La presencia de altos funcionarios nazis en Ecuador, luego de la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, es motivo de una investigación de ese país con personal alemán en nuestro territorio. Según la Oficina Central para el Seguimiento de los Crímenes Nacionalsocialistas de Alemania existirían nuevos datos sobre la llegada de dirigentes nazis a Ecuador. La fuente a investigar es el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, cuyos archivos históricos contienen la información del arribo de alemanes posteriores a la guerra en la década de los años cuarenta. Investigadores alemanes -fiscal Kurt Schrimm y el comisario jefe del departamento de lo criminal, Uwe Steinz- tendrían acceso a dichos documentos con autorización del gobierno ecuatoriano gracias a la mediación del embajador del Ecuador en Berlín, Jorge Jurado, y del consul honorario alemán en Quito, Siegfried Rapp.
Una parte considerable de los datos que guardan los archivos de la Cancillería sobre la presencia nazi en Ecuador fueron revelados en el libro Ecuador y la Alemania nazi (2014), del autor Francisco Nuñez del Arco, obra que fue vetada por el Ministerio de Cultura durante algunos meses hasta revisar el contenido bajo sospecha de que se hiciera una apología al régimen nazi.
El libro recopila, documentadamente, la relación ecuatoriana alemana existente entre los años 1933 y 1945, época del régimen hitleriano. En sus páginas se revela que Alemania nazi condecoró, junto con la Orden del Águila Alemana, al canciller de Ecuador Julio Tobar Donoso, en 1940. También se revela que Alemania incautó a los judíos 34 millones de dólares para ser invertidos en el “desarrollo del Ecuador”.
Diario El Comercio comentó este hecho en los siguientes términos: “La revelación surge de una serie de documentos históricos recopilados en una publicación hecha por Francisco Núñez del Arco que, sin duda, abre el debate sobre si ciertos hechos que pueden resultar vergonzosos deben ser investigados. Estos documentos, de los cuales algunos reposan en los archivos de la Cancillería, incluyen una correspondencia entre los gobiernos ecuatorianos anteriores a la Segunda Guerra Mundial con el gobierno alemán, y hablan de la entrega de créditos para el Gobierno ecuatoriano, que podrían haber alcanzado los USD 34 millones al cambio actual. Se trata, sin duda, de evidencias de una relación que ha sido prácticamente ignorada por la historiografía ecuatoriana y que suscitan un ineludible debate ético”.
El libro, además, revela cómo Ecuador se convirtió en el destino del inventor de las cámaras de gas móviles, Waltrer Rauff, que vivió 10 años en Quito en la posguerra desde 1948, para luego en 1958 trasladarse a Chile donde murió en 1984. También se sugiere en la obra que el jefe de la Gestapo, Heinrich Müller, arribó a Ecuador, pero sobre este hecho no existe confirmación.
Nuñez sugiere en su libro que existe un archivo secreto en la Cancillería ecuatoriana -al que no tuvo acceso-, en el cual existirían más datos sobre la llegada de nazis a Ecuador en la posguerra. En el libro se consigna que “muchos alemanes no entraron con sus identificaciones alemanas originales y aquí recibieron ayuda para conseguir nuevas identidades. Hay algunos oficiales nazis que pasaban por Quito a visitar a sus camaradas como el piloto Hans-Ulrichs Rulde, que tenía la más alta condecoración del Tercer Reich. La mayoría de esa gente ya está muerta, yo dudo que haya gente viva, solo quedarán sus descendientes”.
Los alemanes nazis habrían contado con la ayuda de muchas personas para escapar de Alemania y llegar a Sudamérica como fugitivos. Entre las que se cuenta a la esposa del canciller Julio Tobar Donoso y otros miembros de la élite quiteña que escondían alemanes en sus haciendas. En la Enciclopedia, de Rodrigo Borja, se menciona que el Vaticano y la Iglesia Católica se contaban entre los pronazis. La iglesia ayudó a escapar a los nazis hacia América con apoyo de la red del cura yugoslavo Traganovic. Perón dio 3.000 pasaportes al Vaticano y a la Cruz Roja suiza que trabajaban unidas para ayudar a nazis que fueron a trabajar a Argentina.
En reconocimiento a las buenas relaciones ecuatoriano-alemanas, un barco de guerra alemán fue bautizado con el nombre de Quito, para congratularse con nuestro país. Muchos ecuatorianos que fueron considerados simpatizantes del nazismo por trabajar para empresas alemanas e italianas, habrían sido llevados a un campo de concentración en Dakota del Sur, EEUU, donde permanecieron junto a alemanes que llegaron a Ecuador al término de la Segunda Guerra Mundial.
Carlos Lasso Cueva, investigador cuyas fuentes respaldan este artículo, comentó el libro de Nuñez en su blog Clave del Poeta en el que el autor “menciona, al parecer, a mi abuelo Juan Manuel Lasso Ascásubi como germanófilo”, que en época de la Alemania de Hitler era fácil confundirlo con un pronazi. Lasso aclara ”mi abuelo fue cónsul en Berlín mucho tiempo atrás y quería traer inversionistas alemanes al país, pero las condiciones de esa época no lo favorecieron, él fue socialista, ortodoxo, leal al partido. Mi abuelo fue tan antiderechista y tan anticuruchupa, tan inmaculadamente fiel a su línea política y a su partido, que hasta a su primo hermano, Neftalí Bonifaz Ascásubi -electo presidente de la República en 1932-, le combatió en la Guerra de los cuatro días. No se va a venir a desfigurar su imagen de camarada y compañero a estas alturas.”
Sin embargo, existen fehacientes pruebas de la afinidad del Tercer Reich con Ecuador. Son de dominio público las condecoraciones que recibieron diplomáticos ecuatorianos en la década de los años 40. Un documento de la CIA, desclasificado en el 2008, caracteriza a Ecuador como un “gobierno pronazi”. No son desconocidas las críticas de la época al presidente ecuatoriano Carlos Arrollo del Río y a sus jefes militares “por sus simpatías con el Eje: la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperial”. Entre el personal militar ecuatoriano simpatizante de los nazis se menciona al teniente coronel Carlos Meneses, jefe de la guarnición en las islas Galápagos, y al teniente coronel Agustín Albán Borja, jefe de la tercera zona militar ecuatoriana, incluso Alban sería informante del Eje.
Los documentos desclasificados de la CIA indican que Alemania tuvo una posición favorable a Ecuador en el conflicto con Perú en los años cuarenta. “En la Cancillería se guardan recortes de los periódicos nazis, con artículos favorables al Ecuador, mientras criticaban a los Estados Unidos. Llegaron a ofrecer ayuda militar que se les rechazó”, menciona el autor del libro Ecuador y la Alemania Nazi.
Las buenas relaciones ecuatorianas con la Alemania nazi se evidencian en la cantidad de ecuatorianos becados por ese país, entre ellos, Belisario Peña que ofició de traductor al español de los discursos de Goebbels cuando eran transmitidos por radio a América Latina. Entre los ecuatorianos germanófilos destacan Juan Manuel Lasso, fundador del Partido Socialista Ecuatoriano; Olmedo Alfaro, hijo de Eloy Alfaro y encargado de negocios en Bremen; Alberto Enríquez Gallo, que se consideraba admirador de Mussolini. También el libro menciona un editorial de diario El Comercio, escrito en 1934, que hace una apología a la Alemania nazi. El lobby entre ambos países lo hacía una colonia alemana integrada por diplomáticos y funcionarios del Colegio Alemán, fundado en 1917, en cuya fachada había una enorme esvástica.
Las investigaciones acerca de la presencia de alemanes nazis en Ecuador cobran relevancia porque permite conocer las influyentes relaciones germanas en nuestro país, y desentrañar la vigente ascendencia ideológica del nazismo en la política criolla.