Una de las preguntas que se hacen los organizadores de los debates electorales que presenció el país días pasados es si estos eventos contribuyen a un mejor conocimiento ciudadano de los candidatos y sus propuestas de campaña. La pregunta resulta incompleta por la propia fuerza de la realidad: un debate tiene que develar qué saben los electores de los candidatos, y lo que es más revelador, qué saben los aspirantes al poder de los ciudadanos y de la realidad nacional.
La doble cuestión quedó, de alguna manera, contestada con evidencias en el foro electoral organizado esta semana por la empresa Cedatos, en el que la ciudadanía ensayó sus propias respuestas junto a los invitados el doctor Medardo Oleas, experto en temas electorales, y los periodistas Lolo Echeverría y Francisco Rocha. El evento dio a conocer el resultado de los sondeos de opinión realizados a más de 2.670 personas a nivel nacional. En las entrevistas, cara a cara, los encuestados manifestaron la percepción que les dejó el debate organizado por el Consejo Nacional Electoral CNE, el grado de confianza que les inspira el proceso y sus preocupaciones electorales.
Según el estudio de Cedatos, el primer debate fue visto por el 21,0% de la población, mientras que el debate obligatorio del CNE lo vio un 30,2% de la población. Un 67,0% de la población no sintonizó los debates y no sabe que pasó durante su emisión televisiva. Respecto del grado de impacto producido por el debate del CNE, un 16% reconoció que influirá en una toma de decisión, o en un cambió de la preferencia electoral. Durante el foro electoral de Cedatos se expresaron diversos y duros cuestionamientos a la organización del debate del CNE, al nivel de los participantes, al grado de conocimiento sobre la problemática del país y la honestidad de sus respuestas.
Uno de los hechos reveladores fue el testimonio expresado por el periodista Lolo Echeverria quien, luego de ser invitado como moderador del panel por el CNE, fue separado de un día para otro por manifestar discrepancias con los organizadores en la modalidad de debate: “Tenía la ilusión de que había consenso en las bases del CNE cuando me invitaron. En la respuesta dije que frente a ese consenso no podía eludir la invitación. El día viernes advertí que habían cambiado el formato Me dijeron que el Consejo asesor había hecho las preguntas, pero que el formato había sido cambiado por el CNE. No habría repreguntas en el nuevo formato. Un debate es para conocer las ideas y cómo las defiende un candidato. Me opuse al cambio de formato y me dijeron que estaba fuera del debate. Yo era depositario de preguntas entregadas ante notario. Me llamó la presidenta del CNE, Diana Atamaint, y me dijo que “tenía que bajar la temperatura política”. Entonces, entregué las preguntas a Ruth del Salto, ante un notario. Los problemas políticos no hay que dramatizarlos, ni minimizarlos porque así no se corrigen”, expresó Echeverría.
Sumado a ese incidente que no contribuye a la imagen de seriedad e imparcialidad del debate, se suma una lapidaria opinión de la ciudadanía. El 42% de los encuestados rechazó “la forma como se desarrolló el debate”. Un 70% dice que “dejó mucho que desear, hubo falta de respeto a la población con asuntos demagógicos y apreciaciones que no fueron demostradas, preguntas que no tuvieron respuesta, sobre corrupción, salud, empleo, etc. Hubo respuestas no claras para llegar a entender si los candidatos están preparados para gobernar el país. Faltó reflexión de los candidatos sobre la realidad nacional». En referencia al momento electoral el estudio revela que un 60% se concentra en tres candidatos: Lasso 24%, Arauz 15%, Pérez 8%, según manifestó Polibio Córdova.
En el informe de la encuesta de Cedatos, la población expresó sus dudas acerca del evento electoral: un 14% confía en el proceso y en el CNE, un 86% no confía. Asi mismo, la población manifestó estar “preocupada por la pandemia y la delincuencia, y los candidatos no dijeron nada, tampoco del control de la migración”. Los jóvenes consultados dicen que se “quedaron insatisfechos porque no se dijo nada sobre educación, tecnología para recibir clases virtuales”. En el debate del CNE, nada se dijo respecto del emprendimiento, hubo un vacío general sobre estos temas. Nadie se refirió a la reactivación del país y de la actividad privada. Nadie habló de producción. En la ciudadanía existe “inquietud y temor que alguno de los candidatos se vaya en contra de la dolarización”. Según la encuesta, quienes habrían tenido “Buen desempeño” en el debate fueron Lasso, Hervás y Freire, y un “Mal desempeño”, Arauz.
Un debate fallido
Los invitados al foro de Cedatos dieron una evaluación del debate. Medardo Oleas manifestó que “El debate debe ser una exposición para contrarrestar propuestas. El CNE destruyó la esencia del debate. Tuvimos solo una presentación de ponencias. Los candidatos dijeron mentiras y barbaridades. El debate es para desenmascarar la farsa. Nadie dice cómo hacer las cosas, fue un concurso de mentiras. Va a ser difícil revertir la desconfianza en el CNE. No hay posibilidad alguna de mejorar la confianza en una institución que perdió el apoyo de la ciudadanía.”
Francisco Rocha expresó: “Hay un relajo bien organizado por el CNE que da papaya, que en cada cosa que hace da motivos para ser cuestionado. Han sido incapaces sus miembro de ponerse de acuerdo en cómo manejar el proceso. En cuanto a los candidatos, son un grupo de aventureros y de ahí tenemos que escoger al mejor. Los partidos políticos deben ayudar a que sus candidatos respondan y den una visión de país y digan cómo salir de la crisis económica. Este momento es de quiebre del país y de la democracia.”
Lolo Echeverría, dijo: “Hay que hacerse cargo de un problema de nuestro tiempo: lo emocional prevalece sobre lo racional. Tenemos que buscar consenso en torno a la racionalidad que nos hace humanos. Si no ponemos soluciones para volver a la racionalidad estamos mal. Los medios informativos están detrás del escándalo del día. Hay que hacer buena prensa. Lo que hemos visto son atrocidades en política. La academia está ausente, solo asiste a conciábulos pequeños y no llega a la población. Hay que devaluar la emocionalidad y hacer de la política un ejercicio de racionalidad.”
Como corolario de la percepción ciudadana respecto de los eventos electorales y sus participantes, el estudio de Cedatos reveló que un 16% de la población «no está interesada» en el proceso electoral, un 32% «está interesada», un 49% «manifiesta interés», mientras que un 62% expresa indecisión.