A quienes gusta jugar con las cifras fúnebres y hacer proyecciones, establecer relaciones y publicar especulaciones hay que decir que la pandemia en Ecuador cuenta con cuatro cifras mortuorias distintas. El Ministerio de Salud maneja registros y reportes confirmados de fallecimientos, el COE otras, y el INEC unas distintas.
Un primer registro incluye a personas que murieron y a las que se les tomó la prueba, dieron positivo y fueron vencidos por el virus. Estamos hablando de 537 personas de las cuales el 45% están en Guayas y el resto en las provincias de El Oro y Pichincha. Este registro está en proporción directa con la capacidad del Estado de administrar la prueba de coronavirus a la ciudadanía, cifra de reactivos que tampoco se conoce con exactitud, puesto que el gobierno promete la importación de una cantidad pruebas y, por ejemplo, el Municipo Metropolitano de Quito anuncia otra por separado, en una compentecia que pinta patética.
Existe un segundo grupo de personas que ha fallecido y que el gobierno en sus informes oficiales denomina “fallecido probable”; se trata de quienes no se les hizo ningún tipo de prueba, y cuya muerte está en investigación para comprobar que se trata de víctimas del coronavirus. Estos ciudadanos engrosaron la lista de cadáveres abandonados en las calles o conservados en casas de la ciudad de Guayaquil que fueron recogidos por la Fuerza de Tarea Conjunta. La cifra de la situación real de estos ecuatorianos es la más confusa, porque se trata de gente que en un momento presentó síntomas similares a los del coronavirus, bajo cuadros de gripes, neumonías atípicas e insuficiencias respiratorias. La cifra probable de estos casos bordea los 952 fallecidos entre Guayas, Manabi, Los Ríos, El Oro y Santa Elena.
El tercer registro oficial que se dispone corresponde a fallecidos en el primer trimestre de 2020, teniendo como fuente al COE. En marzo de este año murieron 137 personas diarias, es decir un 37% más que en la misma fecha del año anterior.
Un cuarto registro está en manos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INEC, que contiene datos por provincias y cantones, sin especificar la cifra. A “ojo de buen cubero” nos dicen que los contaminados a nivel nacional suman 22.160, pero en los registros escritos del informe oficial constan 11.183. Esta danza de las cifras evidencia un hecho insólito: Las autoridades oficiales no pueden ejercer de sepultureros porque no han sido capaces de contabilizar con exactitud a los muertos.
Fuente consultada El Comercio