El país observa con estupefacción que ante los hechos de corrupción e ineficiencia existentes en el ministerio de Salud, el titular del ramo, Juan Carlos Zevallos no haya adoptado ninguna medida efectiva como respuesta administrativa. No es suficiente que el ministro Zevallos se convierta en notario que solo registra el inventario de la estadística de la corrupción o de la pandemia. El ministro es la autoridad del ramo y como tal debe tomar decisiones sancionatorias en contra de los funcionarios corruptos que campean en el ministerio que él dirige.
Existen graves hechos de corrupción frente a los cuales no vemos hacer nada al ministro Zevallos: emisión de carnés de discapacidad de manera fraudulenta, para beneficiar con exenciones a funcionarios, alcaldes, jueces, asambleístas, futbolistas, abogados. Compra venta de medicinas e insumos médicos con sobreprecio en prácticamente todos los hospitales del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS. Existencia de una red delincuencial que roba medicinas de las bodegas de los hospitales del IESS para revenderlas con sobreprecio, no obstante estar prohibida su venta. Estas organizaciones delictivas cuentan en sus filas con funcionarios de los propios hospitales entre gerentes, secretarias, jefes de compras y bodegueros, según indagaciones de la Fiscalía.
Otro problema acuciante que tiene el ministro de la Salud entre sus manos es el fracaso en el manejo de la crisis sanitaria que se evidencia en el creciente número de contagios y muertos por Covid, la existencia de hospitales colapsados, cifras imprecisas de los casos reales de Covid en el país, protesta del personal médico y auxiliar ante la falta de elementos de protección y bioseguridad para ejercer su trabajo. El ministro responde que todo “está bajo control”, afirmación que todos los días es desmentida por dirigente de las federaciones de médicos del país.
La ciudadanía pasa del estupor a la indignación. Si quienes deben preservar la institucionalidad, el transparente ejercicio de ministerios y entidades públicas se burlan de los ecuatorianos sin recibir sanciones ante la perniciosas costumbres del robo de medicamentos, la falsificación de documentos médicos y asociación ilícita, estamos muy lejos de aplicar a la corrupción la “cirugía mayor” que ofreció Moreno. Más aún si uno de sus ministros calla y otorga.
Es hora de decir basta y exigir a los legisladores su labor fiscalizadora a las acciones del gobierno y a la Fiscalía que cumpla con su trabajo investigando y entregando a los responsables ante la ley.
Si ante estos hechos de corrupción e ineficiencia el ministerio de Salud se ha vuelto insalubre, el silencio del ministro otorga razones de sobra para su destitución. La Asamblea Nacional, si no quiere hacerse cómplice de la situación, ya debe llamar a juicio político al ministro J. C. Zevallos para que rinda su versión de los hechos y aclare tanta duda sobre su proceder ante el país.