Septiembre es un mes transcendental para los chilenos, todo lo importante en Chile parece ocurrir en el mes que empieza la primavera, pero además es el mes de evocación de los duros inviernos chilenos. Los muertos y desaparecidos víctimas de la dictadura militar que tiranizó al país desde septiembre de 1973, parecen cobrar vida en la memoria del pueblo de Neruda, Víctor Jara, y miles de compatriotas suyos, hombres y mujeres, que murieron este mes torturados, asesinados o desaparecidos en el fascismo, por militares a órdenes de Pinochet.
Un luchador cuya vida y la de su compañera, entregados ambos a registrar las imágenes del cine revolucionario de Chile, es por estos días motivo de recordación a propósito de la exhibición en Santiago del documental de Patricio Guzmán, La batalla de Chile, transmitido por el canal La Red. Jorge Müller, camarógrafo de ese filme, junto a su compañera Carmen Bueno, cineasta, ambos sufrieron prisión y tortura y luego fueron desaparecidos por elementos de las FFAA y de la policía chilena.
El revelador filme de Patricio Guzmán exhibido en meritoria pauta informativa por el canal alternativo La Red, hizo posible que nuevas generaciones accedieran a un documental elocuente sobre el proceso que vivió Chile ente los meses de septiembre de 1970 y septiembre de 1973. Para los chilenos de generaciones anteriores debió ser un reencuentro con el Chile de las movilizaciones masivas, del debate cotidiano, de la confrontación que dejó al descubierto los intereses contradictorios que marcaron la historia de Chile en esos días.
En opinión del periodista chileno Hugo Guzmán, “el trabajo de La batalla de Chile es uno de los más enriquecedores en cuanto a información y documentación del período del Gobierno Popular que lideró el presidente Salvador Allende, sobre todo por el testimonio de protagonistas sociales, es decir, mujeres, trabajadores, pobladores, dirigentes sindicales, y también por la voz de empresarios, conservadores, militares y dirigentes de gremios. Se pueden ver y escuchar intervenciones del presidente Allende que son claves respecto al proceso 1970-1973. Fue el trabajo de un equipo excepcional y el material es vigente y necesario a casi mitad de siglo de aquellos acontecimientos”.
En el equipo de producción del filme estuvo el camarógrafo Jorge Müller Silva y realizó un impecable trabajo profesional que vino a engrosar su aquilatada trayectoria en filmes de Chile Film como Reportaje a Lota, La tierra prometida, La Expropiación y Realismo Socialista. Trabajos en las que participó su compañera, Carmen Bueno, con quien compartió filas en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El destino los unió en la vida y en la muerte, victimas del odio y la alevosía con que actuaron los efectivos militares de la dictadura más oprobiosa de los años setenta, suceso que dejó una estela de miles de asesinados y desaparecidos dentro del país y millones de exiliados chilenos por el mundo.
En la mañana de un día de noviembre de 1974, Müller, junto a su compañera, Carmen Bueno, fue detenido en Santiago, por un grupo de agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina). Ambos fueron llevados, primero, al centro de detención y tortura de Villa Grimaldi, y luego a un centro similar, Cuatro Álamos. Los dos fueron torturados, incomunicados y mantenidos ilegalmente presos hasta mediados diciembre de 1974. Fueron sacados de Cuatro Álamos, de acuerdo al testimonio de varias y varios detenidos, y nunca más se supo de ellos. Pasaron a formar parte de la lista de detenidos desaparecidos, seguramente ejecutados por militares y carabineros, según relata Guzmán.
Durante la dictadura, la Corte Suprema y otras instancias del Poder Judicial chileno rechazaron los recursos de amparo y peticiones de investigación sobre la detención, secuestro y desaparición de Jorge Müller y Carmen Bueno. La Fiscalía Militar cerró el caso dejando en la impunidad a miles de crímenes cometidos por la dictadura pinochetista, sin investigar las denuncias de violación a los derechos humanos y de enriquecimiento ilícito del dictador Augusto Pinochet en el tráfico de drogas y otros negocios ilegales.
La insistencia de familiares, amigos y abogados de derechos humanos, permitió que finalmente se efectuara un proceso judicial, que llevó a cabo el magistrado Hernán Crisosto. Se acreditó el delito de detención ilegal, de torturas y desaparición. Fue procesada una cincuentena de agentes de la Dina, la mayoría del Ejército, culpables de la acción criminal contra Jorge Müller y Carmen Bueno. Entre ellos, fueron condenados César Martínez, Pedro Espinosa, Raúl Iturriaga y Miguel Krassnoff, según trascendió en la crónica de esos sucesos.
Hoy los chilenos, con memoria insumisa, sin perdón ni olvido, evocan este mes de septiembre los crímenes, la lucha y la esperanza en días mejores para la tierra de Neruda y Mistral. En esa memoria perviven Jorge y Carmen, dos jóvenes profesionales de la comunicación y del arte cinematográfico que registraron a costa de su propia vida, una trama oscura de la historia de su país.