En el debate “oficial”, montado por el CNE, a través de la señal de TC Televisión no se vio nada nuevo respecto de los debates electorales organizados por diario El Comercio y por la Cámara de Comercio, en cuanto a un mejor sentido de analizar la problemática nacional. El evento fue cuestionado por diversos sectores por la organización que mostró “poca claridad en el formato, un modo irregular, improvisado y arbitrario”, debido a que no existió “un manual y reglamento definidos”. Los organizadores cambiaron los temas a tratar -que habían sido establecidos originalmente el 12 de enero-, y el cambio no fue comunicado debidamente a los candidatos. De última uno de los moderadores fue reemplazado -Lolo Echeverría por Andrés Jungbluth-, sin presencia de notario ni representante de las candidaturas. De igual manera se dieron cambios en la modalidad de las respuestas, cada candidato debió escoger un sobre con la pregunta, pero el moderador escogió el sobre y leyó la pregunta directamente, no como estaba originalmente estipulado; el cambio se lo hizo sin avisarle a nadie. Los temas tratados el día sábado fueron economía, asuntos internacionales, educación, salud, corrupción. También hubo cambios en el orden temático, sin notificar a nadie a pocas horas del debate.
La emisora on line, Radio La Calle, difundió un estudio de Grupo Faro, según el cual en los debates se formulan “promesas imposible de cumplir”. Entre 1.500 propuestas de los candidatos presidenciales, 55% tiene propuestas ejecutables, 26% de las propuestas explican a quién van dirigidas y 18% con quién deben ejecutarse. Ecuador Decide estableció 2 componentes: Voto Informado y Arte de Debatir, que buscan acercar la política a la ciudadanía para que cuente con nuevos espacios de análisis acerca de la realidad nacional. Según el estudio, en la plataforma de Voto Informado se generaron diagnósticos en 16 temas y 66 subtemas relacionados con propuestas de campaña.
La emisora señaló que en el debate organizado por diario El Comercio, en Guayaquil, se aportaron “datos y presupuestos para enfrentar la crisis con falsedades e información incompleta”, por parte de los candidatos. Según refiere, Ecuador Verifica, de 12 declaraciones, 3 fueron ciertas 4 falsas y 5 “no del todo claras”. Entre lo que se ha dicho y resulta falso, se cita como ejemplo las promesas de algunos candidatos: Freire prometió que por régimen de excepción “haremos que se dé trabajo por horas”. El estado de excepción es una medida extrema en periodos de disturbio, zozobra o alteración del orden público. No se puede limitar el trabajo por horas en esas circunstancias, solo se limita derechos. Carrasco propone “jueces sin rostro”, pero la CIDH dice que todo enjuiciado “tiene derecho a conocer la identidad de sus juzgadores”. Celi dice que la luz en Manabi es más cara, cuando en realidad lo es en Guayas, El Oro y Cotopaxi.
¿Promesas abstractas?
Luego del debate oficial organizado por el CNE, quedan muchas dudas acerca de la capacidad de los candidatos para gobernar el pais y de la viabilidad de cumplir un baratillo de ofertas electorales.
En cuanto a la temática, improvizados aspirantes al poder hablan en abstracto de reformar la educación, reactivar la economía agraria, reformar el sistema de salud, reinventar el país, etc. Diversos candidatos ofrecen conectividad digital gratis para todos. Prometen más inversión en educación y salud, sin decir de dónde saldrá el dinero, excepto uno -Romero- que habló de privatizar la construcción de escuelas rurales.
El montaje mediático del debate no logra romper el formato televisivo de un formalismo exigido por la ley electoral que no alcanza a ser un verdadero ejercicio de democracia. En sus contenidos no educa políticamente al electorado, y más bien, refleja la “cultura política” del país, a través de la mediocridad de los candidatos. Un formato mediático que refleja intereses particulares en juego: empresarios, improvisados y populistas tratando de posicionar agendas particulares. Algunos arrogantes otros ignorantes frente a la realidad nacional, la mayoría se aprendió una lección sin convicción y repite frases vacías o demagógicas que el pueblo detecta con intuición.
El debate oficial del CNE tampoco contribuye a un diálogo político profundo y no favorece la organización de un evento trascendental para la democracia. Es un debate parcializado, simulacro de democracia convocando a los mismos de siempre. Un Lasso reiterativo, falto de recursos discursivos. Almeida, un predicador extraviado en una lid presidencial. Freire, sin base política. Un Hervás que cree que la ignorancia y falta de experiencia política son una virtud. Candidatos presidenciales que no están dispuestos a cambiar nada de fondo. Aspirantes al poder que practican la tanatopraxia política, maquillar el cadáver de un país que ellos mismos y sus antecesores aniquilaron.