La crisis que enfrenta Ecuador agravada por la pandemia viral ha generado un receso económico sin precedentes por la paralización de diversas actividades productivas del país. En los actuales momentos la protección de la salud de la población y la reactivación económica son dos prioridades de la agenda nacional. Ambas requieren de mancomunados esfuerzos y recursos humanos y materiales. Muchos de esos recursos se encuentran en territorios de pueblos y nacionalidades ancestrales en regiones que, por lo mismo, adquieren protagonismo en la gesta de la reactivación. Por la trascendencia que tienen estos actores sociales para la economía nacional, iniciamos una serie de artículos que reflejan el debate existente en el seno comunitario y estimulan el encuentro de consensos, a través de una mirada objetiva a sus intereses y enunciados.
Al calor del debate por sus derechos las comunidades develan diversas formas de legitimación de sus representantes, desde un cuestionamiento a la representatividad democrática de las bases, hasta la denuncia de la injerencia de advenedizos que con diversos propósitos financian y condicionan los criterios de sus voceros comunitarios. En el fondo lo que está en discusión es la participación activa de las comunidades en procesos de trascendencia nacional y el legítimo derecho al desarrollo de sus territorios, lo que pone en primer plano la reflexión sobre la interculturalidad y plurinacionalidad del país expresada en la Constitución del 2008. En otras palabras, si somos un país plurinacional e intercultural, significa que las diversas culturas y pluralidad de naciones tienen tanto derechos como deberes, bajo una sola condición de ecuatorianos.
Ecuador se ha nombrado un país pluricultural pero tiene aún un largo camino que recorrer para llegar a la vivencia real de lo intercultural. Esto significa ir más allá del multiculturalismo. No obstante, el tránsito a una nueva gestión del Estado unitario dependerá de la forma en que la sociedad ecuatoriana, sus instituciones y las propias organizaciones indígenas den vida a un nuevo proceso de integración nacional tan necesario para la reactivación del país.
Decidimos investigar un tema que cobra actualidad en la necesidad de dicha reactivación: la inserción de pueblos y comunidades en actividades productivas que generen fuentes de trabajo comunitario bajo parámetros participativos de hombres y mujeres de regiones amazónicas. Nuestra investigación indaga en la presencia del Pueblo Shuar Arutam en la provincia de Morona Santiago, su protagonismo y beneficio en actividades regionales productivas, al tiempo que revela la dinámica del debate existente al interior de su comunidad sobre su participación en dicho proceso.
¿Quiénes son el pueblo Shuar Arutam?
El Pueblo Shuar Arutam vive en una comunidad compuesta por dos mil familias, afincadas en 230 mil hectáreas, donde tiene lugar la vida familiar y comunitaria de 13 mil habitantes de los cuales un 52% son mujeres y 65% niños/as y jóvenes. En históricas vivencias comunitarias vienen practicando la democracia ancestral en la toma de decisiones y elección de sus organizaciones de base: Nunkui, Sinip, Santiak, Mayaik y Arutam y otras. Practicando la libre determinación de su pueblo han establecido una Asamblea General donde actúan delegados que conforman la gobernabilidad representada por el Presidente ejecutivo. Amantes de la pachamama su prioridad de gobernanza gira en torno a la conservación de los recursos del bosque y el necesario ordenamiento territorial de la zona.
Una de las preocupaciones esenciales del Pueblo Shuar Arutam es enriquecer su Plan de Vida que es el derrotero por donde transitan desde sus antepasados, y ahora con visión del futuro. Ese enriquecimiento, han manifestado sus miembros comunitarios, se produce al calor de nuevas realidades y nuevos derechos que les atañe frente a sus necesidades sociales. Como es de suponer, los consensos no son fáciles de alcanzar, no obstante buscarlos bajo una misma cosmovisión comunitaria, no exenta de contradicciones que desencadenan conflictos entre asociaciones y centro locales, precisamente en torno al sentido del Plan de Vida, sus alcances prácticos y legales. En esta rica dinámica diversos actores aportan al debate con reflexiones y proposiciones. Todas válidas en la medida que emergen del corazón ancestral del pueblo Shuar Arutam y ponen por delante el progreso de la región y su rol protagónico en la vida nacional.
Su riqueza vas más allá de su cultura, costumbres y creencias. Está a flor de piel en la selva fecunda en diversos recursos minerales. En repuesta, el pueblo Shuar Arutam se propone incluir, a través de su Consejo de Gobierno, un código minero en la actualización del Plan de Vida para regular la minería artesanal y pequeña minería, mas no minería a gran escala. Esas riquezas naturales que históricamente no han sido debidamente aprovechadas por sus propietarios ancestrales, no fueron motivo de encuentros armónicos con otros mundos y otras culturas, al contrario fueron pretexto de brutales desencuentros colonizadores que desencadenaron un profundo y progresivo cambio de las comunidades, a través de la conversión shuar. Incluso, en los actuales momentos esa transculturización histórica provoca en las naciones indígenas una profunda polarización entre lo étnico y lo social y, por consiguiente las culturas ancestrales construyen su sentido de pertenencia en una sociedad fragmentada que no deja de ser escenario de conflictos. De esas contradicciones que se evidencian en el rico debate de la asamblea comunitaria del pueblo Shuar Arutam, daremos cuenta en siguientes entregas.
Fotografía: Facebook del Pueblo Shuar Arutam