Se dice que hay nación cuando existe un territorio, lengua, comunidad histórica cultural, sin embargo para que haya patria debe existir sentido de pertenencia con dignidad. Un elemento encierra ese significado, que más que una señal nacional es un símbolo patrio, la bandera. Ese trozo de tela que impregna en sus colores el sentimiento de ser ecuatorianos en los rasgos constituyentes que evocan el sentido de nuestra existencia como país.
Ferdinand de Saussure dice que un símbolo es la estructura ausente, está en su lugar. Y en esa bandera con la que pretendemos representar la nación, muchas veces ha estado ausente la patria. Brillando en ausencia cuando en nuestra comunidad cultural solo hay terruño sin dignidad, por acción u omisión de quienes la habitan. Por traicionarla en sus despropósitos, por corromperla en sus fechorías. Tanto va al cántaro el agua, que éste se rompe. Barthes, advierte que los símbolos de tanto consumirlos, se desgastan. Eso también sucede con la patria y sus símbolos, pierden significado real y terminan encarnando un fetiche. Un país con un componente político y social, que no hace sentido auténtico a la patria.
El 26 de septiembre se instituye en Ecuador el Día de la Bandera y este día hacemos jurar lealtad a nuestros estudiantes con aquello que creemos nos identifica y define como pueblo. La tradición dicta la costumbre. Ese día, 26 de septiembre de 1860, el presidente G. García Moreno decretó que la bandera tendría los colores amarillo, azul y rojo y un Escudo de Armas en el centro. Quedaba constituido el tricolor patrio en el pabellón nacional. El amarillo que representa la riqueza del suelo, el azul que señala el océano y el rojo que hace honor a la sangre que derramaron los héroes por la libertad, según la historiografía nacional. Ese simbolismo evocamos este día.
Siempre existe el riesgo de un fetichismo patriotero. Se les hace jurar la bandera el 26 de septiembre a nuestros jóvenes estudiantes para confirmar su lealtad a la nación. Una nación se la construye generando riqueza. Crear identidad, es hacer patria. La patria no puede ser un concepto vacío. La razón de equidad que distribuye con justicia la riqueza producida, es la que otorga libertad y dignidad a una nación. Entonces queda bien identificada en ese trapo idealizado, que asumimos entreteje en sus fibras dichos valores. Se dice que la bandera representa la libertad y la dignidad de un país. Eso es una verdad cuando hay certeza histórica de que enarbola con la propiedad que otorga la presencia de los derechos del pueblo. Siempre y cuando no se escriba la patria sin nosotros.