Una de las muletillas recurrentes que escuchamos repetir a diario a sectores de la candidatura de la derecha criolla es que debemos “votar con responsabilidad”, aludiendo entre dientes, pero sin disimulo, que el voto “responsable” sería por el candidato banquero. La reflexión inmediata es qué responsabilidad supone votar por el dueño de un banco para presidente de la República y, por tanto, qué tan responsable puede ser el accionista de una entidad financiera privada a la hora de generar políticas públicas de progreso con justicia social.
Una investigación sobre los acontecimientos relacionados con la banca criolla y el sistema financiero nacional, muestra una fecha negra en la cual el feriado bancario emerge como un fantasma que evoca uno de los periodos más dramáticos de la economía nacional y, sin comparación, de mayor sufrimiento y deterioro de la convivencia familiar de los ecuatorianos.
El llamado feriado bancario hace referencia a las decisiones económicas adoptadas por el ex presidente democratacristiano Yamil Mahuad a fines de los años noventa, a través y en coordinación con un súper ministerio de Economía, cuyo titular fue Guillermo Lasso, hoy aspirante a la presidencia del país. En marzo de 1999, el gobierno de Mahuad decreta el feriado bancario anunciando la suspensión de las operaciones financieras de los bancos durante 24 horas que, en la realidad, se extendió a cinco días. La medida implicó el congelamiento por un año de las cuentas corrientes y de ahorros, con impedimento del retiro de fondos a sus clientes. Los bancos, que fueron quebrando uno tras otro, emitieron Certificados de Depósitos (CDR) de los fondos secuestrados en sus arcas, documentos que fueron entregados en garantía de lo depositado a cada cliente. En seguida, esos mismos bancos procedieron a comprar a los depositantes los CDR a mitad de precio o al 40% del valor real. El Estado intervino en la negociación, a través de la Corporación Financiera Nacional CFN, y adquirió nuevamente a los bancos los CDR al valor del 100% original. Las entidades bancarias habían hecho un negocio redondo con los haberes de sus depositantes. Luego, el Estado procedió a otorgarles préstamos a los bancos en crisis, en un “salvataje bancario” que significó al país un desembolso de no menos de 8 mil millones de dólares.
La investigación periodística realizada por la colega argentina, Cynthia García, para el diario Página 12, estableció que Guillermo Lasso era en ese entonces, según datos de la Superintendencia de Compañías, accionista con el 58% de acciones de la empresa Andean Investment, dueña del Banco de Guayaquil, entidad en la cual Lasso aparece también como accionista mayoritario. Esta compañía se vio preferentemente beneficiada durante el feriado bancario, enriquecimiento que le aseguró ganancias por 30 millones de dólares durante los años 1999 y 2000, a una empresa que comenzó con un millón y terminó capitalizando 31 millones de dólares. Lasso, según la investigación, intentó posteriormente emprolijar -limpiar- sus negocios para participar en la arena política sin ser cuestionado por su condición de banquero millonario. Página 12 tuvo acceso a información que da cuenta que Lasso está asociado a 49 empresas en paraísos fiscales. Una es Andean Investment domiciliada en Islas Caimán, compañía que incrementó su capital treinta veces en dos años, gracias a “la especulación con los bonos -CDR- emitidos tras el feriado bancario” durante el periodo que Guillermo Lasso fue Gobernador del Guayas y súper ministro de Finanzas en el gobierno de Mahuad.
