La derecha empresarial socialcristiana salta a la cancha de la crisis de la pandemia para hacer su juego político coyuntural. Es una derecha que juega con un «punta de lanza», como se dice en el fútbol sudamericano, que ubica un jugador delantero ofensivo en el área chica para aprovechar una confusa jugada y patear un balón de rebote con destino a las redes adversarias. Exactamente hace la oligarquía criolla con Jaime Nebot de «volante de ataque» que, en confuso peloteo en la zona de peligro, hace dribling políticos para sacar ventaja de la pandemia.
El ex alcalde socialcristiano, con madera de oportunismo deportivo, dice en entrevista para un canal privado que en esta coyuntura “hay que salir adelante”, y que frente a la crisis que seguirá su curso “hay que tratar que cause las menores muertes y el menor daño posible y salir lo más rápido a una normalidad relativa; porque el mundo después del coronavirus no será el mismo, pero las consecuencias económicas, financieras y sociales en un país como Ecuador, que ya estaba semimoribundo en materia económica, fiscal y financiera van a ser graves, y se van deteriorando día a día, mientras nos preocupamos del tema coronavirus».
La propuesta del socialcristianismo tiene variaciones respecto de su tradicional recetario para abordar la crisis: solidaridad sí, impuesto no. Esta arenga empresarial significa hacer una denuncia, porque la “contribución humanitaria” propuesta por el gobierno es vista como “un impuesto escondido”. Nebot marca la cancha y señala: «el gobierno quiere 1.200 millones de dólares por una sola vez; hay que preguntarse para qué quiere ese dinero, porque hay una contradicción. Hay que ver si lo quiere, exclusivamente, para luchar contra el coronavirus, pero el ministro de la Producción dijo que era para apalancar y usar como garantía de nuevos préstamos internacionales que busca conseguir Ecuador». Eso sería gravísimo -dice Nebot- y debe ser aclarado. «En el caso de que sea como dice el ministro, es un absurdo porque para generar prosperidad y desarrollo y no esquilmar a la gente que no tiene ni para comer, 1.200 millones no son nada. No se puede disfrazar un tributo de fideicomiso».
La solidaridad «no se la puede imponer por ley ni por decreto, además esas donaciones que no son tales porque nacen de la obligatoriedad de la ley, se convierten al ingresar al fideicomiso en dinero público, que jamás podría ser manejado por privados, y eso tiene un bemol adicional: al caer en el campo público todo se traba y es inviable porque las empresas, ni los funcionarios públicos, ni los trabajadores tienen dinero para pagar». La solución -propone Nebot- es establecer un acuerdo social y solidario para luchar contra el virus dándole liquidez inmediata a los fondos privados, pero dando también plazo al que quiere donar o prestar. Esto se lograría con la intermediación de la banca nacional e internacional. «Si una empresa quiere donar, pero no tiene plata, entonces entrega un pagaré con vencimientos anuales, por ejemplo, a seis años plazos. El pagaré se hace dinero efectivo al descontarlo en la banca. De ese modo, el fideicomiso privado tendrá dinero inmediato y el donante paga en seis años, cuando la situación haya mejorado».
En caso de que haya empresas que quieran prestar dinero al Estado, el gobierno tiene que hacer otro fideicomiso -un mandato a terceros para que administren esos fondos- y pagaría el empréstito al acreedor con títulos de crédito, también a seis años plazos. De esa manera, la economía funciona, según Nebot. «Quitarle un vaso de leche a un hombre que toma tres vasos de leche al día, es terrible; pero hay algo peor: no darle de comer a la vaca. Porque si la vaca se muere, el dueño se queda sin vaca y todos los demás se quedan sin leche».
En esta crisis los organismos multilaterales, y el propio FMI, están viendo qué hay que hacer. ¿Y qué hacen las potencias? Dan créditos, facilidades, bajan impuestos, bajan intereses, pero Ecuador hace lo contrario. El FMI definió 25 países a lo que debe ayudar -por su mala situación económica- pero Ecuador no está en esa lista, porque no es considerado un país pobre. Ecuador está a la cola esperando préstamos. Ecuador está dolarizado, no puede imprimir dinero y cae el precio del petróleo, su principal fuente de ingresos. No obstante, hay empresas que en el país han tenido grandes utilidades, la que mayor ganancia obtuvo en el 2018 ganó 150 millones de dólares.
¿Deberían o no contribuir esas empresas en este momento de tanta necesidad económica? Nebot responde: «dos errores no hacen un acierto; el primer cambio es no seguir cometiendo torpezas. Si se piensa en lo importante, no se caerá en urgencias. Pero Ecuador vive de la urgencia. Cada vez que hay necesidad de plata, el gobierno le saca plata al pueblo. Esta vez ni las empresas ni el pueblo tienen para pagar. El FMI dice que no somos un país pobre, pero el FMI nunca ha resuelto un problema en ningún país del mundo, porque tiene una fórmula única para toda enfermedad, como el Mentolatun. Lo recomiendan para todo y no es bueno para nada», dice el líder socialcristiano.
Ante la falta de liquidez inmediata, Nebot sugiere suprimir los subsidios a los combustibles, salvo el del transporte urbano, de la agricultura y del gas. «El gobierno, en octubre pasado casi acaba con el Ecuador con el decreto 813 por querer suprimir todos los subsidios que era una monstruosidad”, y pasó lo que pasó. El gobierno en octubre dijo que en siete días iba a dar la fórmula para focalizar los subsidios, pero han pasado siete meses y todavía no lo hace», concluye Nebot.
La fórmula socialcristiana es clara: no meter la mano al bolsillo de los empresarios ni a los trabajadores públicos y privados, sentarse a negociar y no despedir a nadie, suspender los pagos de la deuda externa. «El gobierno no ha tomado ninguna medida», dice Nebot. La única acción fue pagar 320 millones de la deuda externa para recibir 2.000 de los organismos multilaterales. «Tuvo el “infantilismo de entregar 320 millones”, y ¿dónde está lo que iba a recibir? El gobierno anuncia que va a recibir próximamente 3.000 millones, pero los muertos se mueren hoy, y de anuncios no se vive, no se come con anuncios, y los muertos no se entierran con anuncios. Gastó el gobierno 320 millones, que es un tercio de la liquidez que tenía el Ecuador, para recibir 2.000. ¿Dónde está esa plata? Pasaron más de veinte días y la plata no llega ¿Cuándo va a llegar? Este es el momento de volcar el presupuesto del Estado, hacer caja, pero no con dinero de los trabajadores; hay que dar subsidio al transporte urbano, al gas, al agricultor, al pescador, al ganadero pobre y subsidio para algunas empresas que pueden tener problemas», concuye el líder guayaquileño.
¿El socialcristianismo dará o no apoyo político a las medidas que propone el gobierno? «El apoyo está ahí, de manera incondicional”, responde Nebot. Y frente a las medidas de suprimir subsidios el lider del socialcristianismo, señala que “los ricos y los contrabandista no debieron haber tenido nunca subsidio alguno, y para suprimirlos no se necesita de la Asamblea, eso lo puede hacer el gobierno en diez minutos, pero los minutos del gobierno son meses en el calendario real».
La jugada socialcristiana es «de camerino», fue pensada con antelación y hoy con ella pretende ganar el partido del apoyo popular electoral. No sea cosa que se haga un autogol en los descuentos.