La renuncia de Otto Sonnenholzner, vicepresidente del gobierno, no debería extrañar a nadie, sin embargo en redes sociales circulan admoniciones de orden moral diciendo que Otto es impresentable por tres razones: que es un desleal porque aceptó un cargo para culminar el mandato, que es un incapaz porque está en una crisis nacional y se retira de la crisis cuando la crisis sigue, además es repudiable porque usó todos los recursos de la vicepresidencia para su pre campaña. Habrá que mencionar que entre otras inconsistencias en su imagen está la mentira que esgrimió ante el país diciendo en cadena nacional: “no soy candidato a nada, no pertenezco a ningún partido político (…) no soy un político y creo que nunca lo seré”. Luego devela sus verdaderas intenciones y promete pragmatismo: una opción electoral para un país “unido no por ideologías sino por objetivos”.
Lo cierto es que Otto llegó hasta donde llegó y está ahí porque las condiciones lo permitieron y esas condiciones las creó el gobierno porque esa fue siempre su estrategia: crear un candidato para las próximas elecciones y tratar de seguir en el poder. La política es la capacidad de hacer que las cosas sucedan y el gobierno hizo nada más y nada menos que eso: que las cosas sucedan como tenía planeado. Así es la política en Ecuador, pragmática, maquiavélica, en la que el fin justifica los medios, y el gobierno conforme esa premisa utilizó una democracia instrumentalizada para consolidarse en el poder, a través de la cual mantiene cooptadas instituciones para eliminar a sus contendores políticos, secuestrada a la justicia, a la función electoral y a las cortes constitucionales, comprando jueces, magistrados, fiscales, contralores y periodistas auspiciando sus espacios publicitarios. Acaso la gran lección que nos enseña todo aquello es que la política no hay que verla con ojos candorosos, con mentalidad ingenua y confundir los deseos con la realidad porque nos vamos a estrellar con los porfiados hechos. Por eso es que la política como una praxis real debe ser vista a la luz del análisis concreto de la situación concreta.
Lo cierto es que nadie ganaría las elecciones presidenciales en primera vuelta. ¿Quiénes podrían enfrentarse en la segunda vuelta? Una de las posibilidades podría ser Otto, apoyado por el pacto oligárquico, empresarial y reaccionario que hoy sostiene al gobierno de Moreno contra una coalición ciudadana impulsada por el progresismo. El gran desafío de las fuerzas progresistas, izquierdas y sectores populares es ganar la elección. El mismo reto tiene Otto en segunda vuelta. El país deberá decidir si quiere el continuismo de un gobierno sin políticas sociales, corrupto e ineficiente entregado a intereses extranjeros o decide un cambio de rumbo e inicia la reconstrucción nacional. El país ya no debe dejarse engañar. No se trata solo de prometer unidad, el hombre y la mujer ecuatoriano exige trabajo, salud y educación en un clima de honestidad y seguridad social.
¿Cuál es el potencial de Otto? Su evidente debilidad es que se trata de un candidato prefabricado al que hay que construirlo con publicidad, aunque no tenga madera de gobernante por su falta de experiencia y juventud. Además el mismo terreno de la crisis que pisó para empezar a labrarse una imagen de redentor, es su propio fango. Según encuesta de Cedatos, Otto obtuvo el 42% de aprobación a su gestión vicepresidencial y otro porcentaje similar en credibilidad, todavía en ese tema hay mucha tela que cortar. El 58% rechaza su gestión.
