Siempre él dijo que había nacido «profundamente rojo» y probablemente durante su vida no cambió el color de sus utopías y murió bajo el mismo tono de sus ideales revolucionarios. Hijo de un viejo militante comunista, Luis Sepúlveda y de Irma Calfucura, enfermera de origen mapuche, el escritor chileno que llevó el nombre de su padre, había nacido en octubre de 1949 en el Hotel Chile de la localidad de Ovalle, una breve ciudad enclavada en un verde valle al inicio del desierto de Atacama, “durante una fuga de amor bajo mandato de captura”, porque su madre menor de edad había sido raptada por su progenitor con oposición de toda la familia al romance.
Biografía de un fugitivo
La vida de Luis Sepúlveda fue un relato fabuloso de principio a fin, amante de los viajes y de la aventura, “recorrió desde muy joven casi todos los territorios posibles de la geografía y las utopías, y de esa vida inquieta supo dar cuenta, como dotadísimo narrador de historias, en apasionantes relatos y novelas”, según dijo la editorial Tusquets en la que el autor chileno publicó gran parte de su obra.
Ciertamente, Luis Sepúlveda fue depositario de muchas vidas, la suya propia y la de aquellos que él narró su existencia, porque según su declaración de principios “la buena novela a lo largo de la historia ha sido la historia de los perdedores, porque a los ganadores les escribieron su propia historia. Nos toca a los escritores ser la voz de los olvidados”. De aquellas diversas existencias atravesadas por atmósferas de fábula, cuenta su historia personal que siendo un adolescente se hizo a la mar en un barco ballenero inspirado en las narraciones de grumetes de Francisco Coloane, que aprendió literatura bebiendo mistelas con Pablo de Rokha, que hizo teatro con Víctor Jara, que se enroló en las columnas sandinistas en Nicaragua y en Chile fue uno de los guardaespaldas de Salvador Allende. Tras el golpe militar en Chile en 1973, fue detenido y torturado y en el exilio recorrió medio mundo. Por sus venas fluía sangre indígena y no le fue difícil venir a Ecuador a convivir con una comunidad shuar en la selva amazónica, vivencia que motivó uno de sus libros más reconocidos Un viejo que leía novelas de amor. En nuestro país entabla amistad con varios miembros de la intelectualidad ecuatoriana.
Su búsqueda de nuevos horizontes lo lleva a enrolarse en las columnas sandinistas al comienzo de la Revolución en Nicaragua. Luego de su experiencia en ese país y despues del triunfo de la revolución, Luis Sepúlveda se traslada a Hamburgo, Alemania, y se casa con Margarita Seven con quien procrea tres hijos. En Alemania se integra al movimiento verde ecologista y ejerce como corresponsal de Greenpeace y con esa organización recorre los mares del mundo hasta 1988.
Años más tarde, en 1997, se afinca en España donde residía junto a su última esposa Carmen Yañez hasta el mes de febrero de este año que viaja al festival literario Correntes d’Escritas, celebrado en Póvoa de Varzim, en Portugal, allí se contagia del virus y a su retorno a Asturias se convierte en el primer caso diagnosticado de Covid, siendo internado en el Hospital Universitario Central de Asturias, donde permanece en coma con respiración asistida hasta su fallecimiento el 16 de abril de 2020.
Hombre de letras y de imágenes
Luis Sepúlveda dio forma literaria a su narrativa profundamente entronizada con sus experiencias de viajero. Sus travesías marítimas por Tierra del Fuego inspiraron sus libros Mundo del fin del mundo y Patagonia Express, así como su vivencia en la selva shuar daría vida a El viejo que leía novelas de amor. Sus preferencias literarias lo harían incursionar en el romance policial con Diario de un killer sentimental y en la narrativa infantil de inspiración ecologista Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar. La obra del autor chileno deja una estela de vocación popular como un constante alegato por los derechos humanos y de amor por la naturaleza.
Como creador de imágenes escribió guiones para cine y varios de sus libros fueron adaptados para la pantalla grande. Entre otros, destaca Tierra del Fuego, película del que fue autor del guion junto a Tonino Guerra y Miguel Littin que también dirige el largometraje. Un viejo que leía novelas de amor se convierte en película con guión de Sepúlveda, dirección de Rolf de Heer y con Richard Dreyfuss como protagonista. Su vida y obra es llevada al largometraje Luis Sepúlveda, el escritor del fin del mundo, de Sylvie Deluele, para la televisión franco alemana.
En su reciente etapa de creación dejo escrito en una columna de Le Monde Diplomatique su visión del estallido social en Chile: “La paz del oasis chileno estalló porque las grandes mayorías empezaron a decir no a la precariedad y se lanzaron a la reconquista de los derechos perdidos. No hay rebelión más justa y democrática que la de estos días en Chile. Reclaman una nueva Constitución que represente a toda la nación y su diversidad, reclaman la recuperación de cuestiones tan esenciales como el agua y el mar también privatizado. Reclaman el derecho a estar presentes y a ser sujetos activos del desarrollo del país”.