Alguna vez dijimos que el verde interminable de la selva en la Amazonía ecuatoriana era el tono de otro mundo. Una cultura que prevalece a través de la historia y la geografía del país pese a todos los esfuerzos que hace la civilización mestiza por negarlos. Esa negación tuvo una arrogante expresión cuando el ex presidente Galo Plaza afirmó que “el oriente es un mito”. En su limitada visión histórica y geopolítica el mandatario ecuatoriano no identificaba culturas ancestrales, recursos naturales y, peor aún, no lograba percibir como presidente del país a las diversas nacionalidades que históricamente han luchado por el reconocimiento a su territorialidad, lengua, cultura y educación bilingüe, es decir, el reconocimiento por parte de un Estado Plurinacional descolonizado. En su determinismo geográfico incluso habla del “oriente”, como un lugar que visto desde su centralismo oficial es un punto cardinal, sin percatarse de que se trata de una región, la Amazonía, de una cultura con una historia en una geografía milenaria.
En la actual emergencia, la región amazónica enfrenta el endémico abandono del Estado golpeada por el impacto de la pandemia, con falta de todos los recursos médicos. Su gente permanece aislada en lo que pueda ofrecerle el entorno de sus comunidades ancestrales, mientras las ciudades mestizas ven colapsar su infraestructura sanitaria y económica.
El periodista Marco Cabezas, del informativo del canal Pastaza TV, nos refiere en entrevista telefónica que “hay preocupación en la gente sobre lo que sucede con el Covid” en la provincia y en la ciudad del Puyo. Según reporte del Congope, hasta este lunes 4 de mayo, la provincia de Pastaza a nivel de sus cuatro cantones, “registró 67 casos confirmados de contagio de coronavirus en el cantón Pastaza; 40 en el Cantón Mera; 20 en el cantón Santa Clara y 3 en el cantón Arajuno”. Según Cabezas es notoriamente un subregistro estadístico, puesto que en casos asintomáticos la gente que no cumple con el protocolo no es sometida a ninguna prueba que confirme fehacientemente su contagio.
El gerente del Hospital General del Puyo, doctor Fabian Chango, dijo haber habilitado una sala aislada con 10 camas para casos de Covid, pero que hoy ya se encuentra colapsada. La muerte de la doctora Sonia Silva, especialista en la pandemia que murió por coronavirus, ha impactado enormemente a la población como un mal augurio de lo que sucede.
Esta semana la provincia de Pastaza inicia “la nueva fase” con sus cuatro cantones con semaforización en rojo, pero la gente sale a las calles en los sitios urbanos como si todo fuera normal, aumentando el riesgo de contagio masivo y de un rebrote epidémico. En el aeródromo Shell Mera solo se autoriza vuelos de avionetas o ambulancias aéreas para atender casos de emergencia y permanece suspendida la comunicación vía terrestre o fluvial en la provincia.
Al interior de la selva, las comunidades establecieron protocolos rígidos bajo estrictas medidas de seguridad con prohibición de ingresar o salir del área comunitaria. En la comunidad Río Corriente su presidente, Carlos Chacay, ha dicho que se prohíbe el ingreso de personas ajenas a la comunidad y no están recibiendo a los médicos por temor de contagio; así van a permanecer “hasta cuando termine la pandemia”. La gente de Río Corriente, son hombres y mujeres que viven de la caza y de la pesca, por tanto prescinden de abastecerse en la ciudad del Puyo. Una de las preocupaciones concretas es que los cantones de Santa Clara y Arajuno pertenecen a la nacionalidad quichua y muchos de los enfermos permanecen al interior de las comunidades sin atención médica. En cambio, la comunidad de Sarayacu ha sido más flexible, y según su líder Marlon Santi, la comunidad mantiene contacto con la capital provincial. Al interior del pueblo de Sarayacu, Miriam Cisneros, su presidenta, encabeza una minga comunitaria que se realiza para reconstruir la escuela arrasada por el río Bobonaza que se desbordó e inundó el territorio comunitario hace algunos días.
En la ciudad del Puyo la situación es grave. El reporte de Marco Cabezas señala que en esa urbe “falta de todo” para enfrentar la emergencia. La Universidad Estatal Amazónica permanece sin actividad académica y sin realizar labores solidarias entre sus estamentos. En casa, los estudiantes secundarios y primarios tienen graves limitaciones para seguir las clases virtuales porque no disponen de conectividad digital ni suficientes computadores en las comunidades urbanas y rurales; y la plataforma que utiliza el Ministerio de Educación “no se abre”, y así les resulta complicado o imposible cumplir con los deberes.
La comunicación social en la provincia es insuficiente porque los medios tradicionales acusan la falta de venta de sus espacios publicitarios y en la crisis, sin poder financiar su programación, se limitan a informar con grandes dificultades, mientras las cuatro radios comunitarias de las nacionalidades Andoas, Huaorani, Achuar y Shuar, cerraron sus puertas por falta total de recursos.
“El futuro se ve muy malo -dice nuestro colega periodista-, aun no pasa lo peor. Esto recién comienza”. La crisis impacta a una región amazónica con una población que está expuesta a problemas relacionados con la falta de infraestructura de salud, condiciones de abastecimiento alimentario, agua potable y bioseguridad.
Las organizaciones indígenas han emitido un mensaje a sus comunidades con el fin de controlar la transmisión del virus; garantizar la disponibilidad de salud pública y cuidados; minimizar el riesgo en entornos expuestos como establecimientos sanitarios permanentes; poner en marcha medidas de prevención en el trabajo, en las escuelas y otros lugares de alta frecuentación; controlar el riego de casos importados y responsabilizar a la población. Y en ese sentido decidieron: Mantener la medida de aislamiento social (cuarentena) durante todo el mes de mayo. En territorios de los titulares de derecho, comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, se mantiene la medida de quedarse en la chacra, punina, selva, páramo para proteger las vidas. Mantener las guardias comunitarias activas controlando el acceso a territorios comunitarios, y guardando la disciplina colectiva. Mantener las formas de intercambio comunitario, trueque, ferias comunitarias, guardando las medidas de prevención para abastecer a nuestros territorios de manera equitativa. Fortalecer la ayuda a las poblaciones de la ciudad, manteniendo precios justos luchando contra la especulación de productos a causa de los intermediarios. Fortalecer el comercio justo buscando formas para llegar de manera directa al consumidor. Continuar la campaña de prevención en lenguas originarias para concientizar a todos sobre las medidas para contrarrestar la pandemia.