Lo hemos dicho muchas veces, y estamos convencidos: la política es hacer que las cosas sucedan. Pero dentro de esa convicción también creemos que no debe suceder cualquier cosa en la política. Debe suceder cosas justas, causas nobles, empleo de medios limpios para fines dignos. No. En política el fin no justifica los medios, no debe hacerlo. El maquiavelismo es ruin.
En el proceso electoral presidencial que vive el país, fuerzas oscuras tratan de que sucedan cosas en la política. Determinados hechos en beneficio de sus intereses, claros fines que se busca alcanzar por oscuros medios. Para esas fuerzas la política es un juego innoble que permite al fin justificar cualquier medio.
Este fin de semana pasado se puso en marcha un entramado de situaciones destinadas a que sucedan cosas en política que están contra la democracia en el país: un «golpe de Estado electoral» -como lo denominó el periodista Francisco Herrera Arauz- con el fin de impedir que Andrés Arauz alcance la presidencia de la República. Los medios para ese fin son parte de un guión que incluye la suspensión del proceso electoral con la pretensión de declarar la nulidad de las elecciones. El leiv motive final es impedir la llegada de Andrés Arauz al poder por miedo a que regrese Rafael Correa al Ecuador.
Los entretelones del intento golpista son claros. Pachakutik, con Yaku Pérez a la cabeza, asiste a la Fiscalía General del Estado con denuncias -pero sin pruebas- de un presunto fraude electoral. La fiscal, Diana Salazar, acoge las denuncias e instruye retirar los equipos del sistema informático del Consejo Nacional Electoral CNE, previa autorización del juez de la Corte Nacional de Justicia, Luis Rivera, para que “se registre y se retenga” la base de datos del CNE. Guillermo Lasso alerta la noche del sábado que se ha retirado la custodia policial del edificio del CNE, mientras se estaba realizando conteo de votos. Simultáneamente, el contralor Pablo Celi dispone una auditoría al sistema informático del organismo electoral. Andrés Arauz denuncia que la intención de retirar los computadores del CNE con la base de datos del 7 de febrero, se propone impedir la segunda vuelta electoral el 11 de abril del 2021. Las acciones de Celi y Salazar de retirar el sistema informático son una evidente intervención de autoridades ajenas al proceso electoral, según el artículo 16 del Código de la Democracia: “Ninguna autoridad extraña a la autoridad electoral podrá intervenir directa o indirectamente en el desarrollo de los procesos electorales ni en el funcionamiento de los órganos electorales”.
La intervención de la Fiscalía y la Contraloría interrumpe el proceso electoral, lo cual está reñido con la ley. Esos son los medios empleados para conseguir el fin de una segunda vuelta sin Arauz. Lasso no aceptó esa alternativa y decide pronunciarse, alertando que la democracia está en peligro y hay que defenderla; en tal sentido, mostró apego a la legalidad.
La maquiavélica salida de hacer que cualquier cosa suceda en política debe ser firmemente rechazada por el pueblo ecuatoriano. El golpe de Estado electoral, blando o legaloide, cualquiera sea el apelativo, es un despropósito de la política innoble instigada por oscuras fuerzas que se aferran al poder. El proceso electoral debe continuar su marcha y concluir con el resultado que el pueblo elija.
Es hora de que el pueblo decida qué cosas deben suceder en política.