En un acto de reivindicación histórica sin precedentes con los pueblos ancestrales chilenos, este domingo 155 ciudadanos que conforman la Convención Constitucional encargada de redactar la nueva Constitución, eligieron a Elisa Loncón Antileo, una lingüista mapuche destacada en las luchas étnicas del país. Loncón estará a la cabeza de una Convención con predominio de la izquierda e independientes, responsable de dar forma a la nueva Carta Magna que sepultará a la Constitución de 1980 instaurada por la dictadura militar de Pinochet. Ella encarna una de las principales aspiraciones del Estallido Social iniciado en octubre de 2019, con más de un millón de personas marchando en las calles chilenas y obligando al gobierno de Piñera a negociar un proceso constituyente: la horizontalidad en la distribución del poder, el reconocimiento a los pueblos originarios, la desmilitarización de la Araucanía y la regulación de las industrias extractivas como la forestal o la minera.
Chile, el país más excluyente del mundo, sorprendió con la elección de una mujer indígena a la dirección del órgano legislativo, pese a los intentos de la derecha de posicionar en el cargo a hombres de la academia o a la periodista Patricia Politzer, que votó por ella misma provocando risas en los asistentes a la Convención. Debido a la obligación de la mayoría absoluta tuvieron que pasar tres rondas hasta que el abogado constitucionalista e independiente de Convergencia Social perteneciente al Frente Amplio, Jaime Bassa, fuera elegido como vicepresidente por 84 votos. En una acción conjunta, Bassa y Loncón se despidieron declarando que este lunes se estudiará una declaración sobre el camino a seguir, la exigencia de liberar a los presos del Estallido Social, un reglamento feminista y determinar el formato en que se harán las reuniones presenciales o telemáticas.
La activista
“Que se funda un nuevo Chile, plural, plurilingüe, con las mujeres, con los territorios. Ese es nuestro sueño”, declaró inmediatamente de ser elegida Elisa Loncón Antileo. La activista indígena es símbolo de una histórica lucha de los pueblos ancestrales del sur de Chile, primero contra el invasor español, luego contra un Estado mestizo que buscó su exterminio. Además de agradecer el apoyo “por votar por una persona mapuche, mujer, para cambiar la historia de nuestro país», señaló su solidaridad con todos los pueblos originarios, incluyendo los de Canadá. «Esta fuerza es para todo el pueblo de Chile, para todos los sectores, para todas las regiones, para todos los pueblos y las naciones originarias que nos acompañan. Este saludo y agradecimiento es también para la diversidad sexual, este saludo es para las mujeres que caminaron en contra todo sistema de dominación (…). Por eso, esta Convención que hoy día me toca presidir transformará a Chile en un Chile plurinacional»
Nacida en la comunidad de Lefweluan, en Traiguén -a unas ocho horas al sur de Santiago-, Loncón es una reconocida activista de la causa de su pueblo que forma parte del Consejo de Todas las Tierras y una de las responsables de la creación de la bandera mapuche que desde 1992 ha ido ganando protagonismo en todas las marchas y manifestaciones, llegando en el Estallido a desplazar a la de los partidos políticos y la propia bandera chilena.
Durante la dictadura estudió pedagogía en inglés y participó en un grupo de teatro con obras que cuestionaba al Régimen. Actualmente es académica del departamento de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, Loncón tiene un magister de lingüística en la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa (México), un PhD en Humanidades en la U. de Leiden (Holanda) y un doctorado en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Elisa Loncón Antileo es heredera de las luchas ancestrales chilenas. La historia registra que «la población indígena chilena y los pueblos de los canales australes estaban divididos en tres grandes grupos étnico-lingüísticos: los chonos, que habitaban las islas situadas entre el archipiélago de Chiloé y la península de Taitao, los Kawéskar, entre el Golfo de Penas y el Estrecho de Magallanes y los Yámanas, habitantes de las islas al sur de la Tierra del Fuego. En las planicies de la Tierra del Fuego habitaban los Selk’nam, pueblo de cazadores-recolectores pedestres de enorme riqueza ritual y cultural, pero que tuvo un trágico final al ser exterminado por los colonos que se instalaron en la isla a fines del siglo XIX, en el período de auge de las grandes estancias ovejeras. Entre el río Santa Cruz y el estrecho de Magallanes vivían los Aónikenk, el grupo más austral de los Tehuelches. Cazadores de guanacos y ñandúes. Los mapuches o araucanos (nombre dado por los españoles a los indigenas que habitaban la resgión de Arauco), también denominados reches especialmente en el siglo XVI, son el pueblo indígena más numeroso del Cono Sur, que habita en la zona centro y sur de Chile y parte de Argentina. A fines del siglo XIX, fueron sometidos por Chile y Argentina, a través de campañas militares que significó la muerte de miles de personas y la pérdida de territorio, al ser desplazados hacia terrenos de menor extensión denominados «reducciones» o «reservaciones», y el resto de las tierras se declaró fiscal y fue subastado. En los siglos XX y XXI aun viven coflictos por la propiedad de la tierra, el reconocimiento de sus organizaciones y el ejercicio de su cultura. El Conflicto en La Araucanía es un conflicto armado, social y político que comprende una serie de hechos de violencia ocurridos en la Zona Sur de Chile, Región de La Araucanía y la Provincia de Arauco, desde 1997 hasta la fecha, con diversos grados de intensidad. Los grupos afines a la causa indigenista reclaman, principalmente, la devolución de las tierras que fueron usurpadas por el Estado o empresas privadas tras la Ocupación de la Araucanía a fines del siglo XIX, la autonomía del pueblo mapuche o la creación de un ministerio indígena, mientras que otros grupos más radicalizados buscan la total erradicación del Estado chileno y la Iglesia Católica del territorio mapuche, ya que a su juicio dicha presencia sería una señal de colonialismo en la región”.
El indigenismo chileno estaba oculto bajo realidades invisibilizadas en las “reducciones indígenas”, donde residen los Mapuches en la Araucanía como suvenires folclóricos o comunidades en el abandono social. El gran paso histórico dado por la tierra de Caupolicán, Lautaro y Michimalongo, caciques héroes históricos de la lucha ancestral chilena, es que los pueblos indígenas sureños -a diferencia de sus otros hermanos de la región latinoamericana-, han desplegado capacidades para generar un proyecto político de alcance nacional junto a las fuerzas revolucionarias y progresistas chilenas.
Lo que se viene es una nueva Constitución para el país, que refleje en justicia la nueva realidad histórica de Chile.