Era el escenario menos probable: la tercera aspirante nominada en la terna oficial, María Alejandra Muñoz, elegida Vicepresidenta de gobierno. Un nombre puesto en la terna de Moreno acaso de relleno. La carta brava del régimen era María Paula Romo, pero protagonizó un fiasco el 17 de julio ante el rechazo manifiesto de los sectores políticos más representativos del país en la Asamblea Nacional.
Sin duda un revés para los planes del gobierno: contar con una vicepresidenta que le cubra las espaldas de impunidad a Lenin Moreno en su eventual retirada del palacio de Carondelet. En ese sentido la maniobra de ajedrez de la oposición propinó una evidente derrota al régimen.
Dos mujeres y un camino
Para la gran mayoría del país María Alejandra Muñoz es una ilustre desconocida, no obstante que en su hoja de vida se consigna que es próxima al movimiento Ruptura de los 25, y que ejerció la Dirección Nacional de las Aduanas desde el año 2018. Muñoz es autora de la resolución SENAE-2019-0011-RE que facilita el trámite de importación y nacionalización de vehículos. En su periodo como Directora de Aduanas se habría desaduanizado 6.234 vehículos importados. Sus vínculos políticos con el régimen no son fortuitos y tienen antecedentes en su colaboración con el gobierno anterior y posterior servicio al gobierno de Moreno y su familia. Según versiones de sus opositores, durante su gestión en Aduanas existió en esa institución un rebrote de las prácticas corruptas al más puro estilo de la “vieja partidocracia”.
Con la designación de María Alejandra Muñoz en la Vicepresidencia el país tiene la sensación de haberse optado por “el mal menor”, luego de que el nombre de María Paula Romo fuera rechazado en la Asamblea Nacional.
Diversos sectores políticos, desde la derecha hasta la izquierda, castigaron la gestión de Romo en el Ministerio de Gobierno considerada desacertada, autoritaria e incluso represiva durante las manifestaciones de octubre, razón por la que se mantiene archivado un juicio político en contra de la ministra en la Asamblea Nacional.
Romo representa el más evidente signo de reversión política de este gobierno, elegido con un programa de corte progresista y que termina en la más clara expresión de neoliberalismo impulsado por grupos financieros y empresariales allegados al regimen de Moreno. Romo refleja el alineamiento del régimen con los designios de Washington y el FMI. Condecorada por organismos policiales norteamericanos -FBI- Romo cumple a cabalidad con el perfil de ministro defensor de los intereses estadounidenses en Ecuador.
La Asamblea Nacional hoy más que nunca debe reactivar el juicio político a María Paula Romo como un acto de consecuencia con su rechazo político del 17 de julio. La interpelación debe dejar claro a la luz de una investigación seria e imparcial ante el país, la conducta de la ministra en la tramoya de pactos y alianzas con dudosos exponentes de la política nacional: “asambleístas vendibles y comprables, un ex presidente con el que chateaba a diario a cambio de la entrega de hospitales, con un banquero y aspirante eterno a la Presidencia para consolidar los negocios privados y salvaguardar la plata en paraísos fiscales y dejó por fuera del gabinete a quienes se oponían a un ejercicio autoritario y despótico del cargo, en nombre del Primer Mandatario”. Del mismo modo, la Fiscalía General del Estado debe agilitar e informar al país el resultado de las investigaciones de múltiples actos de corrupción en el área de la salud en los que -según denuncias- aparece mencionado el nombre de la ministra Romo y otros funcionarios públicos.
Con el rechazo político a Maria Paula Romo en la Asamblea Nacional que abortó su postulación a Vicepresidenta de la República, acaso se frustró uno de los contubernios más visibles del gobierno en procura de la impunidad del régimen y sus representantes en el proceso de desinstitucionalización, corrupción y descomposición social más estrepitoso de la historia nacional.