Ese martes, 19 de abril, fue diferente. Los jugadores del Leeds United, de la Premier league inglesa, saltaron al campo de juego con una camiseta inusual, blanca con dos inscripciones, en el frente y en la espalda: “Gánalo en el campo. El fútbol es para los aficionados.” Fue la primera, y contundente, respuesta al anuncio realizado el día anterior por los clubes más poderosos que habían acordado organizar una Superliga europea.
El mismo día, en Liverpool, los aficionados se volcaron a las calles, a pesar de la pandemia, y también se pronunciaron con pancartas y gritos contra la Superliga.
Y la bomba explotó. La Superliga no duró ni 48 horas. Explotó ante la contundente protesta de aficionados, jugadores y dirigentes de los equipos mas modestos. El entrenador argentino Marcelo Bielsa fue uno de los primeros en rechazar el proyecto de los 12 clubes más poderosos del mundo: “La lógica que impera en el mundo, es que los poderosos sean más ricos a costa de que los débiles sean más pobres. El problema fundamental es que los ricos siempre aspiran a ser más poderosos y sin considerar las consecuencias que eso produce sobre el resto. Luego, cuando aumentan el poderío, van reclamando privilegios proporcionales a la debilidad de los que quedan por debajo.”
Un día antes de que la UEFA anuncie el nuevo formato de la Champions League, el torneo más prestigioso del mundo del fútbol, los dirigentes de los equipos más ricos e influyentes, capitaneados por el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, emitieron un comunicado en el cual anunciaban entusiasmados la creación de un torneo propio, por fuera de la UEFA y la FIFA. El anuncio implicaba un reparto de 4.200 millones de dólares garantizados por la financiera JP Morgan. Previamente, los presidentes de los clubes habían firmado un convenio vinculante, por 23 años, con una claúsula que penalizaba a quien decidía salirse en los primeros 3 años. Además, cada uno de los clubes habían comprado acciones, de la nueva organización, por más de 10 millones de dólares cada uno.
Los 12 clubes mas ricos fundadores fueron el Manchester United, Liverpool, Chelsea, Manchester City, Arsenal y Tottenham, de Inglaterra; los españoles Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid; y los italianos Juventus, Milan e Inter. Y los dirgentes de la Superliga son Florentino Pérez, del Real Madrid, como el primer presidente de la Superliga y los vicepresidentes Andrea Agnelli, titular de la Juventus, y Joel Glazer, propietario del Manchester United.
Luego de emitido el comunicado, Florentino Pérez visitó varios medios de comunicación deportivos, algo inusual en él, para defender y explicar el proyecto de la Superliga. Pero fue imposible, el rechazo y las críticas llovían a caudales. Pérez, cada vez mas descompuesto, apenas imploraba comprensión: “Me crititcan y hasta me insultan, como si hubiéramos lanzado una bomba atómica”, dijo a un medio español. Y si, en verdad, fue una bomba. Pero le explotó en sus manos.
Con el anuncio, sin duda, la Europa futbolística se conmovió. Las voces se multiplicaron. Jugadores, entrenadores, dirigentes, y hasta jefes de gobierno se pronunciaron. Todos en contra. “No nos gusta y no queremos que ocurra. Ésta es nuestra posición como colectivo. Nuestro compromiso con este club de futbol y con sus aficionados es absoluto,” dijo el capitán del Liverpool, Jorgan Henderson. Y no solo eso, sino que los hinchas no aceptaron las disculpas del propietario del equipo Jhon Henry, y exigieron “sinceridad, integridad y transparencia.”
El presidente de Francia, Enmanuel Macrón no se quedó al margen y alabó que ningún club francés sea parte de la Superliga: “saludo la postura de los clubes franceses que han rechazado participar en un proyecto que amenaza el principio de solidaridad y méritos deportivos.»
También el primer ministro inglés, Boris Jhonson, no se cortó y aseguró que: «los planes para una Superliga europea serían muy perjudiciales para el fútbol. Apoyo a las autoridades futbolísticas para que tomen medidas, ya que golpearía el corazón del fútbol nacional y preocuparía a los aficionados del país.”
