La admiración les hizo creer a los italianos que era inmortal: “Nada es eterno… excepto la Carrá”, solía decirse en Italia, pero la vida terrenal se encargó de indicar lo contrario. Raffaella Carrá murió a los 78 años de edad, afectada por un cáncer de pulmón que solo recién se supo que padecía, después de su muerte.
Considerada la reina de la televisión italiana, Raffaella María Roberta Pelloni, conocida artísticamente como Raffaella Carrá, fue cantante, compositora, bailarina, coreógrafa y presentadora de televisión querida por el público de la cadena italiana RAI y de la española TVE. Realizó especiales en Argentina, Chile, México y Perú, y se granjeó la popularidad en toda América Latina y Europa por sus innumerables presentaciones musicales, discos grabados y diversos programas de televisión. Temas musicales como Hay que venir al sur, o Yo no se vivir sin ti, y Fiesta, entre otros, la llevaron a la fama.
Estuvo mucho tiempo vinculada al productor de televisión Gianni Boncompagni, autor de la mayoría de los éxitos musicales de su primera época, y luego, durante un período más largo, se unió al bailarín, coreógrafo y director Sergio Japino. Anteriormente, tuvo una relación sentimental, que duró ocho años, con Gino Stacchini, por entonces futbolista de la Juventus. También se relacionó con el cantante Little Tonny. Con Boncompagni y Japino continuó trabajando a lo largo de su carrera, y el último la acompañó hasta su muerte, a pesar de encontrarse separados hacía tiempo. “Raffaella nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento resplandecerán siempre”, anunció Sergio Japino.
La defensa social
Un aspecto menos difundido de su personalidad fue la defensa que hizo en vida de causas sociales. La presentadora nunca quiso encasillarse en ninguna etiqueta política, aunque votó durante años por el Partido Comunista italiano y ocultaba bajo una especie de imprudencia lo que, en realidad, eran unas convicciones muy firmes sobre la libertad de la mujer. Según versión de prensa, un periodista italiano dijo que Carrá aportó más al feminismo que todas aquellas mujeres que quemaban sus sujetadores en los años setenta. Ella siempre ha defendido los mensajes avanzados de su música: “No hacían daño a nadie. Quitaban del medio muchos prejuicios de gente que no entendía que una vida es una vida cuando tienes libertad”. Yo voto comunista, era más que una frase suya: «Implica un modo de vida y una responsabilidad muy grande».
En 2017 la nombraron reina del World Pride en Madrid, en un acto en el que declaró que no entendía que todavía se tuviesen que reclamar los derechos de la comunidad LGTBI. Todavía hay que ‘hacer mucho fuego’ para romper prejuicios. Tendremos éxito. Mi frase favorita dice: «Puedes quitar todas las flores, pero no puedes quitar la primavera'». Con un discurso fuertemente feminista, Carrá se caracterizó por luchar contra la sexualización y la objetificación de las mujeres. «No se trataba solo de mostrar mi cuerpo. Tenía que hacer entender que el cuerpo de una mujer siempre está unido a la cabeza. La sensualidad no está reñida con la inteligencia», decía Carrá.
La diva no tuvo hijos, pero con el símil que acostumbraba a usar, deja huérfanos a millones de telespectadores y a una legión de incondicionales que encontraron en ella al icono de una época. Muchos entre la comunidad LGTBI, que siempre vio en Carrá a “una musa de la libertad y de la defensa de los derechos civiles en un periodo en el que apuntarse a esta batalla no era tan fácil como hoy”. Carrá sonreía divertida, “Moriré sin saberlo. En mi tumba dejaré escrito: ‘¿Por qué he gustado tanto a los homosexuales?’”.
Los seres humanos suelen ser imperecederos, se eternizan en la memoria de la gente por sus actos. Carrá seguirá siendo eterna en la memoria de los italianos y de un mundo que la vio brillar como una estrella, hoy lejana en el firmamento, cuya luz tardará una eternidad en seguirnos iluminándonos.
Video de Carrá