En un vuelo de regreso de Brasil a Roma, en el año 2013, el Papa Francisco dijo: “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿Quién soy yo para juzgarlo?”. En ese entonces hacía referencia a que ser homosexual no era pecado, pero si los actos cometidos bajo esa condición. Siete años más tarde, en un documental –Francesco- presentado recientemente en el Festival de Cine de Roma, el Papa se declara defensor de la unión civil entre personas del mismo sexo.
Para el mundo se trata de una declaración papal de película. Francisco expresó su apoyo a leyes que amparen la unión civil entre homosexuales en el filme dirigido por el ruso Evgeny Afineevsky. La declaración en la entrevista muestra al líder católico marcando distancia en temas polémicos con la iglesia que dirige: “Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Lo que tenemos que hacer es crear una ley de uniones civiles. Así están cubiertos legalmente. Yo apoyé eso”, manifiesta el papa en el documental ruso.
Una lectura acuciosa del contenido del filme confirma que la posición incluyente del Papa no implica un apoyo explícito al matrimonio homosexual, como lo han querido interpretar ciertas organizaciones defensoras de los derechos de las minorías sexuales. Objetivamente, el papa sigue considerando “pecado” los actos sexuales practicados entre personas del mismo sexo. En su declaración fílmica, Francisco se refiere en tiempo pasado al apoyo que expresó a una ley que regule las uniones. Esto ocurrió cuando el prelado Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires y se opuso a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero se mostró a favor de una ley regulatoria de las uniones, recuerda su biógrafo Austen Ivereigh. Bergoglio, en calidad de miembro de la Conferencia Episcopal Argentina, en esa oportunidad perdió el alegato a favor de la ley proteccionista de homosexuales, no obstante, mostró su apoyo porque como reformador creía que deben respetarse los derechos básicos del ser humano. Ese episodio fue recordado por Francisco en el documental de reciente circulación.
No deja de ser sobresaliente la postura papal de justicia civil, porque por primera vez un Papa muestra apoyo evidente a la unión entre personas del mismo sexo. La postura de Francisco también es inédita frente a un tema considerado tabú al interior de la organización católica que dirige. Sin embargo, la alusión a “la familia” -como núcleo protector de los seres humanos-, resulta ser una metáfora que no implica aprobación a la adopción de hijos por parejas homosexuales.
En Europa existen leyes de unión civil entre personas del mismo sexo en casi la totalidad de países de la comunidad, la alusión de Francisco al tema está dirigida a aquellos estados en los cuales estas leyes no existen, como es el caso de Rusia, nacionalidad del realizador del documental.
Las posturas papales, de por sí ambiguas en diversos temas polémicos, no deben conducir a falsas expectativas, o a la sobredimensión de la posición del Papa Francisco que, en todo caso, resulta mucho más incluyente y justa que la actitud discriminatoria y prejuiciada de una gran mayoría de los miembros de la Iglesia Católica en el tema de derechos sexuales. La postura oficial del Vaticano en tormo a las uniones civiles entre personas homosexuales continúa igual a la expresada en el 2003 por Juan Pablo II. En ese momento, en un documento publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por Joseph Ratzinger, la Iglesia católica manifiesta que “el respeto por las personas homosexuales no puede conducir de ninguna manera a la aprobación de la conducta homosexual o en el reconocimiento legal de las uniones homosexuales”.
Lo notable de la actual posición papal en el documental ruso es el sentido justiciero que reivindica un reconocimiento de derechos civiles, como expresión de culto a la diversidad humana, necesaria en una Iglesia más inclusiva, en instantes en que la desolación de la fe de sus fieles corre el riesgo de dejarlos huérfanos de amparo ideológico. Lo cinematográfico de la declaración papal es que Francisco protagoniza un momento de profunda división ideológica de la Iglesia Católica, considerada parte de un proceso de apertura política que demuestra la preocupación de Francisco por asuntos temporales más que divinos, entre los cuáles se contemplan los derechos humanos en un mundo desolado por las injusticias.