado, “me emociona mucho, porque voy a tocar en un lugar muy hermoso y la importancia que tiene es grande”.
El miércoles 22, a las 19h00, el teatro en Casa Egüez recibe a la eterna niña de las tablas, Juana Guarderas, actriz y gestora cultural pondrá en escena todo el talento adquirido en una notable trayectoria. Lo hará con el monólogo La Venadita, de Susana Pautasso. Será una experiencia lúdica para quien se resiste a ser adulta en el teatro, su espacio natural «para seguir jugando», esta vez en la reapertura de Casa Égüez: “Me siento encantada y muy agradecida…para mí es un honor”, reconoce con estusiasmo.
El jueves 23 continúa la programación de reapertura con un conversatorio de la memoria de Juan Valdano, Premio Eugenio Espejo y autor de la novela histórica Mientras llega el día. El viernes 24, a las 19h00, la programación en Casa Égüez se viste de gala con la actuación del tenor Paul Villavicencio y su selecto repertorio de música tradicional ecuatoriana y otros ritmos.
La casa ha sido tomada por poderosas fuerzas, como en el cuento de Cortázar. La fuerza espiritual de gente que apostamos por la cultura como expresión de libertad y convivencia entre los seres humanos. No solo la elevada cultura consagrada por la burocracia oficial, sino la cultura democratizada en cada expresión popular, cotidiana y al alcance de todos. Porque la casa no son las paredes, puertas y ventanas, sino las gentes que la visitan, como bien dicen los anfitriones.
Emulando a Proust, vamos en busca del tiempo perdido confinados el cuerpo y el espíritu. Queremos revivir Casa Égüez, y en ella, a su gente asidua al disfrute de la vida cultural de la ciudad de Quito. Sobrevivir a la orfandad en pandemia, sin recursos de ningún otro tipo que no sea la iniciativa privada y personal de sus directivos y colaboradores, no es cosa fácil. Luchar contra molinos de viento que desde el Estado continúan en pasiva contemplación de logros ajenos, sin asimilarlos, peor impulsarlos, es tarea quijotesca. No obstante, todo esfuerzo se compensa con aquella verdad con la que nos recibe la casa, escrita en el muro de la entrada: «antes de entrar ya estabas aquí; quedarás aquí cuando salgas». Bienvenidos.