Unos de las manifestaciones que la democracia formal considera como su mayor expresión es el voto ciudadano en elecciones que designan dignidades populares, presidentes, parlamentarios, alcaldes, entre otros. Y en el marco de los procesos electorales la opinión pública adquiere relevancia fundamental como síntoma de la voluntad ciudadana. En ese contexto, los estudios de opinión son la herramienta con la que se recaba el pensar y el sentir de los electores expresados en la decisión de voto, como la califican los investigadores.
Sin opinion pública no hay democracia, sería la fórmula. Y esa preocupación inspiró el foro organizado por el Instituto de la Democracia que reunió a miembros del CNE y directivos de las principales empresas investigadoras de opinión del país.
La discusión giró en torno a la necesidad de respetar a la opinión pública, a través de la aplicación recursos metodológicos y tecnológicos idóneos que transparenten los procedimientos usados en las encuestas para obtener la información, procesarla y difundirla. Pero dicha transparencia está acechada por fantasmas tales como el poco acceso popular a medios telemáticos a nivel nacional, la falta de credibilidad en la información promovida en redes sociales, todo lo cual se traduce en desconfianza ciudadana en temas de opinión pública.
En Ecuador existen 13,8 millones de usuarios de internet divididos en el uso de aplicaciones y plataformas de redes sociales tales como Facebook, Instagram, Whatsapp, entre otros. Se estima que la información permite tomar decisiones y que la desinformación puede alterar una eleccion popular. Y la desinformación viene dada por un mal uso de las redes que es “como una pandemia”, según se dijo en el foro, lo que explica que un 68% no cree en lo que dicen las redes sociales. A esto se suma el poco acceso a medios telemáticos. Durante la pandemia se confirma que un 70% no pudo conectarse a internet para participar en procesos educativos o laborales. Al final del día, esta situación se traduce en una desconfianza en temas de opinión pública. El país vive una crisis de credibilidad.
Los estudios de opinión
El doctor Polibio Córdova, directivo de Cedatos, una de las empresas con mayor experiencia en estudios de opinión, abordó el tema estableciendo una reseña histórica de cómo ha cambiado la forma de obtener información de la población desde tiempos remotos hasta nuestro días. Córdova recordó que en la antigüedad ya había interés en conocer lo que pensaba y sentía la gente. En los tiempos modernos esa labor la comenzaron a realizar los medios de prensa. En los Estados Unidos instalaban ánforas para que la gente deposite su apreciación sobre los candidatos y los resultados, previo a las elecciones. De ese modo hacían proyecciones sobre los posibles ganadores. En Ecuador, en 1978 se hace un primer sondeo de opinión con motivo del referendum de 1978 para aprobar un nuevo proyecto de Constitución. En esa Exit Poll, Cedatos logra un 99,2% de aproximación al resultado real, según manifiesta Córdova.
Con el paso de los años se perfecciona la metodología para obtener información ciudadana desde encuestas presenciales cara a cara, hasta la aplicación de medios telemáticos actuales. Se trata de investigación por muestreo, en las cuales el tamaño de la muestra es secundario, a condición de que sea representativo. Para este objetivo se aplican encuestas telefónicas aleatorias y se tabulan con un software vía on line.
-Por el momento hacemos un estudio con papeleta no oficial en una simulación de votación. El entrevistado tiene la opción de expresar en forma reservada cuál es el candidato de su preferencia. Es un trabajo georreferenciado que forma parte de un método probabilístico. El sistema se aplica a través de llamadas desde un Call Center con 80 líneas telefónicas a un marco de muestra de 9 millones de teléfonos celulares distribuidos por ciudad, área urbana y rural, por género y grupo de edad. Las encuestas telefónicas se hacen aplicando cuestionarios desde los centros de llamadas. Aplicamos aleatoriamente las encuestas y hacemos una proyección de los datos. De esa manera se facilita aplicar un método científico, con márgenes de error mínimo y alto nivel de confianza, señala Córdova.
Vivimos una paradoja democrática con 270 movimientos y 2.500 candidatos. ¿Esta atomización incide en la democracia?
No obstante, la opinión pública debe verse reflejada fielmente en estas encuestas tecnológicas. Para ello Córdova identifica algunas condiciones básicas, entre las que destaca la necesidad de que las agencias de investigación oficializadas cumplan con una normativa y auditoría eficiente de sus procesos internos de calificación de la preparación de quienes dirigen los centros, porque en época electoral aparecen agencias de investigación que no tienen preparación ni formación. En todas las encuestas debe haber una ficha técnica para evidenciar cómo se ha logrado el resultado y es importante que esa ficha sea demostrable. Es urgente que las investigadoras de opinión se registren y demuestren su experiencia y su infraestructura.
El propósito final radica en cómo evitar que una encuestadora se convierta en una agencia de publicidad de los partidos y la transparencia es una forma de evitarlo. La investigadoras de opinión tienen un ámbito de responsabilidad social fundamental: incidir en un voto informado de la ciudadanía, pero no dar espacios para que algunos actores políticos utilicen los insumos de las encuestadoras para un voto pactado.
Se trata de un método de investigación y no una carrera de caballos que a los políticos les interesa conocer.