La campaña presidencial entra en la recta final y se percibe en el ambiente electoral un fracaso de los políticos tradicionales en sus intentos de conservar intacto al Ecuador de la injusticia, la traición y la descomposición social. Ante la eventualidad de una derrota electoral de candidatos conservadores del país de siempre, se ha orquestado una campaña que algunos llaman sucia, otros, del terror.
Se tata de una campaña que coordina acciones de desprestigio al candidato que en las encuestas y en opinión popular, tiene la primera opción de ganar las elecciones y convertirse en el próximo presidente del país: Andrés Arauz.
Los acordes de esa orquestada campaña tiene interpretes desafinados y tonos destemplados, que usando la mentira procaz en su desesperación recurren a todo argumento para alcanzar sus objetivos de intimidar a los electores. Miedo irracional basado en afirmaciones falsas y audaces para que los ciudadanos lleguen a conclusiones irreflexivas.
Los elementos de esa campaña se evidencian en diversos tonos, desde un asustadizo Roque Sevilla que, con semblante alicaído se esfuerza en echar andar la bola de que una banda delincuencial va a convertir a Ecuador en otra Venezuela, ya que según los datos no habrá segunda vuelta porque ganará Arauz el 7 de febrero.
Otro semblante alicaído es el del propio candidato banquero que, bajo estrés electoral ante los rumores de que perderá la elección, se convirtió en populista ofreciendo el oro y el moro. Sus publicistas le sugieren ofrecer virar “para el sur a la virgen de Panecillo” y, en otra oferta igual de falaz, subir el sueldo básico de los ecuatorianos. También promete eliminar subsidios y el impuesto a la fuga de capitales -que genera 1.500 millones de dolares anuales-, y así favorecer a los acaudalados que prefieren mantener sus fortunas en el exterior. Los publicistas del banquero aplican la estratega del “voto útil”, es decir, votar por el banquero garantiza no desperdiciar el voto en otros candidatos con menos opciones, y votar por quien está en mejores condiciones de enfrentar a Arauz. Esta campaña del voto útil pretenden bajarle el moño al doctor impostor, falso indígena que se cambió de nombre a uno más acuoso, y que en la campaña presidencial de 2017 apoyó al banquero diciendo que “es preferible un banquero que un dictador”. Hoy se presenta como ecologista, con melena crecida y un discurso ambiguo, derechista y encubierto, para sorprender a los incautos, especialmente, a los electores primerizos de nuevo cuño.
La orquestada campaña deja oír otros bemoles. Esta vez en cierta prostituida prensa internacional y local. La revista colombiana Semana, de clara tendencia derechista, publicó reportajes que hablan de una supuesta financiación de la guerrilla del ELN, a través de un préstamo de 80 mil dólares a la campaña progresista de Ecuador. No mencionan nombres y lo dan por hecho en base a especulaciones de un supuesto no demostrado y desmentido por el propio ELN. Ni cortos ni perezosos los “lindos canales” criollos y sus voceros a sueldo replican la “noticia” y se suman al coro de mercenarios.
El propio Lenin Moreno suma su destemplado timbre en entrevistas a la prensa internacional prometiendo “investigar el hecho” difundido por la prensa colombiana. Además ofrece a la periodista que hace la entrevista poner a disposición, a través de su asesora de comunicación Caridad Vela, a un grupo de personajes que contribuyan con “una información bastante más detallada” a la campaña de falsedades. En la lista Moreno menciona a Juan Carlos Calderón, Arturo Torres, Santiago Basabe, Carlos Larreategui y Diego Ordoñez, algunos candidatos a la asamblea, que han sabido formar parte de sus adláteres.
Moreno viajó a los EE.UU, además de dar entrevistas, para afinar detalles de su salida del gobierno, concretar acuerdos con el FMI y otros prestamistas internacionales en su intento por dejar orquestadas y cumplidas las promesas que hizo a los fondomonetaristas de acatar sus recetas neoliberales. En esa línea enviará, lunes o martes próximos, a la Asamblea Nacional el proyecto de Reformas al Código Monetario, polémico proyecto que prefirió presentarlo al legislativo después de la primera vuelta para evitar que provoque ruido, y “para que no afecte al tema electoral”, directamente a la campaña del banquero.
Puede que todavía quede tiempo de seguir escuchando la orquestada campaña destinada a crear un clima de terror en el electorado que, por lo demás, no es original porque repite lo que en otras ocasiones ya esgrimieron similares argumentos a nivel internacional y local. Una orquestación que, según el periodista Carlos Pazmiño, desplegó «todo mecanismo desde el Estado para impedir la postulación (de los candidatos pogresistas), sea mediante la persecución política, mediante la cárcel, la proscripción, sea mediante diferentes factores utilizados para contener el proyecto político progresista».
Una campaña destinada a “meter miedo”, como señala Francisco Herrera Aráuz en su nota editorial de esta semana. Campaña que “no es extraña y se fundamenta en el miedo al comunismo”, argumento usado de manera persistente por la derecha política y económica internacional y que es reproducido a nivel local por vocerías obsecuentes con el objetivo de tratar de “quedarse en el poder con el gobierno de la traición”. Campaña reproducida por “fanáticos fascistas”, según Herrera Aráuz, que es estimulada en reuniones de las cámaras y en cocteles empresariales privados, a través de afirmaciones amenazantes como las expresadas por el empresario Diego Lara, que prometió despedir a todo el que no vote por el candidato banquero.
La orquestación de la campaña y sus argumentos falaces, finalmente, busca crear codiciones para impedir el ascenso de Andrés Arauz, o destituirlo en caso de asumir la presidencia de la República. El voto inteligente, reflexivo, no debe prestar oídos a los atribularios que buscan intimidar la decisión electoral con una orquestada campaña del terror que tiene patas cortas, en su falsedad pura y dura. Como dice el incisivo colega Herrera Aráuz, “no te dejes meter miedo, carajo”.