Estamos enfrentando un rebrote pandémico a nivel mundial. Sin embargo, no todas las noticias que circulan en torno al Covid-19 son malas. De hecho, la mortalidad de la enfermedad no es absoluta: hay quienes ganan la batalla a la muerte por asfixia, y son la mayoría. En testimonio fehaciente quienes pasaron por una unidad de cuidados críticos o unidad de terapia intensiva en hospitales destinados a pacientes covid, afirman que no fueron intubados y salieron vivos, mientras que otros fueron sometidos a esa medida extrema y murieron asfixiados. La razón resulta lógica a partir de un hecho significativo. Si el coronavirus produce el colapso del sistema respiratorio -bronquios y pulmones- por la severa inflamación defensiva que provoca la acción viral, el aire suministrado ingresa a un mecanismo colapsado e inutilizado en porcentajes muy altos que no cumple la función respiratoria para la que está normalmente habilitado y, consecuentemente, la acción de oxigenación requerida por los diversos órganos del cuerpo no se cumple a cabalidad. La estadística corrobora esta realidad: son más los casos de mortalidad en aquellas personas intubadas, es decir, quien es intubado tiene una baja expectativa de vida, precisamente, por la gravedad del cuadro. Una alternativa referida por pacientes covid con baja saturación de oxígeno en la sangre -menos de 92%-, es la de realizar ejercicios respiratorios para recuperar la capacidad de fuelle de los pulmones, evitar que se saturen de líquido y la neumonía los colapse, impidiéndoles cumplir su función respiratoria. Los especialistas dicen que en medicina nada es absoluto, cada caso tiene una especificidad propia y una respuesta particular. Por tanto, la práctica indica que la alternativa de no ser intubado y en su lugar realizar ejercicios respiratorios guiados por fisioterapeutas, dependerá de las condiciones físicas de cada persona, edad, gravedad del cuadro mórbido, carga viral del paciente contagiado, hábitos de ejercicios previo, y lo que es fundamental, una férrea voluntad de vivir.
¿Qué pasa con la inmunidad después del Covid?
Un estudio reciente del Instituto de Inmunología de La Joya, California, sobre el coronavirus indica que la inmunidad de un sobreviviente de Covid puede durar «más de lo que se había pensado». El investigador especialista, S. Crotty, dijo al diario The New York Times que “la cantidad de memoria inmunológica probablemente evite, durante muchos años, que la mayoría de personas sufran un nuevo contagio de covid que requiera hospitalización”. Esto significa que, según nuevos datos, las defensas contra el coronavirus en el cuerpo podrían durar incluso ocho meses luego de la infección, para luego descender lentamente.
Aunque los resultados son todavía preliminares y están bajo observación, no obstante, dan una buena proyección que permite concluir en que los contagiados de coronavirus sí se quedarían con algún tipo de protección ante una eventual reinfección, lo que hace más viable la acción de las vacunas. La llamada memoria inmunológica impide durante algunos meses o años que las personas sufran una nueva covid grave, afirman los especialistas.
Los estudios realizados hacen especial seguimiento a los componentes principales de la memoria inmunológica, a saber: anticuerpos, linfocitos B o células inmunes, y dos tipos de linfocitos T. En el estudio en los EE.UU participaron 185 personas con edades comprendidas entre 19 y 81 años. Luego de cinco meses de haber padecido la enfermedad del covid los pacientes presentaban al menos tres de los cuatro componentes de la memoria inmunológica contra el coronavirus. Los resultados permiten abrigar esperanzas con optimismo cierto, sobre lo que debemos hacer en el futuro inmediato para enfrentar el rebrote del virus.
En China, la Universidad de Ciencia y Tecnología Huazhong, en Wuhan, realizó estudios al respecto y luego de analizar a pacientes covid observaron que 31 de ellos mostraron una potente respuesta al linfocito T después de nueve meses de haber padecido Covid-19. El linfocito T es un tipo de glóbulo blanco, integrante del sistema inmunitario humano que se forma a partir de las células madre en la médula ósea, ayudando a combatir las infecciones y a prevenir el cáncer. Una investigación realizada por el especialista italiano Antonio Bertoletti, confirmó en julio que las personas contagiadas con SARS de 2002 en China, aun tenían linfocitos T después de 17 años de superar los problemas provocados por el virus.
Las buenas noticias relacionadas con el Covid se las debe tomar con cautela puesto que, pese a los buenos resultados, existe diversidad entre una persona y otra, con diferencias de respuesta inmunológica hasta 200 veces menores. Por tanto, no se puede definir con total exactitud cuánto tiempo puede durar la inmunidad poscoronavirus. Lo que sí es cierto, es que el covid no es invencible.