Luego del deplorable episodio del programa La PostaXXX emitido por el canal de televisión incautado por el Estado, Tc Televisión, caben preguntas de fondo: ¿Qué hacemos como sociedad con espacios televisivos como La Posta? ¿Acaso no existe justicia en el Estado mestizo capaz de poner a raya a los odiadores racistas? ¿No se supone que somos un Estado unitario, plurinacional e intercultural garantizado en la Constitución de la República, no genera aquello deberes y derechos a todos los ciudadanos sin distinción de raza, color u origen social, cuáles derechos constitucionales fueron irrespetados por el programa de TCTV regentado por el propio Estado?
El mensaje del canal estatal incautado es una invitación a vivir en una sociedad anárquica, sin orden aparente, bajo el imperio de la fuerza, un estado donde se impone la ley del más fuerte, avezado y prepotente.
Alguien debe hacer el trabajo sucio, es esa la lógica para dejar las manos y la boca suelta a un periodismo mercenario en sus contenidos y sicario en sus formas. ¿Qué diferencia existe con las dinámicas de la delincuencia organizada que se reparte funciones con meridiana claridad, entre unos capos que hacen el negocio y se llevan las ganancias, otros que zapean como campanas mientras se comete el crimen y aquellos asesinos a sueldo que lo ejecutan?
No se supone que el debilitamiento del Estado y sus funciones que proclama la derecha criolla nos condena a un estado sin dios ni ley, a cuenta de ser un Estado sin regulaciones en todos los ámbitos de la vida nacional: libertinaje de expresión, libertinaje de comercio, libertinaje de conciencia, etc.
Advertencia popular
En los muros del edificio donde funcionan los medios públicos apareció una sentencia: “Diesel barato y arde La Posta y arde La Posta”. Frase considerada como una “clara advertencia” en un mensaje de Twitter escrito por Luis E. Vivanco. Y tiene razón a medias. El fuego, que todo lo purifica, ¿será un elemento justiciero?
¿Qué sucedería si la Conaie, por agresión a su máximo dirigente, decide aplicar a los mentores y ejecutores de La Posta la justicia indígena que comience con hortigamiento a Vivanco y a Boscán, y luego echarlos a caminar por la selva bebidos Ayahuasca? La soga de los espíritus, o Ayahuasca, permite que el espíritu salga del cuerpo sin que este muera. Bebida tradicional indígena de acción psicotrópica causada por la presencia del DMT natural de plantas como Psychotria viridis, Diplopterys cabrerana y otras. Los efectos inmediatos más frecuentes de la Ayahuasca son las náuseas, vómitos, diarrea, midriasis, ataxia, sudoración y temblores corporales. Otros efectos menos comunes son la hipertensión y las palpitaciones cardiacas. El peligro más serio se deriva de su efecto sobre el córtex cerebral, que puede provocar un cuadro psicótico cuya duración varía, pudiendo ser agudo, o bien más duradero y en algunos casos, ser irreversible. Está documentado que desencadena esquizofrenia en personas predispuestas. Experiencia mortal, sin duda, para cualquier mestizo obligado a caminar bajo la espesura de la selva, con todos los peligros que aquello implica, bajo los efectos alucinógenos de la Ayahuasca para ir al encuentro con Arutam -deidad shuar-, y sus designios atávicos, conforme la cosmovisión ancestral indígena.
Golpes de pecho
Luego de la masiva ola de críticas ciudadanas que generó La Posta en su estreno en Tc Televisión, el programa no seguirá al aire en el canal incautado por el Estado. Vivanco y Boscán ofrecieron disculpas públicas, tras asumir que hubo un “exceso innecesario” contra Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie). “Quiero, de parte mía, del equipo, de La Posta, expresar estas disculpas públicas para todos quienes se sintieron ofendidos (…) nuestra línea editorial es como un pitbull que nos está jalando, y esta vez se soltó la correa, se cometió un exceso innecesario en televisión nacional”.
¿Es esa la motivación de su cometido, el odio animal, la rabia propia de un cancerbero, cómo puede un ser humano reconocer que actúa por motivación semejante a la de un perro, considerado asesino, para cometer “un exceso innecesario”, no es aquello materia para un siquiatra?
Vivanco añadió que el canal dispuso que continúe La Posta XXX en TC Televisión, pero que se debían ajustar a los códigos internos de la estación televisora. No obstante, se trata, a su criterio, de un código “construido a imagen y semejanza de la ley de comunicación del correísmo”. ¿Qué clase de disentería mental padece este señor al justificar su comportamiento bajo la lógica del odio político reaccionario contra el ex presidente? “La norma con la que nos quieren vestir nos queda muy apretadita, nuestro lenguaje, nuestro estilo, hace inviable nuestra permanencia en TC Televisión”, concluyeron ambos presentadores.
El Gerente de TC Televisión, Rafael Cuesta, en sus habituales comentarios, dijo en inaceptable justificatorio: “La libertad de expresión es una de las libertades más preciadas por los seres humanos, es el derecho que tenemos las personas para decir lo que pensamos o sentimos, es poder expresar nuestras opiniones sin temor a ser detenidos o agredidos por hacerlo, no obstante a veces nos ha tocado pagar un precio muy alto por ejercerla, unos han muerto, o han sido encarcelados o enjuiciados por defender la libertad de expresión (…) El presidente Guillermo Lasso es un convencido de que la gente se exprese libremente y ha ido más allá, eliminó el reglamento de la Ley de Comunicación que nos amordazaba y propuso una ley mucho más sencilla que entrega a los medios de comunicación la responsabilidad de autorregularse. ¿Por qué debemos autorregularnos? Porque podemos cometer excesos. No podemos usar esa libertad para promover odios, discriminación, sexismo en contra de nadie (…) Fue un exceso en el uso de la libertad de expresión porque se lesionó la imagen personal de Iza, no se lo cuestionó por lo que ha hecho, sino por lo que es y eso está mal.
En La Posta se dijo que Leonidas Iza es un cabrón, ¿Cuesta comparte dicho apelativo?
“Por esa razón, como representante de TCTV, ofrezco disculpas públicas a Leonidas Iza y al indigenismo ecuatoriano. El periodismo de La Posta es irreverente, viene de una generación que a veces no es comprendida…”, concluyó Cuesta. Digno de Ripley. Ciertos leguleyos llaman a esa figura discursiva: a confesión de parte relevo de pruebas.
Mamarrachos les llama el pueblo, odiadores racistas, esbirros de la derecha, hijos de la gran putrefacción mediática, y un largo etcétera que desahoga la ira popular. Sin adjetivos calificativos, les aplicaremos el verbo transitivo, ser. Estos comunicadores improvisados son instrumentos funcionales de la política oficial en un país bipolar regentado por un régimen neoliberal que, mientras le soba el lomo al pueblo con demagogia, le fustiga con políticas antipopulares que comienza a implantar y que ya empiezan a hacer efectos en la sociedad de la injusticia social, el desprecio político y la miseria económica. El país descompuesto y surrealista, capaz de haber elegido en las urnas a sus propios cancerberos rabiosos.