La palabra vacuna fue acuñada pensando en la inmunidad de rebaño. No en vano las primeras inoculaciones se probaron en ganado vacuno, de allí el nombre. No es casual que se busque inmunidad de rebaño, cual fuéramos recua de animales.
Más allá de las significancias semánticas, el tema de las vacunas en el mundo está mostrando un rostro impresentable con circunstancias que reflejan el contexto social en que ocurren. En una sociedad basada en la acaparación de mucho por unos pocos, inspirada en el individualismo egoísta, la carencia de sentido social, no es raro que este patrimonio sanitario de la humanidad que son las vacunas sean producidas con una lógica de lucro y distribuidas con injusticia, privilegiando a unos pocos adinerados o bienrelacionados, en un escenario de corrupción, tráfico de influencia y bajeza moral en plena crisis mundial de la pandemia.
Los planes oficiales de vacunación no logran inmunizar de la corrupción a mandatarios, ministros, burócratas desvergonzados que han dado lugar a un fraude sanitario de alcance planetario. Los ejemplos sobran. En Ecuador el plan de vacunación no funciona debidamente con problemas de abastecimiento de dosis para los 17 millones de habitantes, groseros privilegios de empleados públicos que se auto vacunan, vacunan a la mamá y a los amigos y luego huyen a Miami eludiendo la justicia política y judicial. A esto se suma la burla nacional de un sistema virtual que no funciona el momento de la inscripción de 160 mil adultos mayores que procuran obtener una cita de vacunación. Si, burla macabra de funcionarios incapaces, burócratas miserables, de empleados públicos desvergonzados que tratan a la población como recua de animales. Mientras esto ocurre a nivel nacional, en la ciudad Guayaquil ciudadanos aniñados se vacunan en rebaño en el exclusivo barrio de Samborondón.
En Perú se vacuna el Presidente del país, sus ministros y allegados, lo que cuesta el puesto al titular de Salud y desata el escándalo nacional. En Argentina se vacuna el ministro de salud y una lista de privilegiados VIP, pierde el puesto el ministro mientras el Presidente de la nación se va a vacunar a México. En Alemania, el gobierno conservador de la Primer Ministra Ángela Merkel suspende la inoculación ciudadana con la vacuna producida por el laboratorio AstraZeneca con sede en Cambridge, Reino Unido -como ya hicieron 18 gobiernos europeos- por constatar graves casos de trombosis cerebral, que no fueron detectados en la etapa de prueba del producto de esa casa comercial y han causado alarma continental.
Mientras el repunte de contagio masivo está fuera de control los gobiernos no muestran liderazgo frente a la crisis y el relajamiento social persiste con letales consecuencias. Brasil con 11,5 millones de contagios y 1.800 casos de muertes de promedio diario, su sistema hospitalario colapsado, es ejemplo mundial de mal manejo de la pandemia en manos del gobierno de Bolsonaro que desde un comienzo de la crisis subestimó su impacto social para dar prioridad a los requerimientos de empresarios que presionaron para no suspender las actividades comerciales masivas.
El juicio global
En la mayoría de países del planeta no se cumple el índice de importación de dosis de vacunas prometidas provocando escenarios catastróficos. Las transnacionales de la producción de medicamentos han impuesto sus condiciones comerciales, cantidades y tiempos de entrega, y frente a la abultada demanda deciden a quien venderle y a quien no. Pfizer fue demandada judicialmente por este motivo. El mundo presencia atónito un escandaloso proceso de monopolización en la producción, distribución y compra de vacunas. Este panorama constituye el cometimiento de un crimen de lesa humanidad. Así lo han comprendido miles de abogados de las víctimas que van a instaurar nuevos “Juicios de Nuremberg”, liderados por el abogado norteamericano Reiner Fuellmich. En esa línea de acción se prepara un tribunal para receptar una enorme demanda colectiva para procesar a los responsables del fraude masivo global conocido como Covid-19 que fue planeado principalmente por los componentes del Foro de Davos. Se trata de un foro que ha servido durante 50 años como plataforma global en la que líderes de empresas, gobiernos, organizaciones internacionales, la sociedad civil y el mundo académico se reúnen para abordar cuestiones críticas al comienzo de cada año. En 2021, abandonará su formato habitual para adaptarse a las exigencias que impone la pandemia.
Esta crisis debe ser rebautizada como «Escándalo de COVID-19» y todos los responsables procesados por daños civiles debido a manipulaciones en las cifras oficiales y en los protocolos de pruebas de detección falsificados. En Ecuador tenemos nítidos candidatos para ese juicio contra un alcalde, un presidente, su ministro de salud, inoperantes y corruptos frente al drama ajeno.
Todo hace pensar que no estamos en un punto de inflexión frente al control de la pandemia, más bien la crisis ha develado la política de injusticia, corrupción e ineficiencia sin solución a corto plazo que prevalece en la sociedad. Hace rato que la solución dejó de estar en manos de los gobiernos. El tema pasa por la intervención global de organismos de derechos humanos y judiciales que investiguen, juzguen y sancionen a los responsables de un crimen lesa humanidad.