Por Rafael Urriola U.*
En Chile un país de 20 millones de habitantes, el Producto Interno Bruto (PIB) se elevará en 11,2% en 2021 según el Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central. Este repunte muy significativo y el más importante en América Latina implicaría recuperar la situación prepandemia antes de octubre de este año que alcanza a cerca de 300.000 millones de dólares. Asimismo, el desempleo en el trimestre mayo-julio llegó a 9,6% y se espera que alcance al nivel pre pandemia de alrededor de 7% en el último trimestre, aunque aún persisten diferencias en el total de las personas activas. Decir que lo que sucede es “pese al gobierno” suena agresivo, pero es absolutamente inobjetable porque el gobierno se ha opuesto a las políticas más importantes que han permitido este repunte económico y del empleo.
En efecto, si no se hubiese inyectados 50.000 millones de dólares (17% del PIB) con los retiros de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y alrededor de 15.000 millones hasta ahora con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) otorgado por el Estado, ni la economía ni el empleo estarían en el nivel que se observa en las estadísticas. Debe recordarse que el gobierno se ha opuesto a todos los retiros de fondos de AFP y que el IFE tuvo que ampliarse por presión de los propios parlamentarios oficialistas superando la idea inicial que reservaba este beneficio solo a los más pobres tal como se había destinado al principio de la pandemia. El ministro del trabajo, Patricio Melero, hasta hace poco diputado declaró este martes: «Las cifras de recuperación del empleo confirman que estamos tomando las medidas adecuadas». No obstante, el 6 de junio Melero con respecto al retiro de fondos desde las AFP declaró: “Soy diputado de la clase media de Chile, y con la convicción de que esto los perjudica, votaré en contra».
En mayo de 2021, la semana posterior a que la población diera un enorme respaldo en la votación nacional para Constituyentes a los candidatos que generaron y surgieron del estallido social iniciado en 2019, recién la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó de forma unánime el proyecto de ley para otorgar un Ingreso Familiar de Emergencia ampliado para familias de 3 y 4 integrantes y con duración de al menos 3 meses y medio y además haciendo este beneficio extensivo al 100% de las familias inscritas en el Registro Social de Hogares (RSH). Anterior a esto el beneficio estaba restringido a cerca de la mitad de estos hogares. En mayo el IFE alcanzó a 5,7 millones de hogares o sea, el 75% de la población.
Costó mucho que el gobierno aceptara subir el monto y la cobertura del IFE pero siempre lo hizo con la intención de evitar la aprobación de los retiros de fondos desde las AFP lo cual no consiguió. El fracaso de la dinámica de contención permitió la inyección de recursos que sustenta el dinamismo de la economía. El economista J. M. Keynes en los años 30 del siglo pasado insistió en que el Estado puede limitar que las crisis golpeen aún más a los sectores vulnerables, proporcionando empleos que mantengan la demanda efectiva y, encadenadamente, que mantengan la producción de las empresas. Esta política que tuvo muchos años de éxitos en la Europa de post guerra, fue retrocediendo ante la irrupción mundial del neoliberalismo que redujo la intervención del Estado pero, sobre todo, llevó a extremos nunca antes conocidos en la concentración de la riqueza en los países. Chile es de los países más desiguales de una región, América Latina, que, a su vez es la más desigual del mundo.
Con todo, el financiamiento estatal para combatir la pandemia ha sido modesto en relación a otros países (5% del Producto Interno Bruto (PIB) en circunstancias que, por ejemplo, el aporte fiscal para mitigar los impactos de la pandemia en Estados Unidos ha llegado al 16% del PIB).
En efecto, el gran aporte en Chile lo han hecho los propios trabajadores (17% del PIB sin contar un eventual cuarto retiro desde las AFP que se debate actualmente en el Congreso) a costa de reducir parte de sus jubilaciones. Claro está, si las personas -sin distinción- prefieren sacar sus fondos es porque las (AFP) lograron un enorme consenso en ser un sistema incapaz de entregar pensiones dignas como lo prometieron sus inventores. Las AFP prestan dinero barato a las empresas a costa de los recursos de los futuros pensionados. El hermano del presidente Piñera, creador del modelo, dijo en varias oportunidades que este era un mecanismo para obtener fondos para las empresas.
En concreto, ya sea para reponer el déficit fiscal del 2021 y 2022. como para ampliar las capacidades para mejorar las pensiones básicas de quienes lo requerirán -mas temprano que tarde- es necesario que ahora las candidaturas que postulan en Chile este 21 de noviembre de 2021 a la presidencia de la República expliciten los mecanismos de financiamiento de los costos de la pandemia así como la manera en que se implementará una reducción gradual de las transferencias monetarias para evitar las políticas de shock neoliberales que intentan hacer “pagar la cuenta” a los programas sociales para mitigar los impactos económicos de la pandemia, en lugar de establecer impuestos permanentes a los que pueden pagar y eliminar exenciones y elusiones que deben permitir que el presupuesto público de Chile pase de 23% del PIB a no menos de 30% que es el promedio de los países OCDE.
*Master en economía pública y planificación. Economista de la salud. Catedrático y consultor internacional en materia de salud y economia.