El coronavirus se expresa con diversos síntomas orgánicos y espirituales, de igual manera que deja secuelas en el cuerpo y en el alma de los seres humanos y de las naciones que las habitan. Las secuelas éticas están causando estragos en la convivencia colectiva. Corrupción, inequidad, injusticias y delitos penales son las derivaciones del virus que proliferan en un mundo con un sistema social enfermo.
Cada día las secuelas éticas muestran en la televisión a ministros desvergonzados que priorizan la vacunación de familiares y amigos. Presidentes que se han hecho inmunizar junto con sus adláteres de manera clandestina. Alcaldes que están siendo investigados por perjuicio a sus ciudades en la adquisición dolosa de pruebas de diagnóstico para el covid.
Si estas secuelas se reproducen a nivel global, explica porqué el 75% de vacunas disponibles fueron distribuidas, inequitativamente, solo entre 10 países en el mundo, con menor acceso a los pueblos latinoamericanos. El resultado es que, según la OMS, al menos 130 países del planeta no tienen ninguna posibilidad de iniciar sus planes de vacunación masiva este año 2021.
Ecuador ha vacunado solo al 0,1% de su población de 17 millones de habitantes. En este país, el ministro de Salud priorizó la vacunación de sus familiares en un centro médico privado en lugar de dar prioridad a personal médico y de seguridad de primera línea en atención pública. El funcionario indagado por la prensa no da respuesta satisfactoria y en el parlamento enfrenta un eventual juicio político.
Mientras esto ocurre en el gobierno central, en el GAD capitalino el gobierno local enfrenta un proceso de investigación por presunto peculado en la compra de pruebas de diagnóstico para covid que habría causado un perjuicio de 4 millones de dólares al municipio metropolitano. El proceso investigativo involucra al alcalde, personal de la dirección de salud municipal y a proveedores por la compra venta de pruebas que no cumplieron con los requisitos técnicos para su uso. Fiscales y jueces decidieron aplicar medidas cautelares al Alcalde quien, impedido de salir de país, debe presentarse todos los días ante la autoridad judicial y portar un dispositivo electrónico de geo ubicación. El funcionario, en impúdica actitud, ha dicho que este grillete “es el mejor galardón que ha recibido en su vida, una precea especial por salvar a la ciudad y que lo hace más famoso”. Acto seguido, como una cortina de humo, invita a rectores de las universidades a ser vacunados. Los académicos en actitud digna de aplauso rechazaron la invitación puesto que existen prioridades entre personal médico, dijeron. El burgomaestre investigado, pone la guinda al pastel, ¡y solicitó permiso para comprar vacunas, para lo cual tiene 20 millones de dólares! La OMS, al respecto, se opone terminantemente a que las vacunas para el covid sean adquiridas por alcaldes, sectores médicos privados y otras personas, siendo potestad solo de los gobiernos centrales su adquisición.
Frente a las secuelas éticas que deja el coronavirus debemos exigir vacunas en contra de la inmoralidad de presidentes, alcaldes, burócratas y sus adláteres, en prevención de que todo un país se contamine de oportunismo, desvergüenza, procacidad e ilegalidad. Secuelas éticas, que como señala la OMS, son síntomas del «fracaso moral y catastrófico» que deja el virus. Síntomas que en salud pública resultan ser, nada saludables.