Por Pablo Salgado J.
Hoy es el Día Mundial del Patrimonio, al que Ecuador se adhirió hace varios años. Lamentablemente, no hay buenas noticias que nos permita recordar este Día con algo de optimismo. No, mas bien, en cuarentena, es un día triste y sombrío; para el mundo, para el país, para la cultura y los patrimonios.
La situación de los patrimonios en el Ecuador antes de la emergencia sanitaria ya era difícil y precaria. Los constantes recortes en los presupuestos de las Instituciones patrimoniales mermaron significativamente su capacidad de gestión, de investigación y de preservación de nuestros patrimonios.
También, en este tema, ha sido manifiesta la incapacidad del Ministerio de Cultura y Patrimonio para resolver, con oportunidad, los graves problemas que se han presentado. Y fue la protesta de las organizaciones civiles patrimoniales las que obligaron al Ministro Juan Fernando Velasco a adoptar acciones, que lamentablemente, han sido escasas y tardías. Es mas, no pudo resolver, por ejemplo, el tema de las reservas patrimoniales del Ministerio ubicadas en el Edificio Aranjuez con la urgencia que la situación ameritaba. Por el contrario, el Ministerio de Cultura en lugar de resolverlo con urgencia planteó, mas bien, volver a cerrar el Museo Nacional y trasladarlo al edificio de Unasur. Ahora con la emergencia sanitaria será aún más difícil resolverlo de modo eficiente y oportuno. Solo debemos decir, que Dios y la Virgen Dolorosa nos amparen y protejan el edificio Aranjuez.
El caso de la Biblioteca Nacional al menos tienen ya el edificio -el antiguo Centro de convenciones Eugenio Espejo- y estaban trabajando en ello, aunque no se ha conformado, como manda la Ley, la Red Nacional de Bibliotecas.
Penosamente, en este campo, de los patrimonios, tampoco el Ente rector ha generado líneas de política pública y, al igual que en cultura, hay un total incumplimiento a los mandatos de Ley orgánica.
Los presupuestos del Ministerio de Cultura y Patrimonio están enfocados en generar las famosas «declaraciones patrimoniales,” porque les permite tener «presencia en territorio» y, sobre todo, les permite usarlo como trampolín político en la futura campaña electoral; la cocina, el pasillo, fiestas cantonales y populares, el ecuavoley, etc., con grandes presupuestos para montar tarimas. La pregunta es: ¿con la emergencia sanitaria, se mantendrán estos presupuestos?.
Una gran cantidad de museos comunitarios (sobre todo en Santa Elena) han clamado por ayuda en esta pandemia, nadie ha respondido a sus pedidos de auxilio. En la post pandemia, simplemente desaparecerán.
En esta emergencia, el Ministerio, y ninguna autoridad patrimonial, se han pronunciado, ni han emitido protocolos –como ha sucedido en otros países- para que los Gads, las entidades privadas y la ciudadanía implemente cuidados, en cuarentena, respecto a la preservación de nuestros patrimonios. Apenas si se han dedicado a reciclar videos de años anteriores.
La prohibición emitida por el Ministerio de Finanzas para la contratación de determinados rubros (ítems restringidos) vinculados a la cultura también afectará a los trabajadores del sector patrimonial.
La Ley mal llamada «de apoyo humanitario» remitida a la Asamblea Nacional generará aún mas recortes en el sector patrimonial, y más despidos, pues un gran número de guías, técnicos, investigadores y trabajadores patrimoniales de museos, centros culturales y mas repositorios, tienen contratos de prestación de servicios profesionales y contratos provisionales, por lo que su funcionamiento se volverá aún mas precario y/o simplemente cerrarán sus puertas.
Ni hablar de proyectos de investigación, de preservación de bienes materiales e inmateriales, y peor de inmuebles (la destrucción es alarmante) patrimoniales que continuarán desapareciendo a lo largo y ancho del país.
Así, el virus, y la ineficiencia del gobierno nacional, también se llevarán por delante a nuestros patrimonios. No podemos decir feliz día, pero si saludar a todos los trabajadores patrimoniales que, con plata y persona, laboran diariamente por el cuidado y preservación de nuestros patrimonios. Ya vendrán mejores días!
Fotografía Leonado Parrini