Cuando en Chile avanza el proceso que el domingo 11 de abril realizará elecciones convencionales constituyentes para elegir a los integrantes de la Convención encargada de redactar una nueva Constitución Política de la República, la prensa alternativa sufre ataques por parte de servicios de inteligencia.
Ataques con armas blancas, rociado de bencina, agresiones, amenazas y hostilidades por redes sociales son el menú frecuente contra miembros de la prensa alternativa popular que desarrollan su labor informativa en el país del sur. Los reporteros de la prensa “contra hegemónica” que actúan profesionalmente en Medios de Comunicación Populares MPR, han sido acusados de “delatores de manifestantes” por sectores allegados al oficialismo y que frecuentan manifestaciones opositoras al régimen de Piñera en la Plaza de la Dignidad. En diversas oportunidades fotógrafos, reporteros y camarógrafos alternativos han sido agredidos físicamente durante el desarrollo de las marchas opositoras al régimen chileno.
En un comunicado medios alternativos denuncian que “el día viernes 19 de febrero varios Medios de Comunicación Popular y manifestantes vivimos la agresión cobarde de un grupo de provocadores que nos atacaron con cuchillos y otros medios. Estos sujetos se desplazaban a sus anchas por distintos puntos, amenazando a la prensa popular, a las y los reporteros gráficos populares y a personas que se encontraban solas, dejando “curiosamente” que reporteros gráficos de medios al servicio del poder se mantuvieran sin ser molestados”. En el intercambio de información entre periodistas de medios alternativos se detectó que grupos de provocadores llaman a robar las cámaras de los fotógrafos, a agredirlos, a hacerlos aparecer como “sapos”, y en ello incluyen a los medios populares.
Reporteros alternativos solidarizaron con la periodista Paola Dragnic, corresponsal de TeleSur, quien sufrió amenazas y ataques anónimos, misóginos y machistas según se denunció por redes sociales y mensajes que contuvieron amenazas de muerte en contra de la reportera.
Los ataques a la prensa popular chilena -señala el comunicado- recuerda el caso del fotógrafo Rodrigo Rojas De Negri, quien caminaba junto a un grupo de jóvenes en la comuna de Estación Central, cuando fueron interceptados por una patrulla militar, que los persiguió y capturó. Rodrigo y Carmen Gloria Quintana fueron golpeados y posteriormente rociados con combustible y quemados vivos, el 2 de Julio de 1986.
Según manifiesta el comunicado de la prensa alternativa “este proceder es parte de una estrategia de los servicios de inteligencia, que se origina unas semanas antes con acusaciones en redes sociales de ciertos grupúsculos que acusan a los Medios de Comunicación Populares de ser delatores de manifestantes”. El texto de MPR señala que no se han presentado como medios probatorios imágenes de la prensa alternativa en juicios de jóvenes aun secuestrados en prisiones del Estado. Las acusaciones de delación surgieron en cuentas falsas en redes sociales, sabiendo que una vez publicadas es difícil desmentirlas.
Para miembros de la prensa alternativa el objetivo del régimen es claro: “dividir al movimiento, sembrar la desconfianza, invisibilizar la protesta sacando a los medios de comunicación popular de las calles, bajar la moral de las y los manifestantes e impedir que haya registros de la brutalidad policial”. La prensa popular y alternativa ha solidarizado con la denuncia. La declaración fue firmada por Opal Prensa, Muros y Resistencia, Radio Primero de Mayo-De Frente y Sin Rodeos y Radio Plaza de la Dignidad. Decenas de otros medios, organizaciones del movimiento social y derechos humanos, representaciones de presos políticos, activistas y abogados adhirieron a la denuncia.
El director de diario El Siglo, Hugo Guzmán, señaló que “estamos ante episodios de peligrosas agresiones a comunicadores y fotógrafos de la prensa popular, donde se abre otro flanco de violaciones a los derechos humanos y violación al derecho a la información en Chile”. Enfatizó que “en estas circunstancias, e independiente de nuestras líneas editoriales, debemos solidarizar y apoyar a los colegas agredidos y amenazados y defender la labor de la prensa popular”.