Ecuador es un país fracturado. Y al mismo tiempo sumido en una grave crisis económica, sanitaria y moral. Dividido por la pobreza y posturas ideológicas antagónicas, quien debe gobernarlo está llamado a hacerlo para todos y con todos los ecuatorianos. Un pueblo que tiene necesidades propias, independientemente de la agenda propuesta por quienes ganaron las elecciones. En los actuales momentos el país requiere identificar espacios de gobernabilidad posibles para que sea real la existencia de un gobierno que, en unidad nacional, pueda asumir la crisis y manejarla por la ruta de la superación. La nueva gobernanza de Guillermo Lasso lo sabe, y su prioridad es lograr gobernabilidad siendo una fuerza política minoritaria en los espacios de decisión como la Asamblea Nacional y con la mitad de un país que se pronunció en contra del modelo neoliberal propuesto en la campaña, modelo que, además, muestra signos de agotamiento. No obstante, en política no es inteligente decir nunca jamás. Todo puede suceder y la política es, precisamente, esa capacidad de hacer que las cosas sucedan.
Para reflexionar acerca de esta realidad, Revista Lapalabrabierta concurrió invitada al espacio de radio Pichincha Universal, La Oreja libertaria, una producción del Colectivo Espejo Libertario. El espacio que llega a la provincia de Pichincha en la frecuencia 95.3 FM y 94.5 FM, y al mundo través de Pichinchacomunicaciones.gob.ec, tuvo de analista invitado al abogado Ramiro Aguilar, entrevistado por Leonardo Parrini y Luis Onofa asumió el tema en el siguiente diálogo.
Leonardo: El presidente electo Guillermo Lasso ha llamado a un encuentro nacional. ¿Es posible ese encuentro con una sociedad civil que vive en estos momentos una grave crisis económica, sanitaria y moral?
-Lo que usted dice es cierto, la grave crisis económica, crisis sanitaria y un quiebre moral, no es cosa menor. Para poder salir de la crisis económica, Lasso requiere tener apoyo de la Asamblea Nacional porque necesita pasar leyes sobre el tema tributario y económico. Si su gobierno quiere ser muy neoliberal no se si para que los bloques Izquierda Democrática, Pachakutik, y Revolución Ciudadana, terminen dándole el sí, es inviable el tema. No hay que descartar un escenario de no gobernabilidad si la Asamblea Nacional se pone intransigente. R. Correa, líder de la Revolución Ciudadana que tiene 48 legisladores está tendiendo un puente hacia un escenario de gobernabilidad, y tiene cierta lógica en la medida de que el gobierno de Lasso acepte el puente. Del otro lado ve usted a un movimiento político que no entendió la dimensión histórica del momento, que no entendió la complejidad política del país, como la Conaie y Pachakutik, que pueden estar jugando a poner un escenario político volátil, a querer imponer un Presidente de la Asamblea e intentar un cogobierno que al presidente electo no le interese, porque es ceder posiciones a quien no ganó la elección. Si hay un escenario de gobernabilidad con el neoliberalismo en que ceda el gobierno y también la RC, es posible que lleguen a una relación no fracturada, no conflictiva en la Asamblea Nacional. Es un escenario de mucha expectativa. Ecuador siempre ha sido un país con un escenario político muy cambiante, surrealista, no se realmente cuál sea el comportamiento del presidente Lasso en función de cumplir su agenda y el comportamiento de sectores de la Asamblea que no son neoliberales en relación con los proyectos que presente el presidente Lasso.
Leonardo: ¿Con quién considera usted que el presidente Lasso debería iniciar el diálogo para un encuentro nacional? Recordemos que Moreno plateó un diálogo nacional y terminó dialogando solo con los dueños de los medios de información y con los banqueros.
-Con las fuerza de la Asamblea Nacional, es necesario conversar con PK y con la ID y con la RC. Es imposible abrir un periodo presidencial con una Asamblea donde no tiene mayoría. A diferencia de Moreno, Lasso no es un traidor, representa a la derecha y esa derecha ganó la elección. La democracia es así. Moreno ganó con un plan que terminó desconociendo pero tenía una importante mayoría en la Asamblea. Son escenarios políticos distintos, Ecuador de hoy no es el del 2017. Si Lasso quiere desarrollar un gobierno con el plan que puso sobre sobre la agenda deberá contar con apoyo legislativo y ese apoyo se traduce en conversar con los movimientos políticos que tienen representación en la Asamblea. En estos momentos hay que encargarse de elegir presidente, comisiones legislativas y construcción de una mayoría en la Asamblea. Es tradicional una luna de miel de cien días entre el presidente que entra y los nuevos legisladores, pero esta vez no van a ser cien días, hay que hacerlo antes.