Frente a una reacción tan inmediata, el pronunciamiento de la UEFA y la FIFA no tardó en llegar: “O estás dentro, o estás fuera. No puedes estar mitad dentro y mitad fuera», dijo Gianni Infantino. Y añadió: “Si algunos eligen seguir su propio camino debemos dejarlos ir con consecuencias por su elección, son responsables de ella.” Y amenazó a los clubes involucrados con expulsarlos de la Chanpion y a los jugadores con impedirlos participar con sus selecciones nacionales.
Así las cosas, los dirigentes de los clubes ingleses anunciaron que no seguían en el proyecto y que abandonaban la Superliga. En cuestión de horas, se empezó a desgranar un proyecto arrogante, elitista, cesesionista y discriminador. Un proyecto que pretendía implantar nuevos valores, los del dinero y el mercado, a un deporte que había nacido en los barrios obreros de Londres. Y que durante más de un siglo ha intentado preservar los principios de la competición, como la lealtad y el juego limpio. Valores que lo convirtieron en el deporte más popular del mundo.
Por si fuera poco, el Presidente de la Liga Española Javier Tebas, fue lapidario: “Florentino Pérez anda despistado desde diciembre y, desde ayer, muy perdido. Lo veo fatal. No conoce la industria. Da datos inexistentes, datos que desconoce. Yo creo que es un gran empresario de la construcción, pero un desastre de presidente. La Superliga ha hecho el ridículo. Y sus líderes han demostrado una ignorancia importante de lo que es la industria y los aficionados del mundo.”
Y para rematarlo, el ex presidente del mismo Real Madrid, Ramón Calderón, disparó enfático: “Es una puñalada por la espalda al fútbol. Es una locura que se hizo sin pensar. Cuando lo escuchaba a Florentino creía que se trataba de una broma de mal gusto. Sería un acto de dignidad de su parte que dimitiera después de este fracaso. Se convirtió, sin derecho de serlo, en el dueño del fútbol y del Real Madrid.”
Efectivamente, como dice el columnista José Sálamo: “Jeques e inversores pueden adueñarse de un club, pero no comprar el fútbol. No cabe apelar a las “ruinas” económicas de quienes inflaron el mercado como nadie.” Y añade: “Una victoria popular incontestable: por muy ricos que ustedes sean, el fútbol es nuestro, de nuestros antepasados y futuras generaciones, hinchas anclados década tras década por un sentimiento de naturaleza casi tribal. Un lazo perpetuo con el club de toda la vida, con el equipo bandera de tal o cual ciudad, de tal o cual país.”
LA FIFA, UNA ORGANIZACIÓN SUPRANACIONAL
Lo sucedido en tan pocos días generó un sacudón en todas las estructuras del futbol, tanto en las ligas nacionales como en las altas esferas de la UEFA y la propia FIFA. La Superliga abortó pero las consecuencias, para bien y para mal, de las grietas que generó este intento de Superliga se verán en los próximos meses.
La UEFA y la FIFA también han sido tocadas. Y no les quedará mas remedio que inciar un proceso de cambios que democratice su estructura jerárquica y reparta de modo mas abierta y menos inequitativa los ingresos que generan sus competiciones. De hecho, el nuevo modelo de la Champions ya incluye más equipos, de 32 a 36; con más partidos, de 6 a 10; y con más ganancias para los equipos, de 220 a 360 millones para el campeón.
Lo cierto es que por primer vez, alguien había osado cuestionar los mandatos de la organización supranacional más poderosa del planeta, la FIFA. Por primera vez, los clubes mas poderosos decidieron prescindir de su máxima autoridad y organizar un torneo por cuenta propia. Quizá el fracaso de la Superliga se entienda porque quienes lo cuestionaron fueron las oligarquías de este deporte y no los sectores populares que se encuentran en la base de la estructura de la organización del fútbol.
