Un ciudadano escribe en redes sociales que no hay cómo decir “adiós Moreno”, sin que el mandatario saliente sea juzgado por el tribunal de la historia. Juicio que el pueblo ecuatoriano ya expresó en sondeos y encuestas, a través de cifras que resumen el sentir nacional: 4% de credibilidad presidencial y 6% de aprobación a su gestión. Opinión popular que choca con el blindaje mediático otorgado por los medios obsecuentes, contratados o cooptados para emitir “información verificada”, en los hechos, que los convierte en actores políticos en favor de un régimen impopular, calificado por la ciudadanía como “el peor gobierno de la historia”.
En las últimas 24 horas del gobierno de Lenin Moreno, espacios en medios de información y una diplomacia que mira la realidad nacional desde la distancia de un prisma interesado, aprovechan de lavar la imagen del mandato presidencial que termina entre graves acontecimientos nacionales.
Entre lo prometido y no cumplido por el régimen media el engaño, así como entre lo demandado y celebrado al régimen media la obsecuencia con un gobierno que queda en deuda con el país. Sin que la deuda se haga extensiva a sus aliados regionales que otorgan preseas políticas como el ‘Foro para la Defensa de la Democracia’, organizado por el Interamerican Institute for Democracy, en Estados Unidos en el que Lenin Moreno recibió lisonjas a millares surgir.
En el último domingo del gobierno de Moreno ocurrieron cosas singulares en ese sentido. La Comunidad Andina de Naciones (CAN) otorga de manos de su secretario general “la Orden Honorífica Comunidad Andina Extraordinaria, el galardón más alto que entrega el colectivo de países», mientras que en la cárcel 4 de Quito horas antes apareció muerto quien fuera “mano derecha” de Lenin Moreno, el ex Secretario de la Presidencia de República, José Agusto Briones, uno de los cuatro detenidos por el caso de presunta delincuencia organizada, personaje que sostenía parte de las acciones privadas y políticas de Moreno para garantizar su impunidad. El mandatario escribía en Twitter: “Recibo con profundo dolor la noticia del fallecimiento de mi querido amigo José Agusto Briones. Lo recordaré siempre por su actitud amable y bondadosa”.
La versión mediática
El ruido que provocó en redes sociales la misteriosa muerte del ex funcionario del régimen, era acallado por la programación dominical de la televisión. Una cadena oficial transmitió “un diálogo abierto» en el programa denominado «Un país de todos», en el que «el Jefe de Estado habló sobre el Ecuador que deja para la próxima administración”. Al aire el programa no fue precisamente un diálogo, sino lectura del teleprompter presidencial en respuestas a preguntas establecidas en un guión previo y personajes seleccionados para dar una opinión. Nelson Gutiérrez, representante del Banco Mundial, dijo que “el Gobiernos ha hecho esfuerzos importantes para mejorar la red de protección social”. El radiodifusor Eduardo Mendoza señaló que “uno de los méritos de este Gobierno, es haber conseguido que se respire libertad de expresión”. Al término del programa, Moreno repitió el eslogan oficial: “Todo el esfuerzo realizado tiene un solo objetivo: haber sembrado futuro, eso es un país en marcha”.
Otro canal se ocupaba de revisar la marcha del país y cómo Moreno vivió “las crisis, escándalos de corrupción, detención de Jorge Glas, protestas de octubre, asesinato del equipo de diario El Comercio, manejo de la pandemia, ofertas incumplidas, como escenario que deja el régimen”. El crimen del equipo periodístico dejó muchas interrogantes sobre la responsabilidad del Estado en este hecho, señaló el reportaje, mientras que los analistas entrevistados destacaron “la no intervención en la justicia” en la detención de Glas, incluso en casos de asambleístas del partido de gobierno prófugos y juzgados por el reparto de hospitales». El espacio periodístico aludió a la llamada “reinstitucionalización del país a través del CPCCS transitorio” y señaló que a Moreno “le faltó liderazgo y buena comunicación, se concentró en perseguir al correismo y el cargo le quedó grande”, porque “faltó vigor y fortaleza y no estaba preparado”. Moreno enfrentó las protestas de octubre del 2019 “con un gobierno sin capital político, que transita de un lado a otro solo reaccionando a los acontecimientos según cada uno de sus ministros que incrementaron niveles de desgobierno en el Estado”, se dijo. Ejemplo de promesas incumplidas, fue el “tren playero de 400 kilómetros de rieles”, proyecto que tendría una inversión de 526 millones de dólares, generaría 3.000 empleos y quedó en nada. El programa concluyó en que Moreno deja “un país adicto al endeudamiento con el FMI”, un régimen sin grandes obras, escándalos de corrupción, una emergencia sanitaria mal manejada en crisis y un fallido plan de vacunación”.
En espacios alternativos digitales no se saca cuentas de un pasado si no que se pide cuentas al futuro, a ver si Guillermo Lasso no representa “el último día de morenismo y el primero de lo mismo”, en versión corregida y ampliada. Según el análisis del periodista Orlando Pérez, el blindaje mediático construyó una narrativa que deja varios hechos en la interrogante. El llamado caso INAPapers “donde se han revelado movimientos de dinero desde cuentas de empresas de parientes cercanos a Moreno”, que no siendo el único constituye la prueba de la mayor impunidad. El régimen “desmontó el correísmo, que en otras palabras significó instalar un nuevo régimen al servicio de los grandes grupos económicos y financieros, desterrar cualquier opción democrática progresista y soliviantar la intromisión de potencias extranjeras”. La política económica ya está marcada “en la arquitectura legal aprobada y apoyada por los asambleístas de CREO y por las declaraciones de los principales voceros de la derecha». En tanto, “la política de seguridad mantendrá los convenios firmados con EE.UU., donde habrá una aguda sistematización dadas las indicaciones y sugerencias que no necesariamente salen de un organismo local y autónomo”. En otro acápite, el análisis señala “si la campaña electoral exhibió el poder mediático para atacar, linchar, injuriar y desinformar, no cabe la menor duda que ahora será mucho más solvente con quien han estimulado como candidato desde hace 10 años”. El “continuismo” de Moreno a Lasso en la política social de salud y educación será para cerrar el círculo de un proceso de “estrechamiento” y de una “agudeza para maquillar las medidas de ajuste y de reducción presupuestaria”. Todo esto para garantizar el ingreso del sector privado en estos espacios, que tendrá como objetivo “la privatización del seguro social, que no será fácil”.
Panorama nada halagador que sintetiza la conclusión popular citada por el propio mandatario al que se le dice adiós: “Ojalá tuviéramos un mejor presidente”. A lo que Moreno respondió “ojalá tuviera yo un mejor pueblo”, frase que causó indignación ciudadana y que resume la relación existente en este periodo histórico entre gobernados y gobernante.