Leonardo: ¿Cómo lograr apoyo legislativo siendo minoría, va a comenzar un escenario de componendas, de toma y daca para conseguir la llamada gobernabilidad necesaria?
-Depende de qué tan neoliberal quiera ser Lasso y cuánto se lo permita serlo la Asamblea. Lasso por la composición de la Asamblea Nacional va a tener que ser menos neoliberal. En la realidad no tiene los votos en la Asamblea, salvo que Pachakutik y la ID se decanten por la derecha. Lasso está obligado a ser menos neoliberal y los demás partidos tendrán que ser menos radicales en su oposición, no transigiendo con el neoliberalismo, pero sí pensando en un escenario de gobernabilidad, porque al final del día lo importante es sacar al pueblo ecuatoriano de la crisis económica, de la crisis sanitaria, aunque sacarlo de la crisis moral sea un camino más largo. En el escenario político del Ecuador las fuerzas políticas tendrán que no estirar el resorte hasta que se rompa y aprender a moverse en un escenario de diálogo, de encuentro, esperemos que eso ocurra y que todos jueguen a lo mismo. No es beneficioso para el país que Lasso exprima su neoliberalismo y que la Conaie, Pachakutik y otros, jueguen a la inestabilidad.
Luis: ¿Cabría una posibilidad de diálogo con otros sectores de la sociedad como los movimientos sociales, qué tan posible es dada la línea programática que representa el presidente electo?
-En política siempre hay que dialogar con los sectores sociales porque son expresión de la minoría que debe ser respetada en democracia. Hay que escuchar a los sectores obreros, campesinos, estudiantiles, sectores empresariales, pero no hay que olvidar que, a la final, Lasso es un personaje neoliberal y gana una elección sin ocultar su discurso, no hay espacio para el arrepentimiento, su programa de gobierno refleja eso. Hay gente que se equivocó en la apuesta de votar nulo y sobre la leche derramada no hay que llorar.
Leonardo: Los pendientes que arroja el resultado de la elección habla de la necesidad de gobernabilidad, pero esto supone también confianza popular en nuestras instituciones -ejecutivo, legislativo, judicial – ¿Cómo recuperar la confianza en la institucionalidad del país?
-Recuperar la institucionalidad es una tarea también larga, porque el CPCCS cooptó la institucionalidad, pero no hay que pecar de ingenuo, hay intereses que están desde hace muchos años manejando la institucionalidad, el ejemplo es la detención del Contralor Celi. La fiscal acaba de posicionarse muy alto, y si es que logra impedir que Moreno huya del país y sea procesado por la innumerable cantidad de razones que existe para procesarlo, los bonos de la fiscal subirán al quinientos por ciento, si procesa a un presidente detestado por el 98% de los ecuatorianos, si a eso le suma que la Corte Nacional de Justicia termine procesando a Moreno.
Leonardo: El encuentro nacional requiere también de una agenda, con quién dialogo, sobre qué y para qué. Hay dos agendas en el país, una que representa el presidente electo y otra la ciudadanía con necesidades urgentes de salud, educación, seguridad social, etc. ¿Cómo integrar ambas agendas en una sola con estos grandes temas nacionales?
-Claro los grandes temas nacionales son la prestación de los servicios públicos y estos fueron desmantelados en el gobierno de Moreno. El neoliberalismo que gobernó con Moreno lo hizo tras bastidores usando un «artefacto» llamado Lenin Moreno al que manipulaban. Ahora le toca dar la cara, ya no hay forma de restar la responsabilidad política de Lasso porque es el presidente electo. Un país que tiene una crisis sanitaria y no tiene servicios públicos para acceso a la salud, un país que tiene 50 mil niños que no pudieron acceder a la educación por falta de conectividad y necesita ese servicio público para la educación, un país que necesita de seguridad social. En ese escenario, el ciudadano que no sabe mucho de banderas políticas sino que sabe de eficiencia de los servicios públicos y en eso venimos muy mal, exigirá la prestación de servicios públicos. Y no existe forma de prestar servicios públicos si no los financia y no existe forma de financiarlos si no es en la medida necesaria de aumentar impuestos y dar esos recursos para financiar los servicios públicos. Ahí viene la paradoja del neoliberalismo, si atiende los servicios públicos en la medida que necesita la sociedad, tendrá que necesariamente recurrir a impuestos y usar esos recursos para inversión social. Si el gobierno limita los servicios públicos en un país con tal crisis, lo que va a ser es perder popularidad, creo que Lasso aprendió la lección y a lo mejor sea menos neoliberal de lo que aparenta y de lo que presentó en campaña, dado que la politica es pragmatismo que obliga a ver que en el ejercicio del poder una cosa es con guitarra y otra es con violín. El ejercicio del poder tiene dos limitaciones, los recursos que tiene y la necesidad de prestar los servicio públicos que el ciudadano necesita.
Luis: En la agenda que acaba de planear Leonardo con los grandes temas nacionales, deberían estar los derechos de grupos minoritarios, de la mujer y ambientales. No se vio en la propuesta del candidato Lasso profundizar sobre estos grandes temas, un diálogo con estos sectores debería incluirlos. ¿Cuál sería la capacidad del nuevo gobierno de afrontarlos con la profundidad que deberían afrontarse?
-No los va a topar, porque su objetivo a corto y largo plazo es dar la imagen de ser un gobierno eficiente y eficaz con su propia concepción política, económica, social e incluso religiosa. Y eso de los derechos se tendrá que postergar. No los a va topar. La agenda inmediata y a corto plazo del gobierno de Lasso es otra.
Leonardo: Para manejar la contradicción entra ambas agendas -neoliberal y ciudadana- ¿hay alguna posibilidad de que el gobierno del señor Lasso se convierta en un gobierno populista, con ofertas menores?
-Puede ser, pero el populismo es único, ni de izquierda ni de derecha. El gobierno de Lasso tiene tres alternativas: ser un gobierno popular independientemente si lo hace a través del populismo o siendo eficiente; ser un gobierno impopular que cumpla a raja tabla la agenda neoliberal; o puede ser un gobierno antipopular que tiene un matiz -un gobierno impopular no es represivo- pero un gobierno antipopular es represivo y no le interesa una agenda ciudadana. Sería tonto que después de tres intentos y con lo complejo que le resultó a la derecha ganar una elección, el gobierno de Lasso implemente una agenda impopular. Puede ser que sea populista, que es una opción muy de América Latina pero que termina siendo un recorrido corto porque el populismo sin recursos es solamente propaganda. La derecha le ha insistido a Moreno que recorte el gasto público, pero una cosa es hacerlo desde la clandestinidad y otra es dar la cara con la obligación de prestar servicios públicos que, además, tiene que financiarlos de alguna manera.
Luis: ¿Qué podemos comentar sobre el futuro del sector cultural en la agenda del presidente Lasso, tomando en cuenta que en su programa hubo nada más una leve referencia a este tema?
-No se si para Lasso sea importante el aspecto cultural, para la derecha el tema cultural es casi folklórico, casi un souvenir. El arte, el cine, la música, la literatura, la pintura, la cultura en general la derecha ve eso como gasto, y todo gasto innecesario es frívolo, para la derecha la cultura es una frivolidad. La derecha no creo que le de mucha importancia al sector cultural. Puede ser que Lasso vaya a una presentación en el Teatro Sucre y diga que eso es cultura, pero la cultura va mucho más allá de eso. Dudo mucho que la cultura, así como los derechos minoritarios sea parte de la agenda de Lasso.
Leonardo: Visto así en esa perspectiva ¿no cree usted que el neoliberalismo se convierte en un impedimento para ese encuentro nacional, que para Lasso se convierte en una utopía?
-En la medida en la que ese encuentro pretende ser un monólogo, probablemente, sí. Pero le repito, el encuentro en este momento es necesario por una cuestión de gobernabilidad y hay que encontrarse con el adversario que piensa distinto, y eso supone dar una mano tendida hacia un oponente. En la medida que Lasso sea menos neoliberal y que el progresismo sea más tolerante en función de que -nos guste o no- Lasso ganó una elección como neoliberal y se legitima por esa elección. Hay que facilitar el encuentro sí, pero coincido con usted en que es imposible si se radicaliza la agenda neoliberal; ese encuentro solo es posible si Lasso termina siendo menos neoliberal y el progresismo termina siendo más tolerante.