De hecho, nadie se había, en los 117 años de vida de la FIFA, atrevido a tanto. Quienes se habían decidido a cuestionarla habían sido fulminados. Como sucedió, por ejemplo, con Diego Maradona cuando intentó organizar un Sindicato mundial de futbolistas. Y además denunció actos de corrupción en la mas alta dirigencia. La FIFA fue implacable y nunca lo perdonó. En complicidad con el propio presidente de la Asociación de Futbol Argentino, Julio Grondona, cobró venganza en el Mundial de Estados Unidos. La vía para expulsarlo del fútbol para siempre fue el control antidoping. Estaba sentenciado, por ello Grondona nunca pidió una contraprueba. A Maradona, como dijo el propio Diego, le cortaton las piernas. Pero Maradona no murió, siguió en el fútbol, y vió luego cómo uno a uno iban cayendo los corruptos dirigentes de la FIFA. El tiempo le dio la razón y se descubrió que, en efecto, era una verdadera mafia organizada para delinquir. En Sudamérica, casi todos los dirigentes de la CONMEBOL, incluidos los de Ecuador, eran corruptos y muchos de ellos fueron sentenciados. Lo penoso es que hasta hoy, luego de 7 años, no se termina de sanear y limpiar las federaciones nacionales y la propia CONMEBOL.
Y es penoso también que la sede del próximo Mundial de futbol fue entregado a Qatar a través de sobornos millonarios. A pesar de todas las evidencias, Qatar conservó la sede, aunque ahora es cuestionado porque en la construcción de sus estadios han muerto ya más de 6.500 trabajadores, la mayoría de India y Bangladesh y Filipinas, que además laboran en condiciones de esclavitud y servidumbre. Por esta razón, varias selecciones europeas han protestado en sus partidos de elliminatorias y Dinamarca está pensando en boicotear el Mundial como una medida de protesta.
¿QUIEN ES FLORENTINO PEREZ?
Florentino Pérez no se ha dado por vencido. Su condición de poderoso empresario no lo permite. No está en su modo de entender la vida. Y por ello, ha dicho que la Superliga no ha muerto: “Está en stand by. Ningún dequipo ha pagado la cláusula vinculante para salirse. Estamos arruinados. Si alguien no nos dá un formato de torneo que nos dé dinero, el fútbol se muere,” sentenció.
Pero ¿quién es Florentino Pérez? Es un empresario con una fortuna estimada en 2.300 millones de dólares. Es una mezcla de política, economía y deporte. Se dice que en el palco presidencial del Real Madrid se cierran los mas grandes negocios de España y Europa. Peréz militó en el partido del primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez. Desde 1997 dirige el grupo de construcción y servicios ACS, con una facturación cercana a los 42.000 millones de dólares. ACS es la mas gtande empresa constructora de España y del mundo; maneja también infraestructuras de transporte. Florentino Pérez es, según Forbes, el 13 hombre más rico de España.
La pregunta de muchos, aficionados o no al fútbol, es ¿cómo Pérez hizo su fortuna? Según el portal digital INFOBAE, el joven ingeniero de puentes y caminos en la Universidad Politécnica de Madrid descubrió rápidamente el gusto por el poder. Entre 1976 y 1982, fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid y luego fue director de Infraestructuras en el Ministerio de Transportes. Intentó convertirse en diputado en 1986, pero no lo consiguió y entonces abandonó la política para centrarse en sus empresas, ya que poco antes, en 1983, había comprado, con unos amigos, a bajo precio una empresa de construcción en dificultades.
Quienes lo conocen dicen que es un hábil negociador y con dotes de muy buenas relaciones públicas. Uno de sus mayores “golpes” se remonta a 2001. Ya como presidente del Real Madrid, le vendió al ayuntamiento los terrenos de su centro de entrenamiento por 577 millones de dólares y, simultáneamente, su empresa ACS obtuvo la construcción en esa ubicación de tres de los cuatro rascacielos de un centro de negocios.
Esa misma astucia que Florentino Pérez tenía para manejar sus empresas, la utilizó en el Real Madrid cuando fue electo presidente en el 2000. Ese mismo año comenzó el periodo de Los Galácticos, cuando contrató a Luis Figo, adquirido a su archirival Barcelona por 70 millones, una cifra astronómica en esa época. Después llegarían Zinedine Zidane en 2001, el brasileño Ronaldo en 2002 y el inglés David Beckham en 2003. Con los Galácticos el mundo del fútbol comenzó a manejar cifras astronómias, en muchos casos obsenas y groseras que, de ninguna manera, se compadecen con lo que sucede en la economía de los países.
