“No solo vivimos un proceso electoral, estamos viviendo un proceso de lucha por el poder”, afirma el historiador Juan Paz y Miño. En entrevista con radio Hoja de Ruta, Paz y Miño echa una mirada a la situación nacional constatando la existencia de diversas fuerzas en conflicto que es necesario comprender desde una perspectiva de largo plazo y así entender qué está pasando en el país donde existen fuerzas que disputan el futuro del país.
Una de esas fuerzas es el progresismo ecuatoriano, “una fuerza multifacética que no es cierto que en sus filas solo esté el correísmo. Es más amplia y se expresan fuerzas que quieren renovar el camino del Ecuador y se identifican con una nueva izquierda que ha logrado un 32% en la primera vuelta”. En la brega por el poder, y en contradicción con el progresismo, “existe una derecha política y empresarial alrededor de la candidatura de Lasso, junto a la cual están empresarios, clases y grupos económicos más ricos del país con el propósito de llegar al poder para mantener el modelo económico que han reconstruido estos últimos cuatro años”, expresa el historiador.
Se confrontan dos modelos el del progresismo que es un tipo de economía social y el de la derecha política empresarial que es un modelo de economía neoliberal, de estilo criollo con protagonismo de una burguesía local y un oligarquismo conservador nada moderno.
“Una tercera fuerza representada por Yaku Pérez que es un tipo de fuerza insurgente, parte del movimiento indígena no unificado que expresa acercamientos con el progresismo y las posturas propuestas por Pérez y que a su manera, dentro de su propia lógica, tratan de buscar el poder”. El tema es cómo pretende alcanzar el poder, en un movimiento insurgente o van a respetar la democracia, se pregunta el analista. Si se lee una declaración de Yaku Pérez en Facebook, a propósito del llamado que hace Simón Espinoza a las FFAA a pronunciarse por un golpe de Estado militar que impida la llegada al poder del progresismo, la pregunta es: ¿Qué significa la postura de Pérez, está apoyando un golpe de Estado o está diciendo que lo perjudicaron en el conteo de votos y hay que revisarlo todo? Por Pérez votó un sector de la “izquierdosidad ecuatoriana”, señala el analista, y que en un momento apoya a Lasso, que estuvo por votar siete veces si en la consulta de Moreno, y que se manifiesta por “descorreizar al país”.
Una cuarta fuerza está representada por el gobierno y las instituciones del Estado que están tratando de impedir el triunfo del progresismo, que le asusta la posibilidad de que el progresismo ajuste cuentas con este sector. Esta fuerza aparenta apoyar a Lasso, a veces a Yaku Pérez y otras veces al golpismo en ese afán.
En determinado momento se habló de la existencia de una fuerza socialdemócrata que resurge en la votación en primera vuelta de la Izquierda Democrática, pero según Paz y Miño “no existe ningún resurgimiento, porque no hay una identidad con el partido que fue fundado y que se volvió de derecha”. Se trata de un sector de electores desencantado de la polarización entre correísmo y anticorreísmo y busca tranquilidad nacional sin este tipo de enfrentamientos políticos, dice el analista, son sectores que pueden estar convencidos de que la seguridad del país está en mantener el proyecto económico que se consolidó en los últimos cuatro años. En tal sentido, hacen campaña ideológica antiprogresista.
Fuerzas golpistas
Hay también una fuerza internacional anti progresista. Muestra de ello es el comportamiento de cierta prensa colombiana y del fiscal de ese país, alineados a las estrategias norteamericanas de impedir el paso de las posiciones progresistas en el continente.
Se expresa una sexta fuerza que representa el sector golpista que no duda en hacer pronunciamientos en función de evitar la presencia y el triunfo de la candidatura de Andrés Arauz y quieren adelantar una dictadura. En esa línea, Simón Espinoza llamó a pronunciarse a sectores militares y civiles a favor de “salvar al país” del comunismo. Están viendo el momento oportuno para construir una base golpista. En la historia posturas caudillistas no han tenido expresión en las fuerzas armadas. Los pronunciamientos militares durante el siglo XX en Ecuador, a saber, revolución juliana de 1925, marcó un nuevo comportamiento en la institución militar. Las intervenciones militares de 1938 con el gobierno del general Gallo, 1963 con la Junta Militar, 1972 con Rodríguez Lara y 1976 con el triunvirato, son pronunciamientos institucionales. Los intentos caudillistas como el que encabezó Vargas Pazzos no tuvieron éxito porque no contaron con apoyo institucional de la fuerza armada. Desde esta perspectiva las FFAA ecuatorianas no son golpistas porque no han dado ninguna señal histórica de que así sea, no obstante puede haber algún sector en su interior que esté dispuesto a un golpe militar para “salvar la patria”. Las fuerzas armadas ha mostrado respeto a la Constitución, a pesar de las broncas civiles en democracia. La instituciones militares ecuatorianas, tradicionalmente, “han sido reformistas, ese es su valor, no son sanguinarias”; las dictaduras, aun en 1963, nunca fueron brutales ni se igualan a las del cono sur en Brasil, Argentina, Bolivia o Chile, concluye Paz y Miño.
Construir democracia
En el proceso electoral son seis sectores políticos que, desde su propia lógica, cada cual lucha por el poder en Ecuador. Esta confrontación es lo que hace complejo el panorama electoral del país y exige tener una perspectiva para entenderlo. Este panorama no solo afecta a las elecciones, sino a la propia democracia ecuatoriana.
En un escenario de polarización como el que vivimos -que se debe a un desbalance y lleva al enfrentamiento-, es primordial construir una base nacional de poder por sobre los intereses privados. Hasta el momento en el país han prevalecido esos intereses que son de tal magnitud conservadores, que no se plantean siquiera la modernización del Ecuador. Son sectores que en lugar de crear trabajo son “muy rentistas” a costa de los trabajadores y miserables sueldos, se pronuncian por no pagar horas extras, flexibilizacion laboral, aumentar jornadas de trabajo sin procurar el bienestar de los trabajadores.
El sector que mejor puede representar un anhelo de cambio social es el de los movimientos sociales, trabajadores, campesinos, mujeres, grupos minoritarios, clases medias, intelectuales y pequeños empresarios. Esta es una fuerza importante que surge en un Ecuador inequitativo y que procura la justicia social.
De cara a la segunda vuelta, es preciso -señala el analista-, mantener claridad sobre lo que se juega en el país, que logremos superar la desgracia nacional en la que cayó Ecuador, superar el país inviable a partir del 24 de mayo con un gobierno de avanzada que permita que el Ecuador progrese.