El pueblo originario Kichwa de Sarayaku, ubicado en la Amazonía ecuatoriana, se asienta en el curso medio de la cuenca del río Bobonaza en un territorio de 135 mil hectáreas de bosque primario en la provincia de Pastaza. Organizado en 7 centros comunitarios sus habitantes descienden de los pumas o jaguares y de los arboles, según la tradición ancestral transmitida por sus ancianos. Cosmovisión que describe su ecosistema formado por tres unidades esenciales Sacha (selva), Yaku (ríos) y Allpa (tierra), trilogía sustentable de una rica biodiversidad faunística y florística. Entorno natural que inspira al “pueblo del medio día” a preservar los recursos naturales de su territorio para trascender el Sumak Kawsay -vida en armonía-, y asegurar la continuidad del Kawsak Sacha o selva viviente.
Esta cosmovisión que reconoce la dimensión espiritual del territorio “sagrado”, patrimonio cultural y de biodiversidad en Ecuador, ha declarado a Sarayaku como una zona libre y de exclusión de las industrias petrolera, minera y forestal. Consciencia histórica y geografía de Sarayacu que inspiró la resistencia contra la explotación de su territorios por la empresa petrolera argentina CGS, en 1996, lo que resultaría en la destrucción de selvas amazónicas. Luego de un largo litigio internacional, Sarayaku consiguió que la petrolera pagara una indemnización a su comunidad, ofreciera disculpas públicas a sus dos mil habitantes y deba desenterrar los cientos de explosivos sembrados en su territorio en la prospección petrolera, esta parte de la sentencia está pendiente.
Hoy día Sarayaku es símbolo de la defensa ambiental amazónica, su cultura y legado son proyectados a la humanidad a través de recursos tecnológicos y artísticos. Mediante redes sociales, sus habitantes son activistas cibernéticos conectados por internet satelital que proyectan un mensaje conservacionista al mundo. Como registro han creado un proyecto transmedia -Secreto Sarayaku- que permite al espectador adentrarse en su sabiduría ancestral, herencia de los sabios Tayakkuna. La muestra audiovisual se encuentra abierta en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito, CAC, y da cuenta de la convivencia de los seres que son parte de la selva viva. Una relación en un espacio físico y geográfico donde se subliman las emociones de sus habitantes en conexión con Seres Protectores que les permite reproducir sus sistemas económicos, tecnologías, conocimientos y ciencias. Sarayaku construye así sus sistemas organizativo y políticos de cara al futuro.
José Jarrín, guía de la exposición, señala que “en una sola galería del CAC, la muestra audiovisual en tres momentos enseña en fotografías y videos una cara de la Amazonía, la relación con el ambiente de una sociedad conectada con la modernidad”.
Consta el trabajo de cinco años del fotógrafo Misha Vallejo, una fotografía de autor, subjetiva, que ha querido destacar la visión de Sarayaku, a través de una relación espiritual de considerar a la selva como un ser vivo. Las fotografías de Vallejo representan su versión de la comunidad Sarayaku y se mezclan con las producciones que los habitantes hacen para representarse.
Este ensayo disfrazado de documental es una invitación para explorar una selva de información en donde confluyen la sabiduría ancestral indígena con la occidental contemporánea diseminada a través de la herramienta internet por redes sociales, señala Vallejo.
También está disponible la página web a través del enlace secretsarayaku.net, dividida en los capítulos “el nacimiento”, “la infancia”, “la adolescencia”, “la adultez”, “la vejez” y “la muerte”. Se la puede empezar a ver en cualquier punto, no hay un orden como una selva digital en la que no existe un inicio sino una historia circular como la narrativa Kichwa, que “comienza en el nacimiento, termina en la muerte, pero es una red, es una telaraña con conexiones”.
Juan Carlos León, en la sección La Caída del Jaguar, da una mirada a la relación del ser humano en defensa ambiental, contra la explotación de hidrocarburos y el despojo de la naturaleza. Un jaguar de residuos de petróleo simboliza, en el centro de la sala, el mensaje ambientalista del artista. La muestra de la contaminación química confirma la amenaza industrial petrolera contra la selva viva. Esta sección denuncia la relación destructiva con el entorno natural violentado.
Inflexión del Método es una sección que muestra cómo los elementos aire, fuego, agua tierra y espacio, forman un todo. “Lo mismo que el silencio no puede existir con la Nada. Nada puede existir sin silencio”, según dice una inscripción de la muestra. Es una representación de bailarines que muestran cómo los cinco elementos forman vida a través del cuerpo.
Secreto Sarayaku, en el Centro de Arte Contemporáneo, confirma que comunidades ancestrales no deben mantenerse “intactas” o aisladas, vistas bajo una mirada “romántica” que no hace más que perpetuar formas de exclusión étnica y social. La conexión de la sabiduría ancestral con la sociedad encuentra un nuevo cauce en la vertiente informática. La muestra permanecerá abierta al público en el CAC hasta el primer trimestre del 2021, desde las 10 horas, de jueves a domingo.