El día de la madre debió ser una conmemoración de los días de las madres, porque madre no hay una sola, para ser invocadas cada día del calendario. Sin embargo, la fecha movible del segundo domingo de mayo se consagra a la activista Anne Marie Jarvis que entregó la vida promoviendo la salud y la seguridad social de las mujeres trabajadoras norteamericanas. En su honor, el 9 de mayo día de su muerte (1905), es evocado como día de la madre.
La maternidad es un rol natural de la mujer, pero no es el único. En sociedad, la mujer posee el don de la simultaneidad, desempeña múltiples labores productivas y familiares. Sin embargo, socialmente se la mitifica y reduce al papel de “mater”, desconociendo su propio origen. Supeditada, a través de la historia a un rol materno familiar, bajo la mirada patriarcal se vino configurando una relacion de dominio en el sometimiento masculino de la mujer.
El rol matricial de la madre acaso viene dado por la incumbencia de la pachamama, madre tierra origen de todas las cosas y última morada. Principio y fin, la madre juega esa función circular en la vida, todo comienza y termina en ella. El origen de la familia, la maternidad y lo que representa tiene su génesis en la sociedad antigua, cuya cabeza era el hombre encargado de administrar justicia y dar sustento al núcleo familiar, mientras que la mujer cumplía un rol agrícola secundario, atender partos, cuidar a los hijos y a los enfermos.
En la gens patriarcal y ganadera el rol de la mujer estaba supeditado a labores hogareñas durante la civilización sumeria, la más antigua del mundo. Precisamente, la familia se fundó en la esclavitud doméstica de la mujer como unidad económica de la sociedad. La familia, la propiedad privada y el Estado no han existido siempre -señala Engels-, y corresponde su advenimiento al grado de evolución económica determinado por la división del trabajo y adquirido por la sociedad plural desde el salvajismo, barbarie y civilización. Las formas familiares, y de la propia maternidad, se fueron modificando en función social y económica, según el desarrollo productivo de bienes. El rol de la alianza hombre y mujer en el matrimonio que da origen a la familia -según Levi Strauss-, se funcionalizó a la necesidad de producción material de la sociedad.
En la universidad moderna se habla del alma mater, aludiendo a la función generadora de conocimientos, origen de sabiduría el rol creacional de la madre está presente. Una vez más la simultaneidad de la mujer se expresa como originaria y depositaria de valores que subyace en los afectos como leiv motive de la vida y de lo que aprendemos en ella. Privilegio reservado a la mujer en su labor engendradora, luz del mundo.
En la literatura queda magníficamente expresada la fecunda diversidad de la madre, a través de la biografía de autores que encontraron en sus progenitoras regazo, un camino y la vida. Ahí está el personaje de Gorki, Pelagia, símbolo del despertar proletario a la lucha social en la defensa de su hijo Pavel, lider sindicalista encarcelado y torturado en las mazmorras del zarismo ruso, junto a la madre. Marcel Proust y su madre alegre, espiritual y cultivada, a cuya muerte el autor va en busca del tiempo perdido y encuentra su derrotero creativo en el desamparo. La relación con su madre quedó registrada en un revelador epistolario (1887-1905), mientras que la madre de Leautaud nunca contestó una carta de su hijo. La madre de Romain Gary, posesiva y protectora, veía en la maternidad una verdadera cosmogonía, a través de la cual asignó al hijo un destino superior, “recto, próspero y admirable”, una búsqueda torrencial y estrepitosa de la grandeza, concebida como única redención de los humillados.
Las ideas son sucedáneas de las penas, dejó escrito Oscar Wilde en iluminada prosa. Y Neruda, en sus versos reivindica a la mamadre, Trinidad Marverde, “lamparita menuda y apagándose encendiéndose para que todos vean el camino”.
Oh dulce mamadre, nunca pude decir madrastra,
Porque apenas abrí el entendimiento
vi la bondad vestida de pobre trapo oscuro.
La santidad más útil: la del agua y la harina y eso fuiste:
La vida te hizo pan y allí te consumimos,
invierno largo a invierno desolado,
como las goteras dentro de la casa
y tu humildad obicua desgranando
el áspero cereal de la pobreza
como si hubieras ido repartiendo diamantes.
Ilustración Pavel Égüez