La situación política de Bolivia confirma que las estrategias de la derecha continental son las mismas en los países de la región. Recientemente la actual presidenta interina, Jeanine Añez, renunció a su candidatura para que “no se divida el voto democrático entre varios candidatos y, a consecuencia de esta división, el MAS acabe ganando la elección”. No obstante, según encuestas de mayor credibilidad Luis Arce, candidato del movimiento evista MAS, tiene opciones de ganar las elecciones presidenciales de octubre en primera vuelta, aun cuando renuncie la presidenta interina a su candidatura. Arce cumple con dos requisitos básicos: tiene más del 40% en la intención de voto y supera por más del 10% a su inmediato seguidor -Carlo Mesa- en las encuestas nacionales. Añez, precisamente, renunció a su postulación al día siguiente de conocer las últimas encuestas que dan como ganador al candidato progresista. Áñez, que aparece cuarta en las encuestas, tiene fuerte rechazo de la población boliviana por “su mala gestión” en el manejo de la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia.
Después del golpe de Estado que derrocó a Evo Morales, el partido Movimiento al Socialismo MAS definió como su candidato a la presidencia a Luis Arce, que fue ministro de Economía de Morales. Luis Arce, académico y ex funcionario del Banco Central boliviano es una de las figuras claves del régimen que mostró un crecimiento anual del PIB sobre el 4 por ciento en Bolivia.
La carta de la derecha boliviana es ir en una lista conjunta tras el candidato Carlos Mesa, ex presidente, o del ultraconservador Luis Fernando Camacho, pero aun no existe una decisión oficialista al respecto, faltando menos de un mes para los comicios. En sectores de la derecha boliviana se dice que la tendencia apoyará a “cualquiera que tenga posibilidad de detener al MAS”. Sin embargo, Jeanine Añez recibe fuertes presiones para dar su apoyo a Camacho, aun cuando no supera a Mesa en los sondeos, lo cual no asegura una votación en capacidad de frenar a MAS. Los mayores obstáculos para la unidad derechista son los evidentes problemas regionalistas del país que enfrenta a candidatos de una y otra región por sobre su necesidad de unidad nacional.
En Bolivia, como en el resto de países latinoamericanos donde gobernó en la década pasada un regimen progresista, está en juego la opción de retornar a gobiernos de corte social o revertir la tendencia hacia regímenes neoliberales que derroten al “estatismo económico” para regresar “a la república” y echar por tierra al Estado Plurinacional creado en 2009. La derecha, siguiendo al pie de la letra el guión neoliberal latinoamericano concebido en Washington, busca separarse del alineamiento anti norteamericano, pero todavía no logra superar la división interna de Bolivia debido a actitudes personalistas y regionalistas de sus candidatos.
En opinión de observadores del proceso político boliviano, existen tres tendencias electorales claras, pero la población aun mantiene al menos un 20% de indecisión electoral. Los sectores sociales bajos, urbanos y rurales, con toda seguridad votarán por Luis Arce del movimiento MAS, aunque el desafío de la tendencia progresista es recuperar en firme a esos sectores. Las llamadas clases medias moderadas votarían por Carlos Mesa, pero con dudas de su capacidad de parar al progresista movimiento de Evo Morales. En tanto, las clases medias ultraconservadoras apoyarían a Luis F. Camacho, como candidato más opcionado al recibir votos de Añez. En ese caso el movimiento MAS podría mantener una ventaja superior a diez puntos porcentuales sobre el ex presidente C. Mesa y ganar la elección presidencial en primera vuelta. En esa perspectiva, la unidad de la derecha en Bolivia no es cosa fácil porque cada quien mantiene ambiciones políticas irrenunciables.
En otro escenario los observadores avizoran que las elecciones pueden definirse entre “el voto útil” -que funcionó en el 2019 cuando convocó a los sectores anti MAS- y el “voto oculto” que podría servir a la izquierda- El otro factor decisivo es la constante persecución judicial contra MAS -guion latinoamericano- contra la candidatura de Luis Arce.
Un seguimiento cercano al guión aplicado en Bolivia, demuestra que existe coincidencias en cuanto a las estrategias globales latinoamericanas implementadas en ese país para impedir el triunfo del candidato progresista en octubre. Sin embargo, en Bolivia no está todo dicho. La última palabra la tiene el pueblo boliviano.