Uno de los peores síndromes de la cuarentena ha sido la soledad. Esa sensación de arriesgarlo todo, sin contar con apoyo de una mano amiga. Aunque hayamos estado rodeados por la familia, o amigos, más de una oportunidad nos habremos visto asediados por el sin sentido de no tener un punto de referencia emocional que nos ayude a sobrellevar este tiempo de desesperanza.
Una soledad silente que nos enmudece, que nos hace perder la noción de las cosas cotidianas en la callada quietud del aislamiento. Soledad desoladora que hace olvidar la calidez del abrazo al ser querido. Un gesto de distanciamiento con una tela cubriendo el rostro, y con el miedo en las pupilas buscando evitar el contagio viral. Una soledad en el tedio exasperante de la rutina de hacer todos los días los mismos gestos en una pantomima sin principio ni fin.
Pero hay seres que aun en la soledad del aislamiento dejan oír su voz, literalmente su canto de esperanza por su sobrevivencia y la nuestra. Impelidos a resistir en la más precaria de las situaciones, artistas de diversos géneros han sido nuestra voz campante en el silencio de la cuarentena. Músicos, pintores, escritores, teatreros, actrices, fotógrafos, cineastas, comediantes, titiriteros, malabaristas, han musitado una palabra, grabado un gesto, representado un sentimiento de solidaridad por los demás y, al unísono, clamaron por ellos mismos en un acto de sobrevivencia colectivo.
Olvidados por el ministerio que debió cobijarlos en sus políticas culturales, dar una respuesta en la emergente carestía en la que se debaten, los gestores de la cultura se hicieron eco también de la desdicha del país golpeado y abandonado en la peor catástrofe de su historia. Y alzaron su voz para denunciar “su inoperante gestión que golpea como bofetada al sector que debiera conocer y fortalecer”.
Quiénes nos dirigen son el reflejo de una cultura esclavizada por el libre mercado, reclaman los artistas. Un mercado al que no todos tienen acceso, y no quieren tenerlo como burda mercancía de baratillo. Porque, como señala Matías Belmar, artista escénico, quien regenta el ministerio “no es un artista es un entretenedor, showman o enterteiner, según los gringos, su oficio consiste en sacar suspiros y aplausos”, en su propio beneficio.
En el sector de la cultura, los más afectados por la emergencia sanitaria han sido los artistas de la calle y el espacio público y los artistas circenses, luchando esta pandemia en forma desigual. “Mi rechazo contundente a la inoperancia, ineficacia, insensibilidad del gobierno central y gobiernos locales que ahondan la desgracia de los sectores mas vulnerables del país. Es un duro golpe para el sector de la cultura, hemos visto directamente la desprotección de parte del Estado, y hemos sentido también la insensibilidad de la sociedad con respecto a la visión de la cultura, diría Nelson Ullauri, de la Red de Cultura Comunitaria, convencido de que la unidad es el camino. Nos bastaría con que el Estado nos reconociera como trabajadores profesionales y que reconociera que los pueblos requieren del arte y la cultura para su desarrollo. Nos bastaría que nos reconociera como parte del aparato productivo, afirmó la gestora, maestra y titiritera Adriana Oña.
Y en su indefensión los artistas nos acompañan con su voz, con su imagen, con su palabra. Una modalidad son los conciertos virtuales desde sus hogares. Anoche asistí al concierto sabatino en vivo de Roberto Navarrete, músico otavaleño de aquilatados atributos artísticos. Su voz melodiosa y su virtuosismo sin igual en la guitarra, nos llevó por un periplo musical latinoamericano. Al escucharlo en la oquedad de su velada artística, me dije con admiración y gratitud, que no calle el cantor. Si se calla el cantor, muere de espanto la esperanza, la luz y la alegría. Admiración por Roberto, por su talento que nos hace disfrutar de la belleza de pensar y la belleza de sentir. Gratitud por su sensibilidad que no repara en estados de ánimo, siempre conectando con nuestros sentimientos que se fortalecen con su arte en la soledad de la cuarentena.
Roberto Navarrete en vivo. Hacer click en «ver en YouTube».