Seguramente el ciudadano británico William Shakespeare habrá discernido entre ser o no ser vacunado contra el Covid 19, luego de que Margaret Keenan se convirtió en la primera mujer en el mundo en recibir la vacuna en planes masivos de vacunación que comenzaron ayer en Gran Bretaña. Las dudas existenciales de Shakespeare se refieren a la inmunidad que proporciona un nuevo producto de la medicina desarrollado contra reloj en los laboratorios Pfizer y BionTech, que afirman conseguir un 95% de eficacia en adultos mayores. La incertidumbre se generó luego de que un paciente experimentó un paro cardíaco 60 días después de recibir una segunda dosis de la vacuna y murió tres días después. El otro paciente con obesidad inicial y aterosclerosis preexistente murió tres días después de recibir una primera vacuna de estos laboratorios. Ambos pacientes tenían sobre 55 años de edad. Sin embargo, la FDA afirmó que los cerca de 38.000 ensayos clínicos de la vacuna contra el COVID-19 desarrolladas por las empresas Pfizer y BionTech, muestran que esta no supone una preocupación que pueda impedir su autorización para ser utilizada de emergencia.
Uno de los objetivos que ha señalado la OMS es que las vacunas que se encuentran en desarrollo en laboratorios de diversos países como China, Rusia, EEUU, Alemania, entre los principales, lleguen a corto plazo y con amplia cobertura a los países de menores recursos y a la población de mayor riesgo. Este aspecto del tema debe verificarse luego de que el desarrollo de la vacuna contra el Covid 19 se convirtió en competencia política, similar a la carrera espacial entre países de oriente y occidente para ver quién es el primero. Para que no quede duda de la carrera tecnológica, Rusia bautizó a su vacuna Sputnik V, en alusión al primer satélite artificial que el ser humano puso en órbita en el marco de la carrera espacial de los años cincuenta.
El escenario cambia en la región más desigual del planeta, América Latina, en la que algunos gobiernos están adquiriendo dosis anticipadamente, mientras otros confían la inmunidad a un mecanismo internacional que garantizaría el acceso a las naciones con menos recursos. La región oscila entre las compras anticipadas y la falta de infraestructura para la aplicación masiva de la vacuna. El largo proceso de inmunización latinoamericano es todavía incierto, en tanto millones de latinoamericanos se preguntan entre la esperanza y la desconfianza cuándo les llega su turno.
Inmunización en América Latina
En nuestra región los planes de vacunación enfrentan la falta de recursos para adquirir las dosis y la carencia de logística que asegure la conservación y distribución, a esto se suma la creciente politización con buena dosis de desinformación. Algunos países han concluido acuerdos con diversos laboratorios, la mayoría puso la esperanza en el Fondo de Acceso Global para Vacunas covid-19, COVAX, un plan impulsado por la OMS. El propósito es acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas y garantizar su acceso justo y equitativo a todos los países del mundo. Los países más pobres cuentan a través de COVAX con un compromiso de compra anticipado AMC, financiado con un fondo para el desarrollo. Ahora la presión política compara a cada país y se mide en las dosis disponibles por habitante.
Al momento es Chile el país con el mayor stock preadquirido de vacunas, el 75% de ellas son procedentes de la china Sinovak, sin pruebas de efectividad al día de hoy. En tanto, Ecuador y México, el país con un portafolio de compras más diverso, incluye acuerdos con dos de las firmas más prometedoras actualmente Oxford con AstraZeneca y Pfizer. Los gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela apuestan principalmente por la vacuna rusa de Gamaleya y su proyecto Sputnik V, de efectividad muy elevada. El Salvador, Honduras, Nicaragua y Bolivia recibirán dosis de COVAX al ser considerados los países de menos recursos y sus poblaciones con mayor dificultad de acceso al producto.
Una investigación publicada en diario El País, señala que México se dispone a comprar 198 millones de vacunas, y este mes recibirá 250 mil dosis de Pfizer. El propósito inicial es inmunizar a 2.6 millones de personas en una primera fase de vacunación durante los meses de diciembre y enero. En Costa Rica el gobierno firmó contrato con Pfizer y BionTech para el suministro de tres millones de vacunas para proteger a 4,9 millones de habitantes del país. En Nicaragua existe falta de información oficial, pero se conoce que el régimen aplicará la vacuna rusa Sputnik V. Colombia ha adquirido 10 millones de vacunas para 15 millones de habitantes hasta el momento. En Venezuela se planea una vacunación masiva a partir del mes de abril a 10 millones de personas.
Ecuador tiene avanzado un plan de vacunación que empezará en enero a personal sanitario de primera línea y personas de tercera edad que conviven el albergues. La distribución masiva se hará desde marzo. Se estima que entre un 22% y un 44% de la población ecuatoriana ya se ha contagiado, es decir, uno de cada tres habitantes. Las primeras 50 mil dosis llegarán al país de laboratorios Pfizer y BionTech y se espera otra entrega de 18 millones de dosis, luego del pago anticipado de 20 millones de dólares. En Brasil el gobierno tiene acuerdos con AstraZeneca para comprar 300 millones de dosis durante el 2021, otros 40 millones llegarán a través de Covax. En Argentina se ha asegurado la compra de 47 millones de dosis de AstraZeneca y 25 millones de Sputnik V, al Instituto Gamaleya. Chile comenzará la vacunación el primer semestre del 2021 en un plan que contempla la inmunización de 15,2 millones de habitantes. En Navidad llegarán 25 mil dosis de Pfizer, luego 2 millones de dosis del laboratorio chino Sinovak en enero.
La región latinoamericana convertida en escenario de la carrera política por la inmunidad contra el coronavirus, espera que la verdadera lucha sea por la vida de sus habitantes y no por el poder contra ellos.