Lasso, según la investigación periodistica, sacó ese patrimonio del país. En mayo del 2011 el Banco de Guayaquil (BG) estaba conformado por la Corporación Multi B.G.S.A., principal accionista de Multi BG radicada en Islas Caimán. El reporte oficial de la Súper Intendencia de Bancos de Panamá, al que tuvo acceso el periódico Página 12, afirma que el principal accionista del Banco de Guayaquil es Andean Investment de Caimán. Otro inversionista en el BG es Inversiones Latina Inverlat. S.A. de Panamá, otro paraíso fiscal. Según la lista consultada al Servicio de Rentas Internas, SRI, le pertenece en papeles a dos altos ejecutivos de BG, Ángelo Caputti y Julio Macklif. Lasso, a través de ese banco manejó al menos 4 mil millones de dólares, es decir, el 4% del Producto Interno Bruto, PIB, ecuatoriano. García afirma que el banquero conformó un entramado de fuga de divisas para él y parte del empresariado local que tiene a su nombre o a nombre de sus allegados dueños de empresas offshore en paraísos fiscales de Panamá o Delaware, EE.UU. El año 2011, Lasso liquidó a Andean Investment y transfirió la operación resultante de la liquidación a seis fideicomisos a su nombre, el de su hermana e hijos. Luego transfiere nuevamente las acciones a empresas en Delaware, EE.UU. Página 12 tuvo acceso a esta revelación y señala que Positano, empresa offshore, es de Guillermo Lasso al igual que otras como Mont Pellier o Berlín. En el año 2013, luego de su derrota frente a Correa, el grupo económico que lidera Lasso trae de regreso las acciones al Ecuador. Según el diario argentino, el entramado en Delaware sirvió para esconder quiénes eran los titulares de las acciones del Banco de Guayaquil y mantenerlos en el exterior durante la campaña política de Lasso.
El candidato habría incurrido en evasión tributaria -según Pagina 12- al disfrazar el regreso de las acciones al país como “inversión extranjera directa”. Según la ley ecuatoriana, las empresas extranjeras no tributan, como una forma de brindarles un incentivo. Aquel “lavado de impuestos” tiene un procedimiento conocido. Las divisas del Banco de Guayaquil salen libradas de impuestos porque se las hace figurar como dinero extranjero en fideicomisos que se vuelven offshore, y luego regresan una y otra vez. Un registro del movimiento migratorio de Guillermo Lasso durante los años que se conoce transfirió sus capitales a sus hijos, muestra no menos de 50 viajes del banquero a Panama. Lasso argumenta que los nombres de su familia y el suyo propio aparecen en las compañías identificadas, por lo que el entramado sería público.
Obviamente, la información obtenida en la investigación periodística es refutada por Guillermo Lasso, afirmando que “todo es mentira” y se trata de “un linchamiento mediático”. Sin embargo, recientemente ha dicho durante el dialogo con Yaku, que a nadie se lo debe discriminar por su actividad, él es banquero y no lo niega. La gente de CREO, entre otros, Patricio Donoso, también se aferra a que todo lo dicho es mentira. Representantes de la bancada de la derecha sostienen que se trata de una “campaña sucia” y que si algo se ha hecho mal que se demande para que se dilucide en una corte, y amenazan a periodista de diario El Telégrafo que en su momento hizo revelaciones, que “se ande con cuidado”.
Guillermo Lasso no puede ni debe echar una cortina de humo a su pasado, presente o futuro. Las fuentes reveladoras de este affaire son diversas. El mismo Yamil Mahuad ha declarado en más de una oportunidad que Lasso “conocía perfectamente las políticas negociadas con el FMI” durante su gobierno. No obstante, Lasso en entrevista con Andrés Carrión, en el espacio televisivo Hora 25, dijo que todo lo que afirma Cynthia García es mentira. Que la ganancia de 30 millones de dólares que se dice obtuvo durante el feriado bancario es una infamia de R. Correa. Y que él -Lasso- “camina libre por el Ecuador”, tampoco asume la responsabilidad política del feriado bancario.
El pueblo ecuatoriano es responsable de su futuro y también sabe quién es el responsable de su pasado, que vio frustrar sus aspiraciones de bienestar, cambio social y estructural, en el país del saqueo bancario, entre otras políticas antipopulares que mandaron fuera del país a millones de emigrantes en busca de una mejor vida.
El pueblo ecuatoriano conoce las responsabilidades de cada quien. Y esa sabiduría popular se expresó en el voto depositado en las urnas el 7 de febrero y se expresará el 11 de abril. No hace falta recordarle la responsabilidad de su voto.
El pueblo llano, hombres y mujeres de todos los rincones del país, votará con responsabilidad por el derecho a la esperanza de recuperar el futuro. Porque no todo tiempo pasado fue mejor.