En un día histórico Richard Carapaz, el ciclista carchense, da una medalla de oro olímpico a Ecuador en ciclismo, ingresando al Olimpo de los deportistas más destacados del mundo. El humilde muchacho nacido en el Carchi, Ecuador, se impuso de manera sorprendente sobre los grandes del deporte del pedal con categoría mundial.
El ciclista del INEOS se marchó solo con McNulty, al que superó antes de llegar a la raya final. Wout Van Aert ganó a Tadej Pogacar en el sprint del grupo de los favoritos y fueron plata y bronce. En una carrera soberbia, peleada pedal a pedal, Carapaz fue descontando el tiempo y la distancia a sus competidores, alado sobre el caballito de acero, iluminado con vocación de victoria, con un corazón gigante para dar al país la más grande alegría de la historia deportiva ecuatoriana.
La forma como Richard Carapaz logró la medalla olímpica destaca por la nobleza y temple como el oro que hoy cuelga de su pecho generoso. El ciclista ecuatoriano lanzó dos ataques oportunos. El primero para abrir el hueco con los favoritos y el otro para despegarse de Brandon McNulty e irse triunfal hasta la meta que alcanzó en un tiempo de seis horas, cinco minutos y 26 segundos.
Un deporte noble
El deporte del ciclismo nos hace sentirnos más y mejores ecuatorianos, con fe en un futuro sustentado en un presente de gloria deportiva. Un deporte de muchachos nobles, luchadores, solidarios con el equipo e imponentes cuando se trata del triunfo individual.
La lección de capacidad y lucha de Richard Carapaz, valores galardonados por el oro del triunfo olímpico, es un ejemplo de templanza e inteligencia competitiva que debemos imitar para ser mejores seres humanos. Enorme ejemplo para emular en todas los instantes de la vida cívica del país, un ejemplo digno que nos llena de orgullo y nos da empuje para recuperar un Ecuador que se había sumido en la desesperanza. El joven Richard nos devuelve la esperanza que es el dínamo de la vida y razón de ser grandes. Que este triunfo nacional no deje de iluminar todo aquello que el país emprenda en las más nobles causas colectivas.
Que el oro obtenido en dura lid brille junto a tu corazón noble y generoso. Gracias, Richard, por este hermoso amanecer, por estas lágrimas de alegría enorme que nos sacas del alma.
!Qué los dioses del Olimpo te agasajen y bendigan por siempre, ciclista gigante!