El flamante Secretario de Gabinete recientemente nombrado, Jorge Wated, es la nueva ficha que oficia de comodín del régimen de Moreno. Se inició de funcionario del morenato como registrador y recolector de cadáveres callejeros en Guayaquil durante los primeros días de la pandemia bajo el peor drama vivido en esa ciudad. Resultado de esa primera gestión todavía hay 61 muertos por covid no identificados arrumados en contenedores. Los cuerpos no han sido reportados a su familiares y una cremación indiscriminada arrojó cenizas confundidas entre diversos restos mortales que fueron entregadas equívocamente a sus familiares.
Luego de esa lúgubre gestión, Wated asumió la presidencia del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, en plena crisis de corrupción por la compra venta de insumos médicos con sobreprecio en varios hospitales de la institución, situación que costó el puesto a Paul Granda.
Wated no logró cubrir las espaldas al vergonzante ex ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos que, luego de vacunarse, vacunar a la mamá y a los amigos, huyó del país dejando en el ministerio a su cargo una estela de corrupción, tráfico de influencias y secretismo en la lista de vacunados VIP, sin dar la cara a la fiscalía que investiga las irregularidades en la compra de pruebas covid ineficaces, emisión de falsos carnets de discapacidad, entre otras maniobras ministeriales.
Jorge Wated es la ficha para enfrentar “el vacío de poder” dejado por funcionarios en estampida que abandonan el gobierno cuando este se hunde en la inoperancia. Según la abogada Paulina Mogroviejo, el nuevo Secretario de Gabinete es la pieza para “enfrentar los sectores en crisis” que es por donde hace agua el navío oficial. Wated debe poner la cara por los que se van y cubrir la retirada de los irresponsables que dejaron sus espacios administrativos con problemas. Wated toma el timón de la Secretaría de Gabinete cuando existe debilidad en el Ministerio de Gobierno y Policía con un ministro renunciado incapaz de enfrentar la crisis carcelaria y el sicariato contratado por el narcotráfico que asola las calles en diversas ciudades del país, un funcionario que también se fue sin dar respuesta a la crisis del ISSPOL y al trabajo del ministerio con los GADs.
Wated reemplaza a Juan Sebastián Roldán que abandonó el barco cuando sus ejercicios verbales como vocero presidencial no lograron disimular los desatinos semánticos y políticos del primer mandatario, ni contener el desprestigio e impopularidad del régimen que alcanza menos del 5% de credibilidad y aprobación popular. Tarea difícil cuando no existe liderazgo, sin duda, hacer que un comodin cumpla funciones de apagaincendios.
La falta de conducción presidencial para cohesionar y consolidar su gabinete en funciones evidencia el fracaso de un equipo con 76 ministros que han deambulado por 23 carteras de Estado, sin pena ni gloria. De autoridades que no duraron más de una semana hay cinco titulares en el mismo ministerio en tres años. En esa inestabilidad política enfrentaron juicios parlamentarios y algunos salvaron el pellejo, mientras otros fueron destituidos por corrupción, represión o declaraciones polémicas, ejemplo de ello es María Paula Romo. Moreno perdió un jefe ministerial cada 24 días, evidenciando la falta de gobernabilidad.
Según un informe periodístico de Radio La Calle, “el Ministerio del Ambiente y Agua fue la cartera con más cambios de mando con seis autoridades que pasaron por sus oficinas, solo Tarsicio Granizo aguantó más de un año en el poder. Los ministerios de Gobierno y Desarrollo Urbano y Vivienda tuvieron cinco jefes cada uno”. En tanto, en Agricultura y Ganadería “tres titulares renunciaron por problemas y protestas con el sector agricultor, variaciones en el precio del arroz y politización del cargo”. Los ministerios de Cultura y Patrimonio; Economía y Finanzas; Educación; Inclusión Económica y Social; Salud Pública; Transporte y Obras Públicas y del Trabajo «tuvieron cuatro autoridades cada uno».
El gobierno cuenta ministros desechables, apernados y reciclables. Entre los primeros están 22 que duraron 3 meses en el cargo. Tres cumplieron una semana en el puesto y renunciaron, es el caso de Mariuxi Gómez T., en Agricultura; Marcelo Jaramillo, en Educación y Yuri Parreño en Producción y Comercio Exterior. Entre los reciclados están Raul Ledesma, del ministerio de Trabajo; Carlos Pérez G., de Minería; Pablo Campana, en Justicia y Gabriel Martínez en Transporte y Obras Públicas. El apernado es Andrés Michelena, en Telecomunicaciones.
Esta constante rotación ministerial explicaría las deudas pendientes con el pueblo en ausencia de obras, incumplimiento de planes gubernamentales y falta de transparencia frente a la corrupción oficial.
Rasgos de un desgobierno que hace agua con un comodín de última hora que salve los muebles.