En su primer periodo como presidente fracasó junto a sus Galacticos y tuvo que renunciar en 2003. Pero volvió en el 2006 y lo hizo con otras millonarias inversiones, contrató a Cristiano Ronaldo, a Kaká, a Benzemá, a Alonso. Y, ahora si, luego de años de sequía el Madrid conquistó cinco Champions.
Esta es la nueva forma de concebir el fútbol, no solo de Fiorentino Pérez sino de una nueva generación de empresarios-dirigentes, incluidos jeques y millonarios chinos, rusos y japoneces. Cada vez más negocios y menos deporte, es la consigna que ha conducido a transformar a los equipos de futbol en grandes empresas y sociedades anónimas. De ahí que ciertos equipos solo buscan rentabilizar sus inversiones con títulos que le den prestigio y reconocimiento social a sus propietarios.
EL FUTBOL, EL DEPORTE MAS GLOBALIZADO
El fútbol es el deporte más globalizado. Y su estructura está ligada a las grandes corporaciones y transnacionales de todo tipo, desde la Coca Cola hasta Master Card, pasando por Adidas y Nike. Y es cierto también que esa globalización y los enormes intereses económicos que lo mueven han provocado una constante disputa entre la preservación de los valores e identidad del futbol y la búsqueda incesante de rentabilidad y ganancias económicas.
El propio presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en una cena del Foro Económico Global, aseguró que el fútbol genera anualmente “unos 200 mil millones de dólares al año.” El fútbol europeo, antes de la pandemia, facturaba unos 28.400 millones de euros, 15.600 de ellos entre las 5 principales ligas: Premier League: 5.400 millones de euros; Bundesliga (Alemania): 3.200 millones de euros; La Liga (España): 3.100 millones de euros; Serie A (Italia): 2.200 millones de euros; Ligue 1 (Francia): 1.700 millones de euros.
Y son los propios clubes los que, con estos ingresos, han inflado los presupuestos y el valor de los jugadores. Por ejemplo, por Neymar el Paris Sain Germain, pagó 220 millones de dólares al Barcelona, y con un sueldo anual de 30 millones, sin contar los ingresos por publicidad o los bonos, con los que duplican o triplican sus ingresos. De ahí que los aficionados no le creen a Florentino Pérez cuándo asegura que los equipos están aruinados. Sin embargo, es cierto que la pandemia ha generado pérdidas importantes. En Europa las pérdidas serían de 2.013 millones de euros. según el diario El País, divididos así: 366 millones de la temporada 2019-2020 y 1.647 millones de la 2020-2021, generadas por el día de partido (matchday), por derechos de retransmisión, por comercialización, por ingresos en traspasos de jugadores y por publicidad.
Esa necesidad de obtener rentabilidad a toda costa ha llevado incluso a sacrificar a los aficionados, como en esta propuesta de la Superliga. Son los aficionados quienes llenan cada fin de semana los mas grandes estadios, ahora vacíos por la pandemia, o miran los partidos en la televisión. Y son ellos quienes alientan a sus equipos y selecciones nacionales con furor y entusiasmo. Y son los aficionados quienes, como en la sociedad, exigen que se incorporen políticas de género y se impulse el fútbol femenino, así como la lucha contra el racismo y la violencia.
Los aficionados, las hinchadas, han demostrado que son ellos quienes mandan. Hoy han ganado una gran batalla. Y la han ganado a los más poderosos. Por ello, exigen no solo ser tomados en cuenta sino respeto a sus derechos y principios. Ya el mundo del fútbol está advertido. No pueden prescindir de los aficionados porque son ellos quienes le dan sentido a un partido de fútbol. Mientras la pandemia aún mantiene los estadios vacíos, los aficionados seguirán desde sus hogares, frente a una pantalla de televisión, gozando y gritando, a todo pulmón, los goles de sus equipos preferidos.