¿Qué pasaría si un buen día amanecemos con la noticia oficial emitida desde el Vaticano de que Dios no existe? Se imaginan el caos, la cópula desenfrenada, los crímenes por doquier, la desestructura universal.
Dios y su concepto es algo etéreo, pero nos aterriza a nuestras limitaciones humanas y nos da seguridad, es el clavo encendido del que todos nos sujetamos cuando nos estamos cayendo de la vida. Su equivalente terrenal: nuestros padres, nuestras autoridades.
En cada etapa de la humanidad, esa idea superior nos ordenó y nos impulsó. Durante siglos, hasta la Edad Media, la Iglesia de Pedro fue el referente de autoridad en medio del Feudalismo y la barbarie, convirtiéndose en una estructura política, que aunque caía en todas las pasiones humanas, definía los límites del bien y el mal.
Luego de eso: El Estado. Un conjunto de instituciones que tienen la autoridad para establecer las normas y reglas de la sociedad en un territorio determinado.
En el Ecuador en estos últimos años hemos evolucionado, desde la tomadura de pelo oficial hacia el país, la coíma institucionalizada, el tráfico de cargos, el atraco a los hospitales en medio de una mortandad, la delincuencia común más común, y la organizada, más organizada que nunca, el sicariato, asesinando a gente buena como Efraín, y ahora esto: masacre sin precedentes en la historia contemporánea. Ni en los narcoterrorismos de México o Colombia, ni en las guerras del Medio Oriente, he tenido noticias de decapitaciones y desmembramientos masivos en medio de la celebración del planeta de los simios. Solo en la prehistoria ví algo parecido, porque en las pirámides de Cochasquí se encontraron 546 cráneos.
Paralelo a esto, sin sangre, pero igual de grave, un Estado que ha permitido que una elección presidencial se transforme en un reality show de la democracia, dónde esa vacante tan débil, es peleada por 16 concursantes, la mayoría no aptos ni para gobernar la presidencia de la urbanización en la que viven.
¿Por qué vivimos esta angustia?
¿Dios nos está dejando solos?
Dios sigue en el mismo lugar, y hoy pude ver a muchas madres afuera de las cárceles, llorando de rodillas, por no tener a quien más acudir, porque en medio de los muertos, seguramente hubo muchos inocentes que no tuvieron dinero para pagar a algún juez. (Otros, obviamente, de los peores ejemplares que tenemos, pero sin traje)
Entonces ¿Qué le pasa a nuestra Patria?
La respuesta es sencilla: No hay Estado. Hace rato vivimos en anarquía. Hoy me decía un amigo bien conectado en la política: parece que habrá golpe de Estado, y yo le respondí: pues será patada en el aire porque no hay a quien golpear, no hay Estado.
No hay ni para lo importante, ni para lo básico, porque no hay ni las vacunas normales para los bebés, peor para el Covid. Si hubiera el ranking de los países más pendejos, nos llevamos el primer premio, la mayor mortalidad per cápita y la menor cantidad de vacunas hasta la fecha. En medio de esta anarquía todo es posible, nada ya debe sorprendernos.
Solo nos queda suplicar para que mañana por la mañana, sea 25 de mayo.
Esta noche, pongámonos todos de rodillas por nuestro país y roguemos para tener una patria unida, dónde brille la cordura y nuestros hijos no tengan que ver esto.