De cara a la segunda vuelta se dilucida el panorama político mientras que el proceso entra en la recta final. Diversos acontecimientos así lo confirman. El Tribunal Contencioso Electoral, TCE, decidió negar en forma unánime el recurso de apelación presentado por el candidato presidencial por Pachakutik, Yaku Pérez, que buscaba que el TCE solicite al CNE la reapertura de urnas en 16 provincias. Esta decisión confirma el resultado oficial que pone en segunda vuelta a los candidatos Andrés Arauz, de Unión por la Esperanza, UNES, y Guillermo Lasso, por la alianza CREO-PSC., que estarán en la papeleta de los comicios finales, el domingo 11 de abril.
En tanto, el electorado redujo su indecisión a un 10%, según encuesta de la empresa investigadora Eureka difundida en un espacio televisivo el fin de semana último. El sondeo cuantitativo fue realizado entre los días 1 y 12 de marzo, vía digital, a 1.400 electores de edades comprendidas entre los 18 y 65 años. El estudio señala que la intención de voto se manifestó en un 53,7% a favor de Andrés Arauz y un 46,3% por Guillermo Lasso, sobre el total del 100%. Y restando los votos nulos, blancos e indecisos, es decir sobre el 90% de votos válidos, Arauz obtiene un 48,0% y Lasso el 43,5% de preferencia electoral. Estas cifras estarían señalando que Arauz, aproximadamente, ha crecido en un 40%, mientras que y Lasso lo hizo en un 100%, respecto de la votación obtenida en primera vuelta. La intención de voto para la segunda vuelta demuestra que los electores han tomado una decisión mayoritaria, disipándose las dudas, y reduciendo la indecision junto a votos nulos y blancos a un 10%, esto implica que se minimiza “el factor sorpresa”, y los indecisos en una definición de última hora ya no alterarían la tendencia establecida.
En la recta final está pendiente el debate entre ambos contendores, programado para el domingo 21 de marzo por cadena nacional. Se espera que ambos candidatos reiteren sus propuestas, confirmando ofertas y ratificando promesas de campaña en procura de lograr credibilidad y aceptación. Arauz ha planteado “recuperar la democracia, el Estado plurinacional, la dignidad, el trabajo y una estructura económica”. En esa línea promete “proteger la dolarización, fortalecer la banca pública, disminuir las tasas de interés, una reforma tributaria o recuperar la inversión estatal en sectores sociales”. En tanto, Lasso propone “permitir la libre competencia en el mercado de servicios bancarios, reforma tributaria y una reforma financiera, con el fin de garantizar la liquidez de la economía y el financiamiento comercial y productivo.”
Entre sus argumentos los oponentes buscarán desacreditar al contrincante. Arauz pondrá énfasis en el perfil del banquero Lasso, responsable del feriado bancario que perjudicó a millones de ecuatorianos, empresario de compañías que mantienen dineros en paraísos fiscales y político opuesto a los derechos laborales de los trabajadores, derechos reproductivos de la mujer y reivindicaciones ambientalistas de los jóvenes. Lasso responderá que Arauz se ha manifestado contra de la dolarización, que pretende dar mil dólares a un millón de ecuatorianos con dineros del Banco Central y que su candidatura recibió presuntos aportes del ELN colombiano.
Los televidentes tendrán oportunidad de percibir quién miente y quién dice la verdad, no obstante que ya se han manifestado en encuestas, cansados de confrontaciones y ahora quieren escuchar propuestas que sintonicen con sus aspiraciones de trabajo, salud, educación, seguridad, cultura y respeto ambiental. Promesas que esperan oír de los candidatos investidos de honestidad, para brindarles credibilidad y aceptación.
Modelos en pugna
Un sector indígena agrupado en la Conaie hace campaña por el “voto nulo ideológico”, manifestación de rechazo a las candidaturas finalistas como una forma de maquillar una posición sectaria y antidemocrática, deslegitimando al proceso “sobre bases muy poco sólidas”, según analistas. Sin embargo, al interior del movimiento indígena oscilan dos posturas: votar por Arauz o anular el voto. Esta posición se manifiesta en la lectura del sociólogo de la PUCE, Marco Paladines, en entrevista para radio La Calle. El analista señala que la candidatura de Pérez “puede implosionar”, porque el candidato hace todo lo contrario al mandato de las bases indígenas, cuyo carácter es “anti neoliberal y anti privatizaciones” En tanto que el voto mestizo de la costa, mayoritariamente a favor de Arauz, podría significar -según Paladines- que la región ha encontrado en el progresismo “una opción para mejorar sus condiciones de vida”, y que la derecha “carece de un buen mensaje para las nuevas generaciones”.
Diversos panelistas coinciden en espacios de opinión en que Lasso se ha manifestado en contra del movimiento LGBT, Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero, colectivo que ha buscado compromisos mínimos del candidato que se ha negado y ha propuesto un “debate” sobre sus reivindicaciones. Miembros de ese sector social han sido categóricos en expresar que los derechos humanos no se debaten y que el candidato banquero pretende discutirlos de última hora, cuando ha demostrado no estar de acuerdo con la legalización del aborto y otros derechos de la mujer. No puede pedir un diálogo mientras necesita el voto, pero cuando necesitamos nuestros derechos no nos escuchan, ha manifestado la activista Kaya Shugulf. Estas son causas de género que no necesariamente tienen una definición demográfica o étnica, y se vuelven transversales en la sociedad.
Si bien -señala Juan Paz Y Miño- en la segunda vuelta electoral, además de elegir un presidente, se enfrentan fuerzas en lucha por el poder. Una de esas fuerzas es el progresismo ecuatoriano, “que quiere renovar el camino del Ecuador”, en contradicción con “una derecha política en la cual están empresarios, clases y grupos económicos más ricos del país con el propósito de llegar al poder para mantener el modelo que han reconstruido estos últimos cuatro años”. Dos modelos enfrentados, el de economía social y el modelo de economía neoliberal. En la recta final de la brega electoral, se mantiene una discusión en torno a los cambios experimentados por una realidad política que muestra una mentalidad distinta del electorado respecto a elecciones anteriores. Mentalidad que algunos analistas niegan que haya cambiado abruptamente.
En eso parecen tener razón al coincidir con un principio básico de la comunicación política: persuadir al público sobre la imagen cierta de la realidad. Los electores en la recta final siguen exigiendo a los candidatos sintonizar con sus necesidades, anhelos e ideales populares en la perspectiva real de un país progresista, proclive a derechos humanos que consoliden la justicia social y una democracia verdadera en el Ecuador.
Un país que se reivindique a sí mismo de tanto despropósito de quienes nos han gobernado.