Una de las últimas declaraciones de Guillermo Lasso ha sido la de atender a uno de los grupos socialmente más vulnerables, como es el de los colectivos LGBTI. No es la primera vez que opta por repetir algo de lo que todos sabemos que para nada está convencido, y estas declaraciones coinciden, además, con el escándalo de unas donaciones realizadas por él y por su hijo al grupo católico conocido como Sodalicio, protagonista del mayor escándalo de abusos sexuales en la iglesia peruana.
En estos temas, como en casi todos, el candidato de la derecha, si de algo peca, es de ambigüedad. Ya en una ocasión anterior hizo un símil bastante desafortunado entre la economía del país ante el mundo y la condición de una muchacha joven ‘en busca de novio’. Habló de ‘maquillar y arreglar’ la economía como a una joven ‘en edad de merecer’ para así conseguir un novio con sus atractivos. Esta comparación le valió algunas críticas.
Es curioso, sin embargo, cómo el feminismo más recalcitrante, y anticorreísta en base a gazapos del anterior Presidente, le perdona cualquier cosa a Lasso. Le ha perdonado la anécdota anterior, no se ha pronunciado ante las contribuciones para el Sodalicio, y no ha dicho nada ante sus erráticas propuestas salariales, en las cuales el candidato ha sido presa de la más demencial demagogia, pasando de pronunciarse en contra de los sobresueldos y otros beneficios como enemigos del empleador, y de proponer un salario ‘competitivo’ de 120 USD a la propuesta (tildada incluso por otros candidatos de derecha de bastante absurda) de elevar el salario mínimo a 500 USD.
La pregunta que cabe en este contexto es: ¿qué mujeres votarían por el candidato Guillermo Lasso en las próximas elecciones? Obviamente, las mujeres de las clases dominantes del Ecuador, que saben que todos sus anuncios pseudo progresistas son brazadas para no ahogarse entre las estructuradas y claras propuestas de su adversario progresista, y que ninguna de ellas será cumplida de conseguir Lasso la Presidencia.
Quizá también voten por él las mujeres resentidas con el progresismo, que en medio de su odio serían capaces de votar por Gooffy con tal de no votar por nada que les recuerde a su archienemigo Rafael Correa, olvidando que fue en su gobierno donde hubo una relativa equidad de género en la administración pública, y que, si bien dio patinazos en algunos ámbitos como los derechos sexuales y reproductivas, su posible sucesor ha hablado de revisar aquellos conceptos y posiciones.
Sin embargo, si Lasso llegase a ganar, quizá seríamos las mujeres trabajadoras, las mujeres jefas de hogar y las mujeres en general de los sectores de la población más afectados, pues el candidato defiende la privatización de la salud y de la educación, con lo cual muchas mujeres se verían perjudicadas tanto en el cuidado sanitario como en la posibilidad de acceder a una formación de calidad. Las mujeres son quienes deberán lidiar con una economía familiar ya bastante maltratada por la pandemia, y que se verá diezmada por las verdaderas medidas económicas que anidan detrás de un discurso demagógico, hecho para pretender ganar unas elecciones, pero no para ser cumplido, salvo en sus partes más conservadoras y neoliberales.
Y si sectores como el movimiento LGBTI se está haciendo ilusiones con las ofertas del candidato Lasso, pues les recordamos que el que ha mentido una y otra vez no ha sido Andrés, sino Guillermo, en su delirio enfermo.