El periplo electoral que realizó Otto, como vicepresidente utilizando recursos del Estado, en campaña visitando hospitales, haciendo obras de caridad, abrazando a la gente pobre, tiene un contrapeso obsceno por el cual Otto tiene que responder como “líder frente a la crisis”: la escandalosa e inédita corrupción en plena crisis que tiene lugar en el sistema de salud enquistada en el propio ministerio del ramo con la presencia de una mafia identificada a la cual el gobierno entregó el manejo de los hospitales del IESS a cambio de apoyo político y electoral. La criminal corrupción con negociados turbios vendiendo insumos médicos con sobreprecio a los hospitales de seguridad social, robándose el stock de medicinas de las farmacias del IESS para vender por redes sociales a insólitos costos a un público necesitado, mientras los hospitales decían no tener en sus reservas de farmacia dichos medicamentos. El tráfico miserable de carnés de discapacidad otorgados por médicos corruptos del Ministerio de Salud a delincuentes organizados para importar vehículos de lujo y venderlos en el país dos o tres veces el precio de compra en los EE.UU. La compra venta de carnés a falsos discapacitados para con ellos obtener fraudulentamente la jubilación por discapacidad y otras fechorías tienen nombre y apellido. Otto tiene que responder por su ineficiencia y fracaso en el manejo de la crisis sanitaria que deja miles de muertos, hospitales colapsados y funerarias haciendo su fúnebre negocio con sobreprecio de sus servicios. Un fracaso que se demuestra en la estadística de 1.600 médicos contagiados de Covid y 160 muertos entre médicos, enfermeras y personal de apoyo por esa causa, debido a la carencia de equipos de protección para realizar su labor, como denunció la propia ex ministra de Salud. Otto tiene que responder por qué mantiene en el puesto al inepto ministro de Salud luego de la corrupción existente en su cartera, sin que hasta el momento no haya dicho nada ni encarcelado a nadie.
En las últimas horas circuló un mensaje en redes sociales que menciona los vínculos familiares de Otto con personajes conocidos y reconocidos de la política guayaquileña de vieja estofa. Otto es esposo de Claudia Salem que es sobrina de Alfredo Adum. Otto es primo y sobrino de Alfredo Adum. Santiago Salem suegro de Otto es hermano de Mike Salem mano derecha de Abdala Bucaram. Se conoce que A. Bucaram se encuentra investigado por casos de corrupción en los hospitales del IESS en Guayaquil, y su hijo Dalo Bucaram tiene orden de detención con fines de investigación, emitida por el juez Marco Guerra G, con competencias en delitos de flagrancia. Sus hermanos Michel y Abdala Jaime también están en la misma situación. Dalo está fugado en Miami junto a su esposa, la presentadora de farándula Gabriela Pazmiño y sus hermanos Michel y Abdala. EE.UU retiró la visa a la familia Bucaram incluidos Abdala Bucaram, su esposa e hijos, por lo que ya tramitaron asilo político. Las conexiones de la familia Bucaram con las mafias que actuaron en hospitales de Guayaquil son múltiples. Daniel Salcedo que se fugó al Perú en la avioneta siniestrada es amigo de Dalo y vivió en su casa en Miami. Daniel Salcedo, investigado por la policía por la venta con sobreprecio de insumos médicos en los hospitales de la seguridad social en Guayaquil, es socio junto a Michell Bucaram en la empresa Sabupi S.A. Jorge Henriques, ex asambleísta alterno de Gabriela Pazmiño, representante del partido roldosista ecuatoriano y ex tesorero de la campaña de Dalo Bucaram en el 2018, fue quien autorizó compras en un solo día por más de 5 millones de dólares cuando era jefe de compras en el Hospital del IESS, Teodoro Maldonado Carbo, en Guayaquil. Estas son las debilidades politicas de Otto.
Se ha constituido UNES, Unidad por la Esperanza, el frente que unirá al progresismo y apunta a una coalición que reúna a Fuerza Compromiso Social y Centro Democrático más seis organizaciones sociales, entre otras, Foro de mujeres, Confederación de pueblos y naciones indígena campesinas del Ecuador, FEI. Dicha coalición progresista deberá hacer entender a la gente que el fracaso rotundo en el manejo de la crisis sanitaria y la corrupción criminal de las mafias hospitalarias, eso es neoliberalismo. Responsabilidad de un sistema económico que quitó recursos a la salud para pagar la deuda externa, un gobierno cómplice con la delincuencia y la corrupción. Un gobierno pragmático y sin principios ni escrúpulos que cogobernó el ex vicepresidente.
Y ese sistema representa Otto, el impresentable.