La emergencia sanitaria mundial, que de manera especial está azotando a los EE.UU, ha dado lugar a una situación impensable. Rusia asiste con ayuda humanitaria a los EE.UU. Los antecedentes de este inesperado suceso están en una reunión telefónica sostenida el pasado lunes por la noche entre Donald Trump y Vladimir Putin. En esa conversación trascendió que ambos mandatarios hablaron de cómo enfrentar la crisis económica y mostraron su preocupación y voluntad de colaboración para enfrentar la pandemia Covid-19, y tomaron la decisión de que ambos ministros de energía, ruso y estadounidense, traten el tema de la estabilización de los hidrocarburos.
El resultado de esa conversación es que el miércoles pasado Rusia envió un enorme avión Antonov An-124-100 con equipo médico que aterrizó en el aeropuerto J F Kennedy de Nueva York, cumpliendo un ofrecimiento hecho por Putin a Trump para frenar “la grave situación epidemiológica en EE.UU», ha declarado el portavoz de Kremlin, Dmitri Peskov. El presidente norteamericano respondió que lo acepta “con agradecimiento». Trump en conferencia de prensa dijo: “Y tengo que decir que tenemos excelentes relaciones con varios países. China nos envió algunas cosas, fue estupendo. Rusia nos envió un avión muy grande cargado con equipamiento médico lo cual fue muy agradable. Me sorprendió gratamente”.
En la conferencia de prensa de días pasados Trump había hecho cálculos estimativos de la cantidad de víctimas que cobraría en su país el coronavirus y habló de que serían al menos entre cien mil y doscientas mil personas perderían la vida producto de la emergencia que enfrenta EE.UU. Una conclusión es que el país del norte no se preparó para una emergencia sanitaria de esta magnitud. Y hoy Trump reconoce que “quedarnos en cien mil muertos significará un gran trabajo”. Por su parte, Anthony Fouci, reconocido epidemiólogo estadounidense, en entrevista en CNN ratificó que el modelo probabilístico muestra que entre 100 y 200 mil personas podrían morir por causa del coronavirus en los EE.UU.
Esta situación confirma que la pandemia global del Covid-19 está derribando mitos y cambiando paradigmas de conducta política y social en el mundo. La pandemia deja atrás seis años de sanciones, de enterrar un pacto común de control de armas nucleares y de acusaciones de injerencia. Una concreta y brillante luz de esperanza hace prever que la solidaridad por sobre las diferencias es el único camino para enfrentar con mejores resultados esta tragedia planetaria.