Tengo tres razones poderosas para apoyar al binomio Arauz Rabascall.
LA PRIMERA RAZÓN: EL PROGRESISMO
El mal del mundo es la desigualdad. El 1% de la población acapara el 99% de la liquidez del mundo. Lo dice el Nobel Stiglitz. Un mundo de extrema riqueza y extrema pobreza. Lo mismo pasa en Ecuador. Los bancos ecuatorianos, en proporción, son cuatro veces más rentables que los norteamericanos y europeos. En época de pandemia han tenido ganancias enormes (200 millones de dólares). Ganancias obscenas.
Al contrario, la pobreza urbana, en nuestro país, y según datos del propio INEC, ha crecido, en estos cuatro años, hasta el 38% y la pobreza rural hasta superar el 70%. En el Ecuador y en el mundo, hoy por hoy, solo hay dos caminos. O el capitalismo salvaje que sufrimos con la codicia sin límites de los grandes ricos y banqueros, que generan riqueza solo para ellos y más pobreza para los más pobres y que nunca se cansarán de acumular más y más riqueza. Ya no solo quieren ganar más sino ganar todo.
Y el otro camino real -insisto-, posible, necesario, es lo que ahora se llama progresismo, un despertar mundial cansado del capitalismo salvaje, del capitalismo de los salvajes que con su voracidad neoliberal han quebrado países enteros, y nada menos que, hoy por hoy, en tiempos de la pandemia, han hecho un gran negocio con la enfermedad y la muerte. El reparto de hospitales, el negociado con las fundas para cadáveres, el de las vacunas, solo fueron y son anuncios del verdadero atraco: la venta de los principales bienes del Ecuador, los más rentables, que la Constitución prohíbe (por ejemplo: Coca Codo Sinclair, que produce el 36% de la electricidad del país, la venta de CNT, y hasta la concesión del Banco Central). NADA para el pueblo, TODO para ellos.
Pero política es geopolítica. Lo que pasa en Ecuador pasa en el mundo. No en vano, las fortunas más grandes del planeta han incrementado su capital, hasta niveles inverosímiles que bordean, en el caso de Jim Bezos y Elon Musk , los 200 mil millones de dólares. En el otro extremo, el 25% de la población del mundo vive con menos de tres dólares al día.
Ante la amenaza global, la respuesta debe ser global. Y se llama Progresismo. Hoy, lo capitanean los más grandes intelectuales del mundo: Noam Chomsky y Naomi Klein. En Latinoamérica, están en sus filas Lula y Dilma en Brasil, Evo Morales y García Linera en Bolivia, Los Fernández en Argentina, López Obrador en México, Petro en Colombia, muchos más, y en Ecuador, representando a la Revolución Ciudadana, de manera magnífica, el matemático y economista Andrés Arauz. Y su compañero de fórmula: el brillante economista y comunicador Carlos Rabascall.
Solo hay dos caminos: el de la vida y el de la muerte; el Progresismo o el neoliberalismo. No hay donde perderse.
Es un buen síntoma que el gobierno y el pelotón de candidatos que, directa o indirectamente, le hacen el juego, ataquen sin tregua a nuestros Arauz y Rabascall. Por ser el único binomio nuestro del progresismo, lo apoyo de modo ferviente.
LA SEGUNDA RAZÓN: LATINOAMÉRICA
De nuevo, Andrés Arauz y Carlos Rabascall, son el único binomio que propicia y dice claramente que es fundamental retomar el camino de la integración latinoamericana que el Imperio siempre ha tratado de destruir. Divide y vencerás es la vieja sabiduría a la que apela. Una imagen rota, con pedazos desconectados entre sí, como dice Galeano. Pero una poderosa geografía y una poderosa historia nos unen.
Pasado precolombino con enormes civilizaciones, como la Inca, la maya o la azteca; Pero también, hay que decirlo, nos unen las desgracias como la Conquista y Colonia ignominiosas, y la deuda externa y los dictadores, por cierto; pero también nos unen los grandes despertares como la Independencia, o los proyectos republicanos. Y las luchas sociales.
Tierra de cataclismos y déspotas, pero también de la naturaleza feraz y generosa y de los grandes héroes, como Bolívar y Manuela (la verdadera), San Martín, Hidalgo y Morelos; Alfaro, Martí y el Che, América Latina es “la patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas”, que dijo García Márquez, cuando recibió el Nobel.
La patria inmensa de Montalvo, Rodó y Mariátegui; de los enormes poetas como Darío, Neruda, Vallejo, Dávila y Adoum y Pizarnik. De los pintores colosales como Siqueiros, Frida, Lam, Soto y Guayasamín. De los narradores perfectos como Rulfo, Guimarães, el propio Gabo, Carpentier, Cortázar, los nuestros Ortiz y Rojas, los nuevos como Laura Restrepo y Bolaño, amén de las actuales escritoras ecuatorianas.
Porque Arauz y Rabascall son los únicos candidatos que se atreven a hablar de la patria inmensa, la patria grande latinoamericana y sus propósitos integradores, como la Unasur, mi apoyo decidido a su candidatura.
LA TERCERA RAZÓN: LOS CANDIDATOS
Por un trabajo puntual, conocí a Andrés Arauz de cerca cuando trabajaba en Senplades. Era un técnico brillante que logró parar el negociado que, subrepticiamente, preparaban entonces una empresa de comunicación internacional y un banco nacional, a propósito del dinero electrónico. Como esa, otras actuaciones suyas me mostraron al joven decidido, agudo, inteligente, que es capaz de ir al fondo de los asuntos para investigarlos y descubrir sus secretas motivaciones. Después, en estos años, todos hemos podido comprobar los otros valores que lo convirtieron en el candidato a presidente que nos representa bien: su honestidad, su fidelidad política, su anti neoliberalismo militante, su fuerza juvenil avasalladora.
Según todas las encuestas y analistas políticos, solo hay tres candidatos en posición de ganar las elecciones: Arauz, de lejos, en primer lugar, el banquero Lasso, luego, y Carlos Pérez, que ahora se llama Yaku.
Quienes opten por el banquero, deberán olvidar, por fuerza, el feriado bancario que preparado, concebido y aprovechado por su cohorte de banqueros , en el gobierno de Mahuad, que le costó al país, en los años 99 y 2000, y en los siguientes, 8.000 millones de dólares de entonces; la pérdida de la moneda nacional, con un año de inflación del 100% (en dólares ya); la migración de casi dos millones de compatriotas hacia destinos imprevisibles, las quiebras de empresas, los suicidios y demás muertes que ocasionó ese desastre. Y esos votantes, deberán olvidar su constante presencia en los más nefastos gobiernos como el de Lucio o, en el presente, de Moreno. Y qué decir de su binomio, el potentado de la salud: Borrero.
Y quienes (ingenuos o diletantes) opten por Carlos Pérez Guartambel -una figura que si no fuera cómica, sería trágica, o tragicómica-, deberán olvidar su cambio de nombre a Yaku, por puras razones políticas; su apoyo al golpe contra Evo; deberán olvidar el favor de los medios, el show con la Manuelita (la falsa): olvidar su discurso económico confuso y contradictorio (que conlleva el oportuno mensaje ambientalista , que ahora hasta lo proclama la ex del FMI y hoy presidenta del BC europeo, Christine Lagarde), dizque en favor de los pobres: conciliarlo con la supresión del impuesto a la renta y la supresión al impuesto a la salida de capitales que, en los hechos, como cualquiera lo puede entender, solo favorece a los más ricos, justo en el momento en que hay un clamor mundial para que se cobre más impuestos a la renta a los más ricos. Este engendro caricatural solo es el plan B del neoliberalismo.
Arauz y Rabascall, para ponerlo todo muy en claro, representan la continuación del proceso político de la revolución ciudadana que cruzó el país de grandes carreteras, y construyó centrales hidroeléctricas y hospitales y escuelas, y prosiguió con el gran proyecto alfarista de defender los bienes públicos en contra de la codicia del capitalismo salvaje.