La historia la escriben los ganadores de las guerras, que sobreviven a las circunstancias históricas. De igual modo, esos mismos protagonistas cuelgan medallas en el pecho con ánimo triunfalista. Con ese espíritu, la historia de Chile es en gran medida la historia de las Fuerzas Armadas y sus “glorias” consagradas en libros apologéticos, leyendas y anécdotas que hablan de guerras fronterizas e intervenciones militares en la política chilena.
Una de las efemérides que relieva el rol de los militares en Chile es el 19 de septiembre, consagrado como el Día de las Glorias del Ejército de Chile y celebrado, tradicionalmente, con un desfile o parada militar en uno de los parques más emblemáticos de la ciudad de Santiago en Chile. Este día, efectivos de la fuerza terrestre, la Armada, la Aviación y la policía uniformada desfilan frente a las autoridades del país con el propósito de conmemorar cada batalla en las cuales Chile ha participado.
Entre las escaramuzas militares chilenas más nombradas se menciona la Guerra del Pacífico que enfrentó a Chile, en 1879, a la Confederación Peru-Boliviana. Cuenta la leyenda que los militares chilenos drogados con chupilca, una mezcla de aguardiente con pólvora, asaltaron el morro de Arica y provocaron una masacre de miles de peruanos, y luego avanzaron hasta Lima donde instalaron un régimen militar de ocupación que duró dos años. Sin duda, el otro episodio militar que destaca la historia castrense chilena es el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 perpetrado por las FFAA, cuando la aviación bombardeó la casa de gobierno, provocó la muerte de Salvador Allende y desató junto a las otras ramas militares una persecución política que terminó con la vida de miles de chilenos y millones de exiliados.
El antecedente histórico del Día las Glorias del Ejército data, -según una página web oficial- de la batalla de Chacabuco, 12 de febrero de 1817. Bernardo O’Higgins quiso contar con una institución que formara unidades armadas para la defensa de la nación y el 16 de marzo de ese mismo año creó la Academia Militar. Cada cierto tiempo, las unidades egresadas del establecimiento se congregaban en espacios extensos y vacíos para ejercitar y simular batallas, con el objetivo de estar bien preparados ante un eventual combate. El espectáculo ofrecido en estos ensayos resultaba atractivo para los ciudadanos, quienes con el tiempo comenzaron a apostarse en todos los lugares en que se efectuaban los entrenamientos militares. El presidente Joaquin Prieto estimó, en 1832, que la Parada Militar debía convertirse en una ceremonia de Estado y decretó el día 18 de septiembre para su celebración. En 1915, bajo el mandato de Ramón Barros Luco, se declaró al 19 de septiembre como el día de celebración “de todas las glorias del Ejército”. Desde entonces, la parada militar se la ha realizado con regularidad cada año, excepto en 1973, 1974 y en 2020, cuando fue suspendida.
La conmemoración, en alguna medida, contradice el espíritu pacifista de los chilenos que, agobiados por las herencias militares, se disponen a decidir en un Plebiscito, el 21 de octubre próximo, si mantienen la actual Constitución militar vigente desde 1980, o cambian la vida constitucional del país reflejando una nueva cultura de paz, democracia y